Nahuel Pérez Biscayart.

Nahuel Pérez Biscayart. Abraham Blázquez

Cine Entrevista

Nahuel Pérez Biscayart: “Vivimos en un sistema capitalista de mierda”

El actor, ganador del César por '120 latidos por minuto', estrena 'Nos vemos allá arriba', una gran película dirigida por el también actor Albert Dupontel.

29 junio, 2018 18:53

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La mirada de Nahuel Pérez Biscayart es penetrante, pero también tiene algo que inquita y atrapa al espectador. Sus ojos azules, algo saltones y expresivos, fueron los protagonistas de 120 latidos por minuto, la maravillosa película francesa sobre el movimiento Act Up y la lucha por los derechos de los enfermos de SIDA en el París de los 90. Su interpretación era conmovedora, y de hecho ganó el César al Mejor actor revelación por aquel papel.

En la misma ceremonia también tenía otra película nominada, Nos vemos allá arriba, una personal adaptación del libro de Pierre Lemaitre dirigida por el también actor Albert Dupontel y en la que el intérprete nacido en Argentina da un doble tirabuzón hacia atrás al ponerse en la piel de un joven soldado que en la Primera Guerra Mundial pierde parte de la cara y su capacidad de hablar, por lo que vestirá máscaras imposibles y desarrollará un plan para sacar dinero de los homenajes y estatuas a los caídos en el combate.

Nahuel Pérez Biscayart es de esas especies rara avis en los actores de su generación. No tiene ningún interés en la fama, en las fiestas, o en los premios. Apenas lee lo que se dice de él y sólo busca la forma de emocionar con su trabajo.

120 latidos por minuto.

120 latidos por minuto.

Su papel en 120 latidos por minuto era muy exigente, en esta da un paso más allá y no usa la voz, expresa todo con los ojos, ¿ha sido un reto extra?

Sí y no. No lo viví como una limitación, sino todo lo contrario. Fue una aventura de exploración de otros territorios como la mirada. El cuerpo, cuando reprime una parte, despierta otros. Fue divertido en ese sentido, pero sí que había que cuidar mucho las escenas y ver hasta qué punto un como actor sentía que estaba transmitiendo en la imagen y eso sin caer en el mimo total.

El personaje realiza un juego de máscaras, se empodera con ellas, cambia su actitud, ¿es una metáfora del trabajo del actor?

Es que el personaje en el fondo es un actor. Cuando se pone la máscara es para renacer en otro personaje. Es un juego y una forma de reconciliarse con la vida y de renacer en otros seres, y encontrarse con otras naturalezas. Además también gana distancia con la realidad del momento.

No leo lo que dicen de mí, suele ser redundante y no me interesa caer en esa autorreferencia

¿Le han dicho mucho que es el actor de moda?

No sé si me lo han dicho, porque no leo lo que dicen de mí, suele ser redundante y no me interesa caer en esa autorreferencia, pero bueno... Sí, gané premios, las pelis fueron las más recompensadas en los César… habrá que ver lo que dicen, pero no me interesa.

¿Cómo vive este momento de éxito en una profesión tan difícil?

Intento vivirlo con la mayor libertad posible, divertirme como siempre, y hacer las cosas desde el amor. No creo que haya cambiado nada, pero es verdad que cuando las películas encuentran su público y son queridas entras en otra profesión, la de lidiar con periodistas, con la exposición, con la gente... También es hermoso, pero es intenso y hay que saber regularlo.

¿Es exigente la parte de exposición de un actor?

Sí, es exigente porque demanda mucho más de lo que nuestro trabajo es realmente. No quise ser actor por esa exposición, sino porque me divertía actuar, y esa parte es un aprendizaje.

Estudiar con un libro no te vuelve inteligente, te llena de información pero la vida no es eso, la vida es en sociedad, y estamos viendo que la sociedad funciona bastante mal

Empezó a actuar muy pronto.

Nunca soñé con ser actor, no era un niño actor. De hecho estudiaba en una escuela técnica para ser ingeniero mecánico y eso me destruyó, era una escuela gris que me deprimía. Estaba todo el rato limando un trozo de metal, pero había un grupo de teatro, que me apunté por la profesora, y fue para sobrevivir, y de repente en esa escuela técnica de corbata gris nos encontramos con el teatro y la libertad. Eso es lo que creo que debería ser la educación, encontrar momentos de libertad y exploración para experimentar y encontrarse con la vida.

En España se suprimieron hace poco la filosofía y las humanidades obligatorias de los planes de estudio.

Pues es fundamental, es fundamental… no sólo estudiar en el sentido de acumular, por eso son importantes las materias artísticas en las que uno mete el cuerpo, pone cosas de uno, cuando uno dibuja, cuando uno baila… Asignaturas en la que no hay fórmulas de aprender y uno se ve expuesto ante el otro. Para mí eso es lo que vale la pena, lo que te reconfigura como ser humano en la sociedad. Estudiar con un libro no te vuelve inteligente, te llena de información pero la vida no es eso, la vida es en sociedad, y estamos viendo que la sociedad funciona bastante mal, para mí el arte tiene ese lugar de encuentro.

Decía hace poco un actor español que los jóvenes se preocupan más por ser estrellas que por interpretar, que se valora más los seguidores de instagram qué otra cosa.

Sí, totalmente, pero eso viene por el sistema capitalista de mierda en el que vivimos y en el que los valores que se premian son la exposición en vez de la singularidad, y uno se envuelve en eso y se convierte en un producto de sí mismo, y se ve en los actores. Es como una forma de supervivencia. Y eso no me inquieta porque no me siento identificado, no me toca de cerca, pero cuando lo veo me hago preguntas, y no sé lo que va a pasar.