
Eslovenia, la hermana 'pequeña' de los productores de aceite de oliva que gana premios con su marca blanca para Aldi
Eslovenia, la hermana 'pequeña' de los productores de aceite de oliva que gana premios con su marca blanca para Aldi
Al estar en la franja extrema norte del Adriático, las heladas son una amenaza más que constante para estos productores, pero eso también hace que el aceite esloveno tenga un mayor valor nutricional.
Más información: Descubre la República de Eslovenia: un país verde en el corazón de Europa.
La región de Istria en Eslovenia dibuja una hilera de pueblos costeros con encanto como Koper, Izola o Piran que huelen a marisco, vino y aceite de oliva. Un reflejo del Adriático con calles adoquinadas y casas bajas entre cuyos acantilados se cultivan olivas con un sabor muy potente que triunfa en toda Europa.
El oro líquido de Eslovenia ha empezado a ganar prestigio internacional de un tiempo a esta parte, aunque su legado tiene miles de años. El historiador griego Pausanias ya daba fe de la calidad de estos caldos situados en una de las zonas más septentrionales donde todavía crecen olivos.
Con sus pequeñas producciones se maridaban los menús de la cocina del emperador romano Augusto... Ahora, sus almazaras ganan grandes premios y crean las 'marcas blancas' de cadenas internacionales como Aldi.
Este es el caso de la familia Lisjak. La mayor productora de aceite de oliva de Eslovenia (y una de las más premiadas) se ha llevado, recientemente, el reconocimiento Evoo al mejor aceite; tanto para su producto Gourmet como para la marca blanca que fabrican para Aldi para distribuir en Eslovenia, Austria y una parte de Alemania.
El éxito de estos pequeños productores no es baladí. Y es que, recogen todas sus olivas a mano y las prensan en una pequeña finca algo más grande que algunas de las superficies comerciales en las que venden sus productos.

Olivares eslovenos.
Eslovenia tiene una producción anual de aceite de oliva que no llega a las 400 toneladas, según el Consejo Internacional del Olivo. Una cifra muy lejana de sus 'hermanos mayores' como su vecina Croacia, con 4.000 toneladas; Italia, con más de 185.000 y la inalcanzable España, con 1,6 millones.
Eslovenia sabe que no puede competir en litros de producto con el resto de sus vecinos mediterráneos, por eso apuesta por potenciar sus características más particulares y convertir la experiencia gastronómica en un punto 'extra' para el turista.
Los aceites de oliva de esta zona tienen dos aspectos diferenciales: el especial clima mediterráneo en el que prosperan y su edad. Si uno pasea por los campos de olivos eslovenos se dará cuenta de que su apariencia especialmente frágil.
No es una cuestión estética, es la corta edad de los olivos lo que les aporta unas ramas más fibrosas y, a su vez, unos frutos mucho más compactos. De hecho, las variedades de oliva que se producen en esta zona son conocidas por sus excepcionales propiedades aromáticas y terapéuticas.

Vistas panorámicas impresionantes al acantilado de flysch más alto al lado de la costa adriática.
Al estar en la franja extrema norte del Adriático, las heladas son una amenaza más que constante para los productores, pero eso también hace que el aceite tenga un mayor valor nutricional.
La almazara de la familia Lisjak, en lo alto de las colinas de Koper, se ha convertido la más grande de Eslovenia con una variedad de productos que, a su vez, unifican las dos principales características de las olivas eslovenas: sus propiedades gastronómicas y cosméticas.
La familia Lisjak extrae todo el potencial de la oliva desde su finca. Empiezan por el aceite, pero no dejan de lado la cosmética ni los productos fabricados con madera de sus olivos más longevos. Un proyecto de economía circular donde nada va a la basura.
En lo que se refiere al oro líquido, su línea de mercado va desde el aceite de oliva virgen extra hasta aceites saborizados con trufa blanca (Eslovenia e Italia son los dos únicos países donde se puede recolectar), limones, naranjas, ajos o cebolla.
Las características de la aceituna eslovena son su sabor potente. Sus árboles, mayoritariamente jóvenes, dan un fruto muy carnoso del que se extrae un aceite con características picantes gracias a sus variedades locales como la Buga, Piranska čárnica, Istrska belica in Štorta.
Almazaras como la de la familia Lisjak unen su producto con experiencias gastronómicas como las que se pueden disfrutar en los viajes organizados por el turoperador Soltour, cuyos paquetes vacacionales deben solicitarse a través de una agencia de viajes, y acercan esta gastronomía al turista aportando una experiencia de viaje muy diferente.

Interior de la almazara de la familia Lisjak.
Se ofrecen circuitos con un marcado carácter gastronómico que se puede consultar en las webs de Soltour y la Oficina de Turismo de Eslovenia (STB). Además, estas operativas salen de diferentes lugares de España; en una apuesta por regionalizar la oferta turística que se complementa con descuentos en los aparcamientos de los aeropuertos de origen y que permite evitar traslados innecesarios a grandes aeropuertos.
Los descuentos estarán disponibles para aquellos pasajeros con productos del turoperador reservados a través de la red de agencias de Soltour que incluyan vuelos charters desde los siguientes aeropuertos: A Coruña, Albacete, Alicante, Almería, Badajoz, Barcelona, Bilbao, Castellón, Córdoba, La Rioja, León, Madrid, Málaga, Oviedo, Pamplona, Valencia, Valladolid, Vigo, Vitoria y Zaragoza.
Reserva natural de Strunjan
La experiencia a la hora de conocer la almazara más grande de Eslovenia comienza al borde de los acantilados de la reserva natural de Strunjan. Un emplazamiento único desde el que se puede observar Italia y Croacia, pues la costa eslovena es tan pequeña y disfrutable que se puede recorrer con una bicicleta de punta a punta.

Algunos de los aceites más premiados de la familia Lisjak.
Hasta allí se llega en furgonetas Fiat Ebro, un modelo en peligro de extinción que la familia se encarga de restaurar para unir la generación flower power con una producción artesanal. El broche final se realiza ya en la finca donde se explica el proceso de producción de este oro líquido premiado.
La familia Lisjak lleva dedicándose a este producto desde 1992. Además de recoger sus olivas a mano, tienen gran parte de la producción externalizada en otros olivareros de la zona, cuyas fincas producen olivas para la almazara, aunque sin llegar a tener una gestión directa de las mismas.
Una vez se recolecta toda la oliva, pasa a su línea de producción donde se realiza un prensado en frío. Las aceitunas se recogen a mano y se procesan en unas pocas horas para garantizar una frescura y sabor óptimos.
Su almazara, como el espíritu de su empresa, es una mezcla entre tradición y modernidad. Allí se mezclan técnicas más tradicionales para el cribado del producto hasta las más modernas para el embotellamiento del aceite, con métodos muy similares a los del vino que evitan la oxidación prematura.