Esta noche los Globos de Oro serán más activistas que nunca. Todo el mundo estará pendiente de los ganadores, de si Spielberg arrasa o si pierde frente a Guillermo del Toro, pero también de todo lo que ocurra en una alfombra que se vestirá de luto para protestar contra los acosos y los abusos destapados con el caso Weinstein y de unos discursos que se prevén más comprometidos que nunca.

Los premios de la Asociación de la Prensa Extranjera siempre han sido considerados como unos Oscar con más alcohol, más fiesta y menos protocolo. Ya sorprendió a todos el comprometido mensaje contra Trump de Meryl Streep el año pasado, y ahora se continuará la senda. El escándalo de todos los abusos cometidos en su industria ha hecho que Hollywood no se pueda permitir esta vez frivolizar.

Fotograma de Los archivos del Pentágono.

A los Globos de Oro esta cadena de protestas y solidaridad también le ha venido bien para cambiar su imagen. Primero cambiando ese título que dan a la hija de un actor o actriz famoso. Las normas dicen que también puede ser Mr. Golden Globe, pero sólo hay que mirar al listado para ver que la prensa extranjera convertía a una pobre adolescente en una mujer florero que sonreía y posaba en las fotos. Sólo cuatro chicos lo fueron. Este año han cambiado ese título machista por el de Embajador de los Globos de Oro, que sigue teniendo la misma función y sigue siendo una chica, pero al menos ya no es una Miss.

En sus nominaciones, la prensa extranjera también ha querido desmarcarse de Weinstein y los abusadores. Ni una nominación para sus películas, pero tampoco para series producidas por Louis C.K., como Better Things, que sí ha logrado que su actriz principal esté entre los finalistas. Ni rastro de Dustin Hoffman por The Meyerowitz Stories, del Wonder Wheel de Woody Allen -ni siquiera para una Kate Winslet magnífica- o un favorito de los premios televisivos: Jeffrey Tambor por Transparent.

Todo parece una decisión bien orquestada por los Globos de Oro, que no son más que un selecto club de 90 personas que se reúnen y deciden los nominados y los ganadores. Sin embargo, en su apuesta por castigar a los acosadores, no han optado por premiar a las mujeres. De nuevo ninguna aparece en la lista de las mejores realizadoras, ni siquiera una Greta Gerwig que parece que tiene el sitio en los Oscar casi asegurado.

Meryl Streep con su Globo de Oro honorífico. EFE

A quien le han dado el mayor castigo es a Kevin Spacey. El actor, que tiene un Globo de Oro ganado hace tres años por House of Cards y otras siete nominaciones, ha visto como Todo el dinero del mundo, la película de la que era borrado tras todas las acusaciones de abuso, ha sido la sorpresa de las candidaturas. De las tres menciones que tiene, una es la más llamativa, la de Christopher Plummer por el papel que originalmente hizo Spacey. El veterano tuvo dos semanas para prepararse y nadie sabe cómo la HFPA pudo ver a tiempo el montaje del filme de Ridley Scott que se rodó de nuevo y remontó. Que nadie descarte que esta noche Plummer suba a recoger un premio que sabe a castigo ejemplar en vez de a justicia.

Hasta este año a los Globos de Oro no les había importado nada este tipo de asuntos. El año pasado Cassey Affleck arrasó en todos los galardones del año a pesar delas acusaciones de acoso que pesan contra él por parte de dos trabajadoras de I’m still here, el polémico documental que él mismo dirigió. Tampoco lo hubo con Woody Allen o Polanski anteriormente, pero las cosas han cambiado. Los Globos de Oro ya no pueden permitirse ser tolerantes con ciertas acciones. Hollywood está en pleno cambio, y los premiso necesitaban lavar su imagen para seguir vivos en un futuro que parece que será mucho menos machista.

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