Málaga

El Festival de Málaga ha vivido unas jornadas polarizado. En una edición que sacaba pecho por tener más directoras que nunca, los protagonistas de las primeras películas han sido los hombres y la crisis de la masculinidad que se vive gracias al empuje del feminismo en la actualidad. Los discursos audiovisuales tienen qué tener muy claro qué hombre plantean y cómo lo hacen. En Las leyes de la termodinámica el protagonista, romántico empedernido, acaba comportándose como un tarado que muestra lo más tóxico de las relaciones, en Formentera Lady un hippie que ha pensado que todo en la vida era follar y drogarse se ve obligado a conectar con todas las cosas que delegó en una mujer y en una hija que se escaparon de su vida.

Pero la polémica en torno a la masculinidad vino con Memorias de un hombre en pijama, la versión cinematográfica de la obra de Paco Roca en forma de película animada. El filme, que compite por la Biznaga de Oro, está protagonizado por Raúl Arévalo, que da voz al protagonista y lo encarna en dos escenas. La película muestra a un grupo de hombres en plena crisis de los cuarenta, pero cada vez que los colegotes se juntan sólo hablan de una cosa, mujeres y follar. Vemos un catálogo de tópicos machirulos: puntúan a las tías por su físico, cómo atacar a la ‘fea’ del grupo para hacer sentir mal a la guapa y poder llevársela a la cama y otros tanto lugares comunes que luego tienen una especie de justificación en el cierre en el que la chica le canta las cuarenta al personaje principal, que adquiere la redención en forma de futuro padre.

Fotograma de Memorias de un hombre en pijama.

Raú Arévalo fue preguntado por el tema en la rueda de prensa de la película y defendió que "nadie" puede pensar que eso "normaliza" el machismo. "Me ofende, es absurdo", zanjó sobre el tema respecto a una película que “no pretende ser un retrato generacional, pero lo es”. EL ESPAÑOL también preguntó al actor sobre la crisis de la masculinidad, y sobre si cree que el hombre que retrataba Paco Roca hace casi diez años es el mismo que ahora, si no se había evolucionado y las nuevas generaciones empezaban a tener conductas menos nocivas. “¿Tú crees que ha cambiado?, ¿el hombre?...”, preguntó el actor a este periodista que argumentó que cree que sí. “Ahh, sí. Pues desgraciadamente yo creo que no. Yo quiero pensar que poco a poco hay cambios, pero que el género masculino ha cambiado… creo que no tanto, ¿crees que si bajamos al bar de abajo esta noche las conversaciones serán distintas?”, zanjó.

De hecho, Raúl Arévalo volvió e referirse a la pregunta de EL ESPAÑOL más tarde en la entrevista realizada por el programa La Script de la cadena SER, donde añadió que cree que “nos estamos volviendo locos, porque hay que hacer autocrítica, hay que cambiar, pero esas conversaciones de la película, de tíos hablando de follar, si bajamos al bar, ¿no las hay? ¿o ahora están hablando de si están leyendo lo último de Leticia Dolera? Pues no lo creo, qué bien que haya hombres que no lo hagan ya, pero de ahí a que no los haya… yo no lo creo”.

Esas conversaciones de la película, de tíos hablando de follar, si bajamos al bar, ¿no las hay? ¿o ahora están hablando de si están leyendo lo último de Leticia Dolera?

Tampoco quisieron entrar en si esas viñetas hoy serían calificadas como machistas, o si el cine tiene que ser consciente de cómo trata y habla de esos temas y tópicos. El director ha querido aclarar que el cierre no es una justificación a sus personajes, y que su intención era mostrar “un espejo en las actitudes de muchos grupos de amigos que creen que son normales pero que no deberían serlo”. “El mensaje es que esto no está bien, y lo vemos a través de los ojos de ella al final. Es una crítica, una parodia, que creo que es evidente, y debemos de seguir avanzando”, subrayó sobre una película en la que Roca, que empezó muy vinculado al proyecto, se desligó hace un año, quedando sólo como coguionista.

Noticias relacionadas