El pasado mes de abril, Alessandra de Osma (33 años), a quien todo el mundo llama cariñosamente Sassa, abrió su perfil de Instagram a todo público. Desde ese momento, la princesa de Hannover dejó al descubierto su lado más personal y comenzó a desvelar sus salidas entre amigos, sus gustos y, sobre todo, su inclinación por la moda. Esta última, una afición que, en los últimos tiempos, se ha convertido en su trabajo. 

Desde 2018 Sassa de Osma cuenta con una firma de bolsos, denominada Moi&Sass, cuyas piezas, hechas a mano en España, se caracterizan por ser atemporales, minimalistas y de alta calidad. Además, se ha convertido en embajadora de conocidas firmas de moda y belleza, como Estée Lauder o Chaumet. Así lo ha mostrado, precisamente, en su perfil público de Instagram, en el que atesora 60.000 seguidores, una cifra que podría darle el título de influencer.

Sin embargo, la princesa de Hannover no podría ser comparada con una profesional de las redes. Así lo explica a EL ESPAÑOL Arantxa Pérez, de la agencia PR & MANAG y experta en marketing de influencers. A la mujer de Christian de Hannover, tal y como ha comenta a este periódico, no se le debería dar el título de influencer, pero sí de influyente. 

"Sassa de Osma influye teniendo o no redes sociales. Por ser quién es y por su presencia hace que muchas personas quieran ser como ella", explica Pérez a este medio. "Influye allá donde vaya. Es un perfil internacional, muy elegante, fino y con un carisma que atrapa", añade la experta.

A diferencia de reconocidas influencers patrias, Sassa de Osma tiene un perfil que no es extenso -apenas tiene 92 publicaciones- y cuenta con colaboraciones puntuales y muy medidas. Por ello, según explica Pérez, es poco probable que lleve a cabo negociaciones de marketing con las firmas, una práctica habitual entre las profesionales de las redes. "Debe tener un fee colaborativo por derechos de imagen. Su presupuesto podría ser simbólico y no parece que sea una persona que quiera involucrarse en acciones de marca, por el hecho de pertenecer a una dinastía".

Antes de que hiciera pública su red social, Sassa de Osma tenía una cuenta muy básica, marcada por fotografías pocos posadas y editadas con los típicos filtros de la herramienta. Ahora, su estética es más cuidada, pero aún así se muestra con naturalidad. Aunque una es un personaje de élite, vinculado con la realeza, "busca acercarse al público", comenta la experta en marketing de influencers, quien explica a este periódico que estos son los perfiles que, a día de hoy, triunfan entre las marcas.

Sassa de Osma, una de las mejores vestidas de la boda de Philippos de Grecia y Nina Flohr. Gtres

"Las firmas buscan personajes honestos y con un engagement fuerte. Es decir, aquellos que los usuarios no siguen, pero acceden a ellos a través del buscador porque generan interés", explica Arantxa Pérez.

Además de su 'trabajo' puntual en las redes sociales, a día de hoy Sassa de Osma también se dedica a su exitosa firma de bolsos, que ya cuenta con tres colecciones -la última, otoño-invierno 2021-2022- y que, a menudo, promociona en su cuenta de Instagram, una ventana que, junto a los últimos eventos de la realeza europea, le ha servido para posicionarse como una referente de estilo.

En las últimas semanas, Sassa de Osma ha conseguido colocarse en el podio de las royals mejor vestidas. La abogada peruana ha impactado con diferentes estilismos que, tal y como ha ocurrido con otras integrantes de las casas reales europeas, pasarán a la historia. La princesa de Hannover, que destaca por su sobriedad ha triunfado con sus outfits de invitada, pero también con sus atuendos de calle y su forma de lucir las últimas tendencias. Así lo demuestran los halagos y las preguntas que suele recibir en su perfil de Instagram. "Regia", "Qué clase", "Ideal", o "Me encanta el look" son algunos de los mensajes que se leen en sus post más recientes. 

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