El año pasado en la gala de los Goya, entre tanto thriller testosterónico se empezó a escuchar el nombre de una mujer que sacaba cabeza en la complicada industria del cine español. Se llamaba Beatriz Bodegas, y era quien había conseguido que una película que llevaba años en un cajón, se hubiera llevado el premio a la Mejor película por encima de mastodontes como Un monstruo viene a verme de Bayona o la Julieta de Almodóvar. Ella fue la que rodando con Raúl Arévalo La vida inesperada leyó el guion que este preparaba y sin dudar un momento le dijo que se lo produciría con su pequeña empresa La canica.

Hasta que Tarde para la ira triunfó en la noche del cine español el camino fue complicado, y Beatriz Bodegas tuvo que hipotecarse para que el filme viera la luz. A veces estos saltos de fe salen bien, y la película arrasó en la temporada de premios y descubrió que el mejor actor de su generación, también era un director de raza. No sólo lo descubrieron en España, hace poco el director de Festival de Cannes, Thierry Fremaux, contaban a este periódico que le había encantado, y ya se han vendido los derechos para un remake en EEUU.

Después de la borrachera de éxito, había interés en ver cuál sería el siguiente paso de La canica y de Beatriz Bodegas. Podían haber optado por proyectos ambiciosos, por entrar en los pactos con las cadenas privadas, pero ella ha seguido firme a sus principios y ha optado por otro novato al que hacer realidad su sueño. Se trata de Jota Linares, que había triunfado en el mundo del corto con Rubita, pero que no conseguía dar el salto al largometraje. Bodegas lo ha vuelto a hacer y ahora Animales sin collar es una realidad que se rueda en Sevilla con Daniel Grao, Natalia de Molina e Ignacio Mateos de protagonistas.

Jota Linares junto a Natalia de Molina en el rodaje de Animales sin collar. Manolo Pavón

“Un thriller romántico”, como lo describe su director, que habla de un joven de la nueva política que ve su mundo desmoronarse a tres días de ser investido como presidente de la Junta de Andalucía. Una película, que como cuenta Linares desde una pausa del rodaje, “existe por Bea”. “En mi caso ella es imprescindible. Es mi primera película y ella es el alma del proyecto. Se deja la piel y la vida en él. Es quien consigue financiarlo, quien evita que me lleguen más contratiempos de los que suelen llegar y quien te protege para que estés centrado en dirigir”, cuenta de una mujer a la que en su forma de llevar las películas comparan con una figura imprescindible del cine español: Elías Querejeta. “Tiene que haber productores así, y a Bea le pasa lo que le ocurría a Elías, que hacían películas con personalidad, con un aire diferente. Ellos ven algo y se lanzan a por ello y luchan por ponerlo en pie”, añade Linares a EL ESPAÑOL.

Beatriz Bodegas ha preferido no pensar en que esta película será su siguiente estreno tras Tarde para la ira. El proyecto se firmó cuando acabó el rodaje del debut de Raúl Arévalo, y ella se muestra “fascinada con el guion” y no dudó en lanzarse a por ello. “Todavía no había pasado todo lo que pasó con la película de Raúl, pero ahora creo que es un acierto que esta sea la película que viene después de”, explica a este periódico.

Ella es imprescindible. Es el alma del proyecto. Se deja la piel y la vida en él. Es quien consigue financiarlo y quien te protege para que estés centrado en dirigir

Desde que Jota le contó la historia se quedó embobada, no sólo por el guion, sino por la pasión que el director ponía al explicarla, tanta que hasta se visualizaba lo que quería hacer. “Cuando te la cuentan así sabes dónde estas, y ya me fui con ganas de que me gustara el guion, pero es que me lo leí y me encantó, y a mí o me enamora o no lo hago, no me basó en ningún un dato técnico”, explica Bodegas que tira de “intuición en estos proyectos”.

El miedo no existe para ella, y sigue disfrutando de apostar por gente sin apenas experiencia en el largo. “Me encanta trabajar con directores noveles, tienen una energía y unas ganas que comparten contigo durante toda la película. Todo lo que hacen, lo hacen de una forma muy especial. Quiero seguir con ellos, de hecho con Jota ya hablo de las siguientes”, dice la productora.

Un tipo de cine que cada vez es más difícil de hacer en un país en el que el poco dinero que se dedica a las ayudas va para las grandes producciones. “Este tipo de películas tiene muy poco espacio por la forma de financiar los proyectos tan determinada por las cadenas. Al final haces lo que te marcan ellas. Hay que buscar una formula para que este cine crezca porque durante muchos años lo que lo ha mantenido al cine español es ee cine medio”, opina Bodegas que sabe que el cine industrial también es necesario, aunque a ella no le guste como productora. Una opinión que comparte su nuevo amadrinado: “Hace años un amigo me decía, esto cuando empezaba la crisis, que esto corría el peligro de que sólo se hicieran superproducciones o cine independiente, así que esta película es un milagro, y los milagros existen por gente como Bea Bodegas”.

Este tipo de películas tiene muy poco espacio por la forma de financiar los proyectos tan determinada por las cadenas de televisión. Al final haces lo que te marcan ellas

Animales sin collar tiene un presupuesto medio, de esos que ya no se llevan, tiene la distribución asegurada con Eone, la misma empresa que llevó Tarde para la ira, y es la envidia de todos los que echan de menos “esas películas medianas que antes conformaban el tejido empresarial del cine español”, como la define Jota Linares. “La crisis lo arrasó todo. Yo lo hablo con mis colegas de generación. Con la edad que tenemos deberíamos haber hecho dos o tres películas, porque tú antes hacías un corto y si funcionaba el largo era casi inevitable y ahora cuesta mucho más sacar adelante todo”, zanja el director.

Para Jota es difícil no hacer el cuento de la lechera y pensar en que él puede ser el nuevo Raúl Arévalo. “Es que es un referente maravilloso, porque es la mejor peli española del año pasado y de las mejores de la década pasada, pero he decidido desconectar e incluso he pedido que no nos comparen porque somos muy diferentes”, dice con humildad mientras prepara la próxima jornada del rodaje de un filme que tiene a Deseo, Peligro y Una jornada particular como referentes, y que mezclará secretos, romances y crítica política en uno de los debuts más esperados de 2018.

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