Desvelamos algunas de las anécdotas más destacadas de la boda de los Reyes hace 19 años.

Desvelamos algunas de las anécdotas más destacadas de la boda de los Reyes hace 19 años.

Casas Reales EFEMÉRIDES

19 años de la boda de Felipe y Letizia en 19 inolvidables anécdotas: de la pelea dinástica al hurto de la plata

La amigdalitis de Letizia, la patada de Froilán a su prima Victoria o la primera imagen de Carla Vigo, entre los momentos más sonados del enlace real. 

22 mayo, 2023 01:05

19 años han pasado desde aquella lluviosa mañana de primavera en la que el entonces príncipe Felipe de Borbón y Grecia (55 años) se juró amor eterno con la periodista Letizia Ortiz Rocasolano (50). Por primera vez en la Historia de España, el heredero al trono elegía a una mujer plebeya como esposa. Tras casi dos décadas de sólida relación, se puede afirmar que Felipe no erró y que valió la pena el pulso que le echó a su padre, el rey Juan Carlos (85), en favor de su amor: puro, noble, real.

Sin duda, hoy Letizia se erige ido como el gran baluarte de la monarquía habida cuenta las polémicas que rodean a su suegro, exiliado forzosamente a Abu Dabi por sus presuntos negocios ocultos en el extranjero y sus relaciones extramatrimoniales, o el caso de corrupción Nóos que acabó con la infanta Cristina (57) sentada en el banquillo de los acusados y con Iñaki Urdangarin (55) cumpliendo casi seis años de prisión en una cárcel de Ávila. 

Este 22 de mayo, con motivo del decimonoveno aniversario de bodas de Felipe y Letizia, actuales reyes de España, EL ESPAÑOL recoge 19 momentos inolvidables vividos en la boda del año, de la década y, con toda seguridad, del siglo. 

[Felipe VI y Letizia, los detalles más íntimos y desconocidos de su relación tras los muros de Zarzuela]

1. Letizia estaba enferma

Felipe y Letizia el día de su boda el 22 de mayo de 2004.

Felipe y Letizia el día de su boda el 22 de mayo de 2004.

Según las crónicas de la época, Letizia estaba saliendo de un problema de amigdalitis que le dieron fiebre en vísperas de su boda. No llegó a la Catedral de la Almudena en su mejor momento de salud.

2. La intensa lluvia

Desafortunadamente para la fantasía y la estética del gran día -con lo bien que le habrían venido a los hilos de plata y oro de Letizia un buen rayo de sol-, la lluvia fue protagonista en la mañana del 22 de mayo de hace 19 años. Un aguacero descargó con fuerza en Madrid provocando que muchos de los invitados acabasen con los bajos mojados y entrando a la imponente Catedral con paraguas. El Rolls-Royce que llevaba a Letizia la tuvo que dejar a las puertas del templo. La novia hizo entrada acompañada de su padre, Jesús Ortiz, y por la interpretación al órgano del Opues 7 nº3 en si bemol de Haendel. 

3. La emoción de Sofía

La reina Sofía vio cómo el niño de sus ojos, su único varón, el heredero al trono, pasaba por al altar. En su paseíllo del brazo, se observó perfectamente la emoción contenida de la actual emérita. La madre, como es tradición, lució mantilla de encaje negra y peineta, un complemento que combinaba especialmente bien con el diseño de satén en color verde claro. Un diseño con bordados en la cintura, escote cuadrado y bolso a juego. 

4. La elegancia de Paloma y las hermanas Ortiz

Telma Ortiz junto a su madre, Paloma Rocasolano, en la boda de Letizia con Felipe de Borbón.

Telma Ortiz junto a su madre, Paloma Rocasolano, en la boda de Letizia con Felipe de Borbón. Gtres

Más allá de analizar los looks de todas las reinas convocadas al magno acontecimiento, los ojos estaban puestos en la familia de Letizia. Era chocante a priori ver cómo personas de clase media, como la mayoría de españoles, emparentaban con la realeza. Paloma Rocasolano, madre de Letizia, y Telma y Érika, sus hermanas, resultaron ser tres de las mujeres más elegantes de la boda. Exquisitas, delicadas, sofisticadas, cumplieron con todo lo que se les pidió estilísticamente hablando. De diez.

5. Rania de Jordania

Rania de Jordania, vestida de Givenchy.

Rania de Jordania, vestida de Givenchy.

