Matthew McConaughey consideró que el Oscar que consiguió en 2013 por interpretar a un vaquero seropositivo en Dallas Buyers Club fue obra de Dios. Hillary Swank dijo al aceptar el suyo por Million Dollar Baby que no sabía que había hecho ella para merecerlo y Marlon Brando ni siquiera apreció el que le dieron por La ley del silencio. No lo sabían, pero según lo que publica hoy el British Journal of Psychology, había una razón de peso para que el jurado se decantara por ellos: nacieron en Estados Unidos y sus películas reflejan la cultura estadounidense.

Eso es lo que afirma el estudio dirigido por el doctor Nikolas K. Steffens, que señala que los artistas de Estados Unidos se han llevado el Oscar al mejor actor o actriz principal en el 69% de las ocasiones. También se han llevado el 52% de los Bafta, premios que entrega la Academia Británica del Cine y la Televisión, en la misma categoría. “Los resultados demuestran que una actuación no nos parece extraordinaria basándonos sólo en criterios objetivos. El espectador es más propenso a reconocer una interpretación brillante cuando comparte grupo social con el intérprete”, apunta Steffens, investigador de la Universidad de Queensland.

El dato es llamativo porque aunque ambos galardones se crearon para reconocer las mejores interpretaciones de películas de todo el mundo, el resultado demuestra que los estadounidenses dominan en ambos palmareses al hacerse con más del 50% de los galardones a mejor protagonista que han dado ambas academias a lo largo de su historia.

Ryan Gosling y Emma Stone. EFE

Existe la creencia generalizada de que nuestra percepción de un acto creativo y su comprensión viene dada de manera objetiva”, asegura el doctor Steffens, que afirma que en realidad, está muy influenciada por el grupo social del que formamos parte porque nos proporciona la base con la que damos sentido al mundo. Eso explica, dice el artículo, que los británicos sólo hayan conseguido el 18% de los Oscar, pero se hayan llevado el 34% de los Bafta.

La importancia de la historia

La muestra analizada comprende un total de 908 aspirantes y está formada por los 97 ganadores al Oscar al mejor actor y a la mejor actriz más los 383 nominados que no se llevaron nada y por los 97 vencedores de los BAFTA, así como los 331 nominados que se quedaron sin premio. El autor del artículo afirma que se sabe mucho sobre los factores que aumentan la capacidad de los intérpretes para ejecutar una actuación excepcional, pero muy poco sobre los que llevan al jurado a decantarse por uno u otro candidato.

Porque una cosa es clasificarse y otra llevarse el premio. La diferencia entre lo excelente y lo sobresaliente. Y en ese caso, apunta Steffens, aún tiene más peso la nacionalidad del intérprete: en los Oscars, los actores estadounidenses recibieron el 67% de las nominaciones (dos de cada tres) y el 78% de los premios, es decir, casi cuatro de cada cinco estatuillas. Y lo mismo ocurre con los Bafta, un reconocimiento en el que los británicos obtuvieron un 31% de las nominaciones y el 42% de los galardones.

Temática de la película

El estudio no dice nada sobre la calidad del guión, el peso de la dirección u otros aspectos de las películas. Por eso, aplicando los resultados que aparecen en el British Journal of Psychology, el 26 de febrero, Denzel Washington, Casey Affleck, o Andrew Garfield tienen más opciones de llevarse el Oscar a mejor actor principal que Ryan Gosling, que nació en Canadá. En cambio, Emma Stone, oriunda de Arizona, tendría más papeletas que su compañero para llevarse una estatuilla dorada y por supuesto, muchas más que la francesa Isabelle Huppert, nominada por Elle.

Fotograma de La la land.

Pero hay otro factor a tener en cuenta: el tema de la película. En los Oscars, los estadounidenses sólo han ganado un 26% de las estatuillas por películas que hacían referencia a hechos o historias ocurridas en otros países. Un ejemplo es Adrian Brody, protagonista de El pianista, dirigida por Roman Polanski. En cambio, los artistas estadounidenses tienen mejor suerte cuando tratan temas que ocurren en sus fronteras o apelan a su imaginario colectivo.

Por eso, siguiendo la lógica del artículo publicado hoy en el British Journal of Psychology, Julia Roberts se impuso a sus compañeras con Erin Borkovich, una historia que narra la historia de la madre soltera que lucha contra una gran eléctrica de California y podría ser el motivo que este año el jurado se decantara Gosling, canadiense sí, pero protagonista de La la land, un musical sobre Hollywood. Nada hay más estadounidense.