Loewe ha pesentado en París su colección primavera-verano 2019 con la que su diseñador trató de concebir una moda adaptada a cada individuo dentro de los valores de la casa, famosa por sus piezas artesanales.

"He imaginado esta colección pensando en gente que camina por una galería de Londres en los años 60 y pasean por sus espacios como individuos pero al mismo tiempo tienen algo en común que es la idea de crear cosas, de experimentar", contó tras el desfile Jonathan Anderson, director creativo de la marca.

En una paleta que varió desde colores tierra pasando por naranjas, blancos, verdes y azules, Loewe se decantó por siluetas fluidas en blusas amplias de seda transformadas en vestidos, jerséis de punto extra grandes y faldas de algodón vaporosas bien con pequeños volantes o abiertas como si llevaran tiras.

En la colección, Loewe apostó por accesorios prácticos como enormes cestas de rafia, botines de ante con correas y suelas deportivas, así como un modelo en piel destapado en los dedos.

El desfile tuvo lugar en la sede de la Unesco que, como cada temporada Anderson decoró con las obras de artistas como la italiana Lara Favaretto, que incluyó una serie de cepillos giratorios de lavado de coches en colores, y las cestas gigantes del finalista del premio de artesanía de Loewe, el irlandés Joe Hogan.

Una tercera sala mostraba un espectáculo sinfónico con tocadiscos antiguos transformados en tornos de cerámica donde se exponían las obras del japonés Ryoji Koie.

"Es una celebración de la belleza y de la sensualidad. Creo que cada modelo consigue funcionar en el desfile por separado o como grupo", señaló Anderson, que dijo haber trabajado en la colección construyendo cada estilismo por separado, sin preocuparse por el conjunto.

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