El traumatólogo, Juanjo López.

El traumatólogo, Juanjo López.

Salud

El Dr. López, médico de Alcaraz, alerta a España: "Los chasquidos de rodilla pueden relacionarse con roturas de menisco"

Así pueden distinguirse los chasquidos articulares normales de los patológicos, uno de los motivos de consulta más comunes en España.

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Los crujidos y chasquidos articulares son muy frecuentes en la mayoría de las personas y representan un motivo de consulta habitual para los traumatólogos en España. Estos ruidos suelen aparecer en rodillas, muñecas, tobillos y dedos, tanto en la vida cotidiana como al practicar deporte o realizar algún esfuerzo físico.

Aunque estos chasquidos en las articulaciones suelen generar preocupación, ya que muchas personas los asocian con un desgaste articular o algún daño en la articulación, lo cierto es que, en la mayoría de los casos, no representan ninguna señal de alarma. Se trata, en general, de crujidos normales que no están relacionados con problemas graves.

No obstante, es importante comprender las causas de estos chasquidos articulares y, sobre todo, saber diferenciarlos de aquellos que sí podrían indicar una patología y requerir atención médica. Este es un tema que ha tratado en sus redes sociales el traumatólogo Juanjo López.

Chasquidos articulares: ¿Cuándo preocuparse?

El traumatólogo Juanjo López, especialista en este tipo de consultas, explica que es fundamental distinguir entre los chasquidos articulares normales y los que pueden ser patológicos. Según el experto, los crujidos comunes se deben a un fenómeno llamado cavitación, un proceso en el que se forman y explotan pequeñas burbujas de gas dentro del líquido sinovial de la articulación.

"Muchas veces podemos crujir un dedo y después, automáticamente ya no podemos, porque esa burbuja de gas ha explotado. Hasta que no vuelve a formarse, no se produce otro chasquido", señala el especialista.

A diferencia de estos chasquidos normales, hay casos en los que el sonido articular va acompañado de dolor, inflamación, bloqueo o cojera. En estas situaciones, el experto recomienda acudir al traumatólogo para una evaluación más detallada, ya que podrían estar relacionados con lesiones como una rotura de menisco o la presencia de un cuerpo libre articular en la rodilla: "Ante un chasquido doloroso o que limite el movimiento, mi consejo siempre será acudir a un especialista para ser valorado", enfatiza el traumatólogo.

De este modo, es clave diferenciar los chasquidos por cavitación, que son inofensivos, de los que generan síntomas preocupantes y a diferencia de los primeros, sí requieren un estudio médico por parte de un especialista.

Articulaciones más propensas a crujidos

Algunas articulaciones tienen una mayor tendencia a producir crujidos debido a sus características anatómicas y funcionales. La muñeca, los hombros y los tobillos, por ejemplo, están diseñados para soportar impactos y facilitar el movimiento, lo que explica por qué suelen generar estos sonidos con más frecuencia.

La muñeca es un caso habitual, ya que se encuentra entre los huesos del antebrazo y la mano, lo que le otorga una gran movilidad para amortiguar la fuerza de los movimientos diarios. Por su parte, el hombro, al permitir un amplio rango de movimiento del brazo, también es propenso a crujir, especialmente en ciertas posiciones o al realizar ejercicios de fuerza.

El tobillo, encargado de soportar el peso del cuerpo y facilitar movimientos rápidos, es otra articulación donde los crujidos son frecuentes. Su estructura cartilaginosa y su papel en la absorción de impactos al caminar, correr o saltar hacen que pueda generar estos sonidos sin que ello implique necesariamente una lesión.

Además de estas articulaciones, otras como los codos, la columna vertebral, las rodillas y los dedos de los pies también pueden producir crujidos, aunque en menor medida.