Las cartas son una de las principales herramientas que debe tener un buen mago. Aunque para aprender, puede servir una baraja cualquiera, no está de más tener una especial. En Internet se pueden adquirir barajas especiales para mago, con un gramaje específico. Esto quiere decir que son más duras que las barajas normales, lo que facilita los trucos. Además, cuentan con un esmalte específico para que las cartas resbalen bien entre sí.

Se sabe de la existencia de cartas o naipes desde el siglo XIV en China. En aquel momento se usaban como juego y se desarrollaron técnicas para adivinar la carta de los jugadores y ocultar la suya. Con la repetición de estos trucos se fueron creando otros, siendo este (posiblemente) la raíz de la magia con cartas.

Trucos de magia con cartas

Lo normal es que, si se está aprendiendo, se vayan conociendo los trucos más básicos. No todo el mundo tiene la capacidad de distraer la vista de las cartas o la rapidez de manos pero poco a poco se puede ir aprendiendo.

Un truco de cartas sencillo se llama "La carta chivata". Para ello, se requiere esconder cartas y es una estupenda manera de comenzar. Cogeremos la baraja y barajaremos delante de la persona o personas a quienes se les vaya a hacer el truco. Pediremos a una persona que elija una carta, que la mire, no nos la enseñe y la memorice. Cuando esté memorizándola, separaremos la baraja en dos partes y disimuladamente miraremos la carta que queda debajo de la mitad que pondremos encima.

Ahora le diremos que ponga la carta encima de la mitad de las cartas y taparemos con la mitad de la que sabemos la última carta. El siguiente paso es echarle un poco de teatro, pasando las cartas y diciendo que vamos a detectar la suya cuando la toquemos. Cuando lleguemos a la carta que nosotros conocemos, sabremos que la siguiente es la que ha elegido la persona. Esa es la carta chivata y en este momento podemos echar toda la imaginación que queramos. El truco ya está hecho, no hace falta que lo estiremos demasiado, se busca algo impactante.

Truco con baraja española

El siguiente truco es muy sencillo y debe hacerse con una baraja española para que resulte más fácil. Para hacer el truco seleccionaremos el palo entero de copas y el de oros. Esto quiere decir, desde el AS hasta el rey. Sin que nadie se percate de ello, debemos poner todas las cartas al derecho. Es decir, las patas del caballo en el inferior, los pies de sota y rey en el suelo, etc. Para ello, hay que tenerlo preparado con anterioridad. Un consejo muy útil es utilizar una baraja nueva, que ya vienen colocadas exactamente para hacer este truco. Solo tenemos que separar los palos elegidos. 

Barajaremos las cartas y le ofreceremos a la persona a quien le estamos haciendo el truco que coja una. Si hay más personas, puede enseñarles la carta, nosotros no podemos verla. En este momento, debemos estar atentos para aprovechar la distracción del público para girar 90 grados la baraja. Ahora, hay que decir que meta la carta en la baraja. En este caso, hay que prestar atención a que no haya dado vuelta a la carta porque no saldrá el truco. Barajaremos las cartas e incluso podemos ofrecerle a la persona que también las baraje.

Cuando se haya acabado, lo único que hay que hacer es abrir las cartas en abanico. Solo tendremos que buscar la que está al revés y podemos hacer algo de teatro como si tuviéramos alguna clase de poder. Finalmente diremos cuál es la carta, sacándola del abanico y enseñándosela a todo el mundo.

Truco de cartas con cómplice

No hay nada que resulte más creíble que un cómplice en un truco de magia. Obviamente, nadie debe saber de su existencia o el truco estará arruinado. Para hacerlo se necesita al propio mago, un cómplice y más público.

El cómplice debe quedarse con un 5, sin importar el palo, o incluso puede ser de otra baraja. Nadie tiene que saber que tiene esa carta dado que en esto se basa el truco.  Una persona voluntaria tendrá que tomar cinco cartas y enseñárselas al público y a nosotros como magos. Después tendrá que elegir una en concreto y mostrársela a todo el público, entre los que estará el infiltrado. Nosotros no debemos saber qué carta es. Después se deben colocar las cartas boca abajo, de la misma forma que vienen los elementos del palo en un 5. Como si fuese en forma de equis. Debe mostrar al público dónde se encuentra la carta que ha elegido. El mago puede estar de espaldas para no ver el procedimiento.

Ahora llega el momento de adivinar la carta. En este caso, es cuando comienza el trabajo del cómplice. Debe mostrarte el cinco que tiene guardado y señalarte una de las posiciones de su carta de forma muy disimulada. De esta forma siempre acertaremos cuál es la carta que se ha elegido y no hemos visto. La actuación del cómplice debe ser algo muy rápido para que el público no se dé cuenta. En este momento es cuando el mago puede hacer algún movimiento o comentario para añadir un poco de misterio. Cuando se haya acabado, tan solo quedará señalar la carta y dejar a todo el mundo con la boca abierta. Seguro que se preguntarán cómo se ha podido hacer el truco.