Desde el año pasado las promesas se suceden: bajaremos el IVA al cine en 2018, dijeron desde el Ministerio de Cultura. Las entradas de las salas fueron castigadas con el impuesto al 21% otro año por culpa del acuerdo del PP con Ciudadanos, en el que el partido de Rajoy consiguió sacar al cine de la bajada del IVA que aplicó a los espectáculos en directo.

La promesa, eso sí, vino condicionada. La bajada del IVA al cine se produciría cuando se aprobaran los presupuestos generales del estado de 2018. Esto ponía el peso de la decisión en los partidos de la oposición, que si querían ver el impuesto retroceder al 10% tendrían que aprobar las cuentas presentadas por Montoro. Ciudadanos aceptó, y les hizo meter el descenso del impuesto en el borrador presentado hace unas semanas y que hoy, presumiblemente, se aprobará gracias a los votos del PNV.

El problema es que ya han pasado cuatro meses enteros de 2018, cuatro meses con el IVA al 21% y con las salas sufriendo todavía. Una situación que se podía haber evitado, ya que el Gobierno podría haberlo bajado ya. Lo comentaban desde el ICAA cuando informaron sobre las reformas en la Ley del Cine, que si los presupuestos no se aprobaban “había otros procedimientos” para conseguir una de las demandas más repetidas por el sector.

EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con un experto en derecho económico que confirma que el IVA del cine no depende exclusivamente de la aprobación de la Ley de Presupuestos. Remo Domingo, director de Iasesoria.com, deja claro que si los presupuestos hubieran seguido su procedimiento normal, este método hubiera sido lo más sencillo y directo para lograr la bajada, pero al no ser así por la situación de Cataluña y la paralización de todo el país durante meses, se podría haber bajado mediante “un real decreto ley”.

“Cualquier Ley hay que modificarla mediante otra ley. Y esta se podría modificar por un real decreto ley o un real decreto legislativo que modifique el artículo de la anterior ley. Es un proceso legislativo largo, ya que habría que hacer una propuesto que fuera a la mesa del congreso, hacer una exposición pública, un trámite de enmiendas, después hacer el proceso de aprobación por mayoría absoluta, para luego ir al senado, donde habría otro proceso de enmiendas y que aprobarla también por mayoría absoluta y ya volver al parlamento para que se apruebe con las modificaciones”, explica Domingo a este periódico.

Subraya que “con un real decreto sencillo” no podría haberse hecho, pero confirma que sí que se podía haber bajado si el gobierno hubiera querido. El tiempo de todo este proceso varía: “mínimo dos meses si va por la vía rápida, de ahí a cuatro meses”, añade.

Por tanto, si el Gobierno hubiera querido bajar el IVA podría haber comenzado su gestión mediante real decreto ley a finales del año pasado, y haber tenido su aprobación a comienzo de año o durante el primer trimestre. Especialmente después del tormentoso mes de octubre en el que el problema en Cataluña dejó claro que los presupuestos tendrían que sudarlos mucho. Prefirieron convertir el IVA del cine en moneda de cambio con la que negociar y con la que sacar pecho en los presupuestos de cultura, en donde el descenso del impuesto es la medida estrella del programa.

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