Rania de Jordania fue una de las primeras mujeres -quizá la primera- en combinar una camisa blanca clásica con una falda larga para una boda de esta envergadura. Esta fórmula creada y firmada por Givenchy, marcó un precedente y desde aquel momento ha sido imitado en un sinfín de eventos. Hasta la propia Letizia se ha inspirado en su ilustre invitada en varias ocasiones. 

6. Ernesto de Hannover

La boda de Felipe y Letizia se componía de dos grandes actos. El viernes 21 se hizo una gran cena de gala previa al enlace, en la que vimos a Carolina de Mónaco y su entonces marido, Ernesto de Hannover. Pero al día siguiente, el jefe de la depuesta Casa de Hannover no apareció. Las informaciones apuntaban que fue visto en la mítica -y ya extinta- discoteca Gabanade la calle Velázquez hasta altas horas dela madrugada. 

7. La soledad de Carolina de Mónaco (y su pelo)

Carolina de Mónaco en la boda de los príncipes de Asturias Felipe y Letizia.

Carolina de Mónaco en la boda de los príncipes de Asturias Felipe y Letizia. Gtres

Vestida con un increíble dos piezas de Chanel en celeste bebé, Carolina de Mónaco apareció sola en la Catedral de la Almudena e hizo uno de los paseíllos más incómodos que se recuerde. Sin la compañía de Ernesto, que prefirió quedarse descansando tras la noche anterior, la hermana de Alberto II de Mónaco luchó contra viento y marea -literalmente, por el vendaval y la lluvia- hasta tomar su posición en el templo religioso.

8. Pamelas pequeñas por protocolo

1.200 invitados, más de la mitad de ellos mujeres que debían llevar tocado al tratarse de una boda de día. Protocolo de Casa Real advirtió a sus ilustres convocadas que no lucieran pamelas demasiado aparatosas sencillamente por una cuestión de espacio. En el momento del banquete -y las pamelas no se quitan hasta después del postre- podía plantearse una situación incómoda con sus compañeros de mesa. 

9. El profesor de Letizia

Carmen Pena López, esposa de Fermín Bouza, en la boda real del príncipe Felipe de Borbón con Letizia Ortiz en mayo de 2004.

Carmen Pena López, esposa de Fermín Bouza, en la boda real del príncipe Felipe de Borbón con Letizia Ortiz en mayo de 2004. Cedida EL ESPAÑOL

La Reina tenía una magnífica relación con un profesor de su Facultad, el catedrático Fermín Bouza. En conversación con este periódico, su viuda, muy cariñosa y cercana, desveló que habían asistido a la boda real. Rememoró que se despertaron a las seis de la madrugada para arreglarse e ir al Paseo de Pintor Rosales, donde los recogía un autobús, como a la mayoría de invitados fuera del universo royal.

"Claro que fuimos a la boda. Por sugerencia de ella, claro, porque a la Familia Real no la conocíamos. [...] Letizia lo llamó y le dijo que estábamos invitados. No contábamos con que nos fueran a enfocar, pero al entrar en la iglesia nos tocó ir justo detrás de Luis del Olmo y su esposa. Salimos en todas las televisiones. ¡Se enteró todo el vecindario! Contó tantas veces la historia de la boda que la terminó escribiendo para que no le preguntasen más. ¡Ah! Y en el autobús coincidimos con Miguel Bosé".

10. El vestido de novia modificado

El diseño de Manuel Pertegaz era una pieza clásica, con bordados en hilo de plata y oro, cuello chimenea y terminado en una cola decorada de 4,5 metros de largo y un perímetro de 16 metros. Sufrió modificaciones a gusto de la novia y por consejo también de la reina Sofía. Letizia pagó 6.000 euros por el impresionante vestido, aunque los expertos aseguraron que el verdadero precio ascendería a unos 45.000.

11. La pelea entre Amadeo de Aosta y Víctor Manuel de Saboya

Real o no, a fin de cuentas, era una boda; y al juntase la familia, ya se sabe, siempre surge alguna peleílla. En la de Felipe y Letizia hubo una buena bronca entre Víctor Manuel de Saboya y Amadeo de Aosta, siempre por lo mismo, los derechos dinásticos sobre un país, Italia, que ni siquiera tiene trono. El caso es que Ana María de Grecia, esposa del fallecido Constantino, los tuvo que separar y el rey Juan Carlos los llamó al orden.

