Las croquetas suelen ser una preparación que, pese a ser relativamente sencilla de realizar, requiere de cierto trabajo porque hay que invertir tiempo en darles forma. Además se dan dos circunstancias, que salen una gran cantidad de ellas a poca cantidad que preparemos y que ya que nos ponemos, compensa hacer mucha cantidad para congelarlas y luego echar mano de ellas sin ningún esfuerzo.

Por eso, he llegado la hora de que os demos unos pequeños consejos sobre cómo dar forma a las croquetas y congelarlas de manera muy sencilla, especialmente cuando estamos hablando de una gran cantidad de masa.

Cómo dar forma a las croquetas, el material que necesitas

Croquetas_cocido_formar1

Con la masa para croquetas ya fría, yo dispongo en hilera, lo siguiente:

  • Masa de las croquetas
  • Bandeja con harina
  • Bol con huevo batido (suficiente para que cubra las croquetas)
  • Bol con un escurridor del mismo diámetro encima
  • Bandeja amplia con pan rallado
  • Bandeja vacía en las que posar las croquetas una vez formadas

Personalmente me resulta más cómodo colocar las cosas en hilera de izquierda a derecha, pero dependiendo de si eres zurdo o diestro y del espacio que tengas en la cocina, tendrás que buscar la disposición que a ti te resulte más cómoda para trabajar de forma eficaz.

Cómo dar forma a las croquetas, la técnica para no acabar hasta el gorro

Croquetas_cocido_formar2

Entonces procedo del siguiente modo:

  1. Primero, tomamos la cantidad de masa que calculemos para el tamaño de croquetas que queramos hacer y le damos ligeramente la forma con la ayuda de dos cucharas.
  2. Vamos colocando las porciones de masa encima de la bandeja de la harina de manera que queden dispersas.
  3. A continuación, boleamos o terminamos de dar la forma a la croqueta (en mi caso serán redondas), cubriéndola con una capa muy ligera de harina (si está muy compacta es mejor tamizarla previamente).
  4. Añadimos las bolas de masa enharinada al huevo batido, no más de 6-8 por tanda.
  5. Haciendo movimientos circulares con el bol, lograremos que todas las croquetas terminen cubiertas y bañadas con el huevo batido sin manipularlas directamente.
  6. A continuación, vertemos las croquetas al otro bol, que tiene el escurridor posado sobre él. De esa manera, el huevo batido sobrante caerá sobre el otro bol y las croquetas quedarán en el escurridor, bañadas en el huevo sin habernos manchado las manos con él (es importante hacer tandas pequeñas para que las croquetas una vez escurridas no se apilen unas con otras, lo que haría que corriésemos el riesgo de que perdieran la forma y se espachurraran entre ellas). El bol con el huevo que ha escurrido lo intercambiamos con el bol que inicialmente tenía el huevo batido y estaba al lado de la bandeja de la harina.
  7. Ahora, un paso importante, añadimos las croquetas pasadas por huevo directamente desde el escurridor al pan rallado procurando que caigan esparcidas sobre la bandeja mientras con la otra mano movemos con movimientos circulares la bandeja del pan rallado, como movemos la cazuela cuando hacemos un pil pil. De este modo, antes de tocar la croqueta esta ya estará separada de las demás y prácticamente sellada y empanada. Para terminarlas, echamos pan rallado sobre ellas, las cogemos con las manos y las terminamos de bolear o dar forma.
  8. Posamos la croquetas perfectamente formadas y separadas unas de otras sobre la bandeja y seguimos con la siguiente tanta.

Como haciendo este proceso en cadena no nos ensuciamos las manos (solo las usamos con ingredientes secos, para bolear tanto con la harina como con el pan rallado), el proceso es mucho más limpio y rápido, lo que nos facilita la tarea enormemente.

Esta forma de hacerlas necesita de una masa con una cierta consistencia, de manera que la masa coja la forma fácilmente al bolearla y permita que mantengan la consistencia al pasarlas por el escurridor y verterlas sobre la bandeja de pan rallado.

Para congelar croquetas caseras

CROQUETAS DE GAMBONES CON PUERRO Y MEJILLONES EN TEMPURA CON THERMOMIX 15

Es muy sencillo, basta con disponerlas sobre una bandeja separadas de unas de otras y tapadas con papel film, llevarlas al congelador hasta que endurezcan y, en ese momento, ya podremos pasarlas a una bolsa convenientemente etiquetada sin miedo a que se peguen unas a otras.

Cuando queramos consumirlas  no es necesario descongelarlas previamente.

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