
Imagen de archivo de un operario trabajando en un laboratorio. EFE
El sorprendente descenso de las ITS en España esconde un truco: por qué su aumento en Europa parece no tener techo
Los informes de vigilancia epidemiológica han arrojado 10.000 casos menos de infección gonocógica y clamidia en 2024 frente a 2023. En Europa las ITS están en auge.
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Los informes semanales de vigilancia epidemiológica del Centro Nacional de Epidemiología registran las enfermedades de declaración obligatoria, más de una treintena de patologías transmisibles cuyo seguimiento permite tomar decisiones de salud pública.
Entre estas enfermedades tienen un papel cada vez más destacado las infecciones de transmisión sexual, conocidas con el acrónimo ITS. Tradicionalmente eran las infecciones por gonorrea y sífilis, pero desde hace unos años se contabilizan también la clamidia y el linfogranuloma venéreo.
Al cierre de 2024 (los informes llevan un decalaje de algunas semanas para poder reunir los datos), había un dato sorprendente: el número de casos notificados de ITS era muy inferior al de 2023.
Los casos de infección gonocócica pasaban de 34.509 en el acumulado anual de 2023 a 22.249 en el de 2024. Los de Chlamydia trachomatis se reducían de 36.966 a 24.406. En cuanto a la sífilis no congénita, pasaban de 10.993 a 8.090, y el linfogranuloma venéreo lo hacía de 1.806 a 1.232.
Era una situación llamativa. El número de ITS lleva aumentando en nuestro país desde hace dos décadas. Solo cayó en 2020, por el retraso en los diagnósticos del resto de enfermedades que provocó la pandemia de Covid.
Tras ese año, ha habido un efecto rebote y ha acabado acelerándose el incremento de los casos notificados. Entre 2022 y 2023, los casos de gonorrea crecieron un 42,6%, los de sífilis un 24,1% y la clamidia un 20,7%.
No se trata de algo exclusivo español. El Centro Europeo para el Control de Enfermedades acaba de publicar los informes de situación de las ITS en la Unión Europea y la tendencia es similar.
Las cuatro infecciones objeto de vigilancia han seguido creciendo en 2023, último año con datos, especialmente la gonorrea y la sífilis. Nuestro país, además, ocupa lugares destacados en esta tendencia: quinto y tercero, respectivamente.
Después del acelerón de los últimos años, ¿se ha llegado a un punto de inflexión? "Los datos que se ofrecen semanalmente son provisionales", advierte Asunción Díaz, de la Unidad de Vigilancia del VIH, ITS y hepatitis B y C en el Centro Nacional de Epidemiología, que depende del Instituto de Salud Carlos III.
Retraso en las notificaciones
"Están afectados por un retraso en la notificación de manera importante. Después se hace la consolidación de datos". Ahora están elaborando el informe de ITS correspondiente a 2024, y las comunidades autónomas están revisando sus cifras haciendo una búsqueda activa.
"Por ejemplo, desde los laboratorios de los hospitales revisan si hay casos que no se hayan notificado, pues se tienen que detectar desde microbiología".
Díaz explica que los más de 20.000 casos de diferencia entre los datos de ITS de 2023 y 2024 (repartidos casi equitativamente entre gonorrea y clamidia) se deben al retraso en la notificación de una única comunidad autónoma, que no menciona. "Solos nos quedan los datos de una por recoger y probablemente los remitirán en junio: hacen el volcado una vez al año".
¿Y en las otras comunidades? "No podemos saber todavía el porcentaje de cambio, pero la situación no mejora, vamos a decirlo así", apunta con prudencia.
Similar impresión tiene Mar Vera, integrante del Grupo de Estudio del Sida (Gesida) y presidenta del Grupo de Estudio de ITS de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc).
"Desde las clínicas de ITS estamos viendo un incremento de todas las tasas, más altas en los últimos años y la situación sigue sin mejorar". El momento de llegar a una meseta de casos y una estabilización parece quedar todavía lejos.
El aumento de las infecciones de transmisión sexual ha coincidido con la evolución de los tratamientos antirretrovirales, que han logrado mantener a raya el VIH, y la aparición de la profilaxis pre-exposición o PrEP, una estrategia que utiliza esos mismos tratamientos de forma preventiva, pues se ha demostrado que reduce al mínimo la transmisión del virus en personas de riesgo.
Es por eso que se ha achacado a la PrEP una reducción del VIH pero también un aumento de las otras ITS. Después de todo, los antirretrovirales no son barrera para el resto de patógenos.
La doctora Vera explica que, aunque estas enfermedades están creciendo en hombres que tienen sexo con otros hombres (el grupo de población que más usa la PrEP), también lo hacen en mujeres y hombres heterosexuales.
De hecho, las cifras publicadas por el Centro Europeo para el Control de Enfermedades dan cuenta de que el mayor aumento de casos de gonorrea en 2023 se dio entre las mujeres de 20 a 24 años, igual que los de clamidia.
"Estamos viendo un incremento de las ITS por debajo de los 25 años, sobre todo en el colectivo de las mujeres", apunta la experta, que lo justifica en una bajada en la edad de la primera relación sexual y a "cambios conductuales en la población, tanto de prácticas sexuales como de hábitos tóxicos".
Por otro lado, la mejora en los sistemas de detección ha aumentado la notificación de casos, muchos de ellos asintomáticos. Es lo que ha pasado con la implantación de la PrEP: los usuarios se someten a tests trimestrales de ITS, con lo que mucha infección asintomática ha aflorado.
Ese cúmulo de circunstancias, sostiene, les está dando sorpresas como un aumento de los diagnósticos de VIH en gente joven, menores de 25 años que "se han relajado con el uso del preservativo y ha perdido el miedo al VIH y a otras ITS".