12. El abuelo taxista y sus bailes

Esta anécdota fue desvelada por David Rocasolano, primo hermano de Letizia, que publicó en 2013 Adiós, princesa, el libro más comprometido que se ha escrito sobre la figura de la Reina. Francisco Rocasolano, el abuelo taxista de Letizia, salió a bailar en la boda con condesas, duquesas y princesas. Letizia, al verlo, detalla su primo, se le acercó y le dijo: "David, llévate al abuelo ya a casa". Él le comentó que se lo estaba pasando bien, que lo dejara disfrutar, algo a lo que Letizia se negó tajantemente y no paró de insistir hasta que se lo llevaron.

13. La figura de Carla Vigo

Foto oficial de la familia de Felipe y Letizia el día de su boda.

Foto oficial de la familia de Felipe y Letizia el día de su boda.

La sobrina mayor de Letizia, hija de la malograda Érika Ortiz por su relación con el escultor Antonio Vigo, fue una de las pequeñas protagonistas del día. Su función fue la de ser paje, algo que compartió con Felipe Froilán de Marichalar, Victoria Federica de Marichalar, Juan Valentín Urdangarin, Pablo Nicolás Urdangarin, Miguel Urdangarin, y Victoria López de Quesada y Borbón-Dos-Sicilias. Ésta última viviría, poco después de entrar en el templo, otra sonada anécdota.

14. La patada de Froilán

Felipe de Marichalar propinando una patada a su prima Victoria.

Felipe de Marichalar propinando una patada a su prima Victoria.

Lo que en aquel momento sonó anecdótico, reseñable e incluso divertido, tan solo era el principio de todo lo que vendría después. En un momento de la ceremonia, Froilán, hijo de la infanta Elena y Jaime de Marichalar, se levantó de su puesto como paje y propinó una patada su prima Victoria López de Quesada y Borbón Dos-Sicilias.

15. La abuela Menchu

La veterana locutora de radio, fallecida en el verano de 2021, fue la única de la familia de la novia en participar en la ceremonia de la boda de los entonces príncipes aquel 22 de mayo de 2004 en la Catedral de la Almudena de Madrid. La cántabra, porque la abuela de Letizia nació en Santander, leyó la lectura durante la misa, con una dicción tan perfecta como la que tiene su nieta en sus discursos: fue el momento en el que más emocionada se pudo ver a la novia. "El amor no es maleducado ni egoísta [...], no se alegra de la injusticia sino que goza con la verdad", decía Menchu ante decenas de reyes y jefes del Estado del mundo entero. 

16. "¿Eres feliz?"

Cualquier ángulo, gesto, comentario o movimiento fue objeto de análisis aquel día. En el altar, en el encuentro más esperado, Felipe y Letizia intercambiaron unas palabras que fueron captadas por un lector de labios. "¿Eres feliz?", preguntó Letizia a Felipe, preocupado por la humedad en su frente y por un evento que, obviamente, era parte de la historia de España. "¡Qué calor!", respondió él. Letizia se mantiene regia, pero nerviosa. "Te quiero, guapa", dijo el entonces príncipe de Asturias para responder a aquello que le preguntaba su inminente esposa. 

17. La indicación de Felipe a Letizia: "Cámbiate el ramo de mano"

Felipe y Letizia el día de su boda.

Felipe y Letizia el día de su boda.

Al terminar la ceremonia, en el paseo hacia la salida, donde esperan miles de curiosos bajo la lluvia, Felipe miró embelesado a su esposa y le dijo en voz baja: "Letizia, cámbiate el ramo de mano para que ahora puedas saludar". Así fue. Así tuvo lugar la primera indicación como su marido a la princesa de Asturias. 

18. Hurtos de plata

Cuando terminó el banquete, el servicio de camareros de Patrimonio Nacional más el refuerzo llegado por parte de Jockey, se quedaron en shock al comprobar que muchos invitados se habían llevado consigo cubiertos, platos del pan o saleros de plata. Quizá de recuerdo o seguramente para mostrarle, algún día, a sus nietos que ellos estuvieron en la boda de Felipe y Letizia.

19. Colas en los baños

Como desveló Carmen Pena, viuda de Bouza, a este diario, por razones de seguridad, todos los invitados debían estar al menos dos horas antes del inicio de la ceremonia en la Catedral. La espera a los novios y la duración de la misa provocó que después hubiera larguísimas colas en los baños habilitados para -recordemos- reyes, reinas, políticos y jefes de Estado. Todos debían esperar su turno. Una de las que más protestó fue Magdalena de Suecia. No sirvió de nada.