Corría el año 1993. Las colas de los cines daban la vuelta a la manzana. Nadie quería perderse Parque Jurásico, el espectáculo que Steven Spielberg había preparado y que cambió el cine moderno. De repente el merchandising, las campañas promocionales y todo lo que había alrededor de una película cobraba una importancia desconocida hasta ese momento. Juan Antonio Bayona tenía 18 años cuando se estrenó la película.

Si en ese momento le hubieran dicho, a él o a cualquiera de los millones de españoles que fueron a verla, que aquel chaval de Barcelona sería el elegido por Spielberg para dirigir una de las secuelas de su franquicia nadie se lo hubiera creído. Pero ha ocurrido. Bayona, o Jota como le llaman sus amigos, será el primer director español que ruede una superproducción de Hollywood. Lo hará tras demostrar en España que es capaz de conjugar lo popular y lo autoral y de la mano de aquel director al que admira desde que era un niño y que tanto ha influido en su filmografía.

Nada de esquirol

El salto de Bayona se antoja natural. No es la primera vez que le tientan. Su nombre ya sonó para la última parte de Crepúsculo y estuvo unido a la secuela de Guerra Mundial Z durante meses, hasta que Spielberg le llamó y le ofreció algo más jugoso. Su billete no es sólo de ida. Por si acaso la gente le acusaba de esquirol ya se ha apresurado a contar que tiene otros dos proyectos para rodar en España. La industria le necesita (todas sus películas han sido las más taquilleras del año) y él sabe que va a Hollywood a jugar y a aprender.

Por si acaso la gente le acusaba de esquirol ya se ha apresurado a contar que tiene otros dos proyectos para rodar en España. La industria le necesita: todas sus películas han sido las más taquilleras del año

Muchos – la mayoría- hubieran aceptado el encargo sin rechistar y con las condiciones impuestas por un proyecto de semejante envergadura, pero Jota es diferente. Su compromiso con la industria y el cine español traspasa fronteras y ha luchado por formar un equipo técnico en el que estén sus hombres de confianza, todos españoles y habituales de sus películas. Con Lo imposible y Un monstruo viene a verme peleó para que se rodaran aquí, a pesar de que como reconocía a este periódico su mano derecha Belén Atienza, hubiera sido más barato irse a un lugar con incentivos fiscales más altos.

Con Jurassic World 2 la lucha se ha ido ganando batalla a batalla, o partido a partido que diría Simeone. Primero anunció a Atienza como productora del proyecto. Algo histórico. Una mujer española al frente del taquillazo del 2018. Después, y en forma de tuits periódicos, fue avanzando al resto. Oscar Faura se encargará de la fotografía, y Bernat Vilaplana del montaje. Los dinosaurios hablarán castellano en la nueva película.

Bayona en el rodaje de Un monstruo viene a verme.

Que Bayona pasaría por Hollywood todos los sabíamos, que desde el primer momento lucharía porque sus películas fueran lo más españolas posibles no. Es imposible olvidar su tuit cuando el Ministerio de Hacienda anunció los nuevos, y escasos, incentivos fiscales. Jota estaba todavía vinculado a Guerra Mundial Z 2 y tardó pocos minutos en colgar su opinión en 140 caracteres. Alertaba de que con esos porcentajes de deducción sería imposible traer el rodaje de la película a España. No le han hecho caso y los incentivos siguen igual.

Compromiso político

El compromiso político del director es de los más férreos que hay en la industria. Bayona no tiene miedo a mojarse y opinar sobre cualquier cosa que afecte a su profesión y su industria, de hecho lo considera necesario. Mientras otros asienten y disfrutan de los buenos datos del cine español -que por tercera vez en su historia ha superado los 100 millones de euros de recaudación-, él lucha por mejorar y por denunciar los continuos desplantes de un Gobierno que sigue sin tener en cuenta a la cultura.

La última vez en demostrarlo ha sido esta semana. Rajoy confesaba a Alsina en una entrevista en Onda Cero que no había visto ninguna película española de las nominadas a los Goya -ni ninguna otra- y Bayona le contestó desde la red social: “Un presidente que no ve el cine que hace su país no es por falta de tiempo, sino de interés. Un desprecio impensable en otros países”.

Un presidente que no ve el cine que hace su país no es por falta de tiempo, sino de interés. Un desprecio impensable en otros países

Y así con todo. Contra los piratas, defendiendo la salud de la filmoteca, recomendando las obras de sus compañeros… nada comparado a su momento cumbre cuando recibió el Premio Nacional de Cinematografía en septiembre de 2013. En pleno Festival de Cine de San Sebastián, y como protesta a la subida del IVA cultural y los desplantes de Ministerio de Cultura, Bayona no saludó al ministro Wert.

En un país que pone la cruz a sus cineastas por manifestarse políticamente, la actitud de Bayona es doblemente importante. Sus películas, carísimas para nuestra industria, necesitan al público, a mucho público, pero él ha decidido que de nada sirve callar y asegurarse la complicidad del espectador si la situación no cambia y entre todos crean un cine español fuerte, o al menos resistente. Él podría callar, pero ha preferido dar la cara por los demás. Y el público, por primera vez, no lo ha penalizado. Ahora Jota se va un tiempo a hacer las américas, pero sin dejar de mirar lo que pasa en su cine para denunciarlo, ahora desde un altavoz mucho más potente que antes, el de un director de Hollywood que ha hecho de Jurassic World una saga con acento español. 

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