El último informa de la fundación alternativas daba datos sobre la salud del sector del cine en España. En 2016 se produjeron más de 250 películas. 40 nunca llegaron a estrenarse. Tenemos un ratio de producción por encima de la media europea, y eso en un país en el que las ayudas al cine (70 a todo el ICAA y sólo 30 para nuevas producciones). El instituto del cine completa la radiografía, 2017 se saldó con 153 películas españolas que pasaron por las salas. Tres a la semana. ¿Puede el espectador absorber tanta oferta?, ¿hay demanda de tanto contenido? Por si fueran pocas preguntas la producción de series en nuestro país ha crecido de forma exponencial con la entrada de las plataformas como Netflix y, sobre todo, Movistar+, que invirtió más de 100 millones de euros en crear ficciones propias.

Para intentar arrojar un poco de luz en este asunto, la Asociación de Informadores Cinematográficos ha organizado una mesa redonda dentro del evento Lo que viene que tiene lugar en Tudela. Allí profesionales del sector han analizado esa cifra y cuánto de verdad hay en que se ha creado una burbuja de producciones cinematográficas y televisivas.

Lo primero que destacó María del Puy Alvarado, productora del cortometraje ganador del Goya Madre, de Rodrigo Sorogoyen, es que ese número nace ya hinchado, ya que el número de producciones incluye todo contenido que se califica, y muchos productos lo hacen para contar en la carrera del productor de cara a las ayudas. “Se califica demasiado, y eso es porque para as ayudas tienes que tener al menos tres cortometrajes calificados, así que para poder optar a los puntos se fuera esa calificación. Además en ese número hay muchos documentales que luego tienen una vida comercial diferente, van a Cineteca, o se estrenan sólo una semana para poder optar a los Goya, por lo que esa cifra debería ser mucho más desgranada para hablar de una verdadera burbuja”, apuntó.

Jaime Rosales en el rodaje de Petra.

En la charla también estaba el guionista Diego San José, autor de los libretos de Ocho apellidos vascos o Fe de etarras, y también de series como Aupa Josu o la próxima Vota Juan. “Si pensamos que hacemos demasiado es porque hay un numero justo, y debatir cuál es ese número exacto me da miedo. Creo que culturalmente venimos de una oferta tan baja que nos sorprende que haya tantas, pero eso es un problema del primer mundo patético, que lo pasamos mal porque no vemos una serie. Si la burbuja es de ficciones, que además no mueren y siguen ahí y están accesibles en plataformas, pues ojalá todos los excesos y las burbujas sean de series y películas”, añadió.

La misma opinión ofrecieron desde Atresmedia, donde su productora Rosa Pérez explicaba que la vida de una película ya no es sólo la sala de cine. Ellos han vendido remakes de El desconocido, y han arrasado en China con Contratiempo, además ahora sus series triunfan en Netflix y producen para Amazon Vídeo. Nosotros somos un generador de contenidos que surte a muchas plataformas y televisiones, cuanto más haya para elegir, mejor. Es como si ponen tres panaderías en tu calle, será mas competitivo y se hará mejor. Cuanto más se produzca habrá más industria y más trabajo”, zanjó.

Si la burbuja es de ficciones, que además no mueren y siguen ahí y están accesibles en plataformas, pues ojalá todos los excesos y las burbujas sean de series y películas

Todos los asistentes coincidieron una cosa: ese nivel de producción no puede ir acompañado de unas ayudas tan pobres como las que da el Gobierno al cine. 30 millones de euros da para sólo 20 películas, por lo que muchas acaban condenadas al ostracismo. Para ello María del Puy Alvarado cree que es fundamental las ayudas al desarrollo, que avanzó que desde el ICAA les han prometido que se recuperarán pronto para que el filme esté ayudado en todo el proceso creativo y vaya calando en los espectadores.

Para el periodista Alberto Rey puede haber un exceso de oferta, pero también porque existe una demanda altísima y “para que exista competencia tiene que haber más oferta que demanda”, a lo que asintió San José que reivindicó el derecho de las películas a estrellarse en taquilla sin que pase nada: “Hay algo mágico en que una película exista, eso siempre es una buena noticia. ¿Tres películas a la semana son demasiadas? Pues es verdad que funcionará solo una, pero me alegra que las otras no hayan existido, y prefiero que existan a que no nazcan nunca. Prefiero una película mala que una que nunca nació”.

¿Tres películas a la semana son demasiadas? Pues es verdad que funcionará solo una, pero me alegra que las otras no hayan existido, y prefiero que existan a que no nazcan nunca

Desde el público, ¿Tres películas a la semana son demasiadas? Pues es verdad que funcionará solo una, pero me alegra que las otras no hayan existido, y prefiero que existan a que no nazcan nunca, periodista y uno de los organizadores del evento, preguntó que cómo se puede hacer para que el estreno más fuerte español de la semana no ahogue a las otras que no tienen una campaña potente detrás, a lo que la productora de Atresmedia confesó que en eso son unos afortunados porque “las cadenas tenemos una ventaja detrás que es la promoción bestial que hacemos”. Una competencia “feroz”, como la calificó Rey que además dio un golpe de realidad cuando aseguró que “no nos engañemos, el productor quiere que los otros doce estrenos de la semana se hundan, y eso es lógico”.

Muchos directores de cine, siempre ofrecen por el contrario si disgusto porque sus películas no tengan el tiempo necesario en los cines para que la gente hable y las recomiende. Si una película no funciona decentemente el fin de semana del estreno, los otros doce títulos del viernes siguiente la fagocitarán. Ahí es donde Alberto Rey dio una de las claves, que reiteró en el apoyo del estado a través de las filmotecas. “¿Qué hacen las filmotecas poniendo El Padrino, hay algún problema para ver El padrino? Si la quieres ver esta tarde no vas a tener ningún problema en encontrarla. Nuestra idea de lo que es la cultura cinematográfica es mu rara, por eso me gusta la labor que está haciendo La 2, donde ayer vi una película de Eloy de la Iglesia absurda y que seguramente en ese pase tuvo más audiencia que en toda su historia, y era mala del demonio, pero era algo”.

Medidas para ayudar a sostener una industria que empieza a reconectar con los espectadores, pero que sigue teniendo un problema en comunicar ciertas películas mucho más pequeñas y que necesita el apoyo del estado para seguir creciendo.

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