
El biólogo Sebastian Heilpern metido en un río.
Ni atún ni salmón: soy biólogo y estos son los únicos pescados (olvidados en España) que recomiendo tomar a menudo
Un nuevo estudio concluye que el tamaño de las especies es un indicativo de la cantidad de mercurio que pueden contener.
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España es un país que come pescado, algo que es normal si tenemos en cuenta que es el mayor productor de pescado de la Unión Europea, con un volumen que supera las 900.000 toneladas en pesca extractiva y 300.000 en producción acuícola. Esta es una buena noticia, ya que este alimento es una fuente excepcional de nutrientes, con ácidos grasos omega 3, proteínas de alto valor biológico, vitaminas del grupo B y liposolubles como A y D, así como minerales esenciales. Sin embargo, no todos los beneficios del pescado están libres de preocupaciones.
El reciente estudio Accessible, Low-mercury and Nutritious Fish Provide Win-Wins for Conservation and Public Health, publicado el 17 de enero en One Earth por investigadores de Cornell, Brooklyn College y la Wildlife Conservation Society, aborda esta problemática. Realizado en el río Amazonas, el análisis tiene implicaciones globales. Los hallazgos revelan que “las especies de peces más pequeñas son más nutritivas, contienen menos mercurio y son menos susceptibles a la sobrepesca”, según señala el autor principal del estudio, Sebastian Heilpern.
El análisis de 59 especies de peces en el Amazonas que algunas especies acumulan niveles significativamente menores de mercurio en comparación con las especies grandes. “Los peces pueden ser una fuente de alimento nutritiva con un menor impacto ambiental que otros alimentos de origen animal. Sin embargo, pueden exponer a los consumidores a contaminación por mercurio, y la sobreexplotación de océanos y ríos perjudica la biodiversidad”, explicó Heilpern. En el caso del Amazonas, este problema es especialmente crítico debido al uso de mercurio en una minería de oro mal regulada.
Aunque el estudio se llevó a cabo en el Amazonas, sus hallazgos tienen relevancia global, ya que pone de relevancia que las especies más grandes, como el atún o el salmón, tienden a acumular más mercurio debido a su longevidad y dieta. Además, enfrentan amenazas como la interrupción de sus rutas migratorias por la actividad humana. Por ello, los investigadores destacan la importancia de mensajes de salud pública que promuevan una visión integral de los beneficios y riesgos del consumo de pescado, con el objetivo de fomentar sistemas alimentarios más sostenibles que beneficien tanto la salud humana como la biodiversidad.
Limitar los riesgos
El mercurio es un contaminante natural y antropogénico que llega al medioambiente a través de procesos como la actividad volcánica, la minería y la quema de combustibles fósiles. Una vez liberado, se acumula en los ecosistemas acuáticos y, mediante la cadena alimentaria, se convierte en metilmercurio, su forma más tóxica, presente en altas concentraciones en los peces más grandes y longevos, como el pez espada y el atún rojo.
Según la AESAN, representa un riesgo sanitario significativo, especialmente para poblaciones vulnerables como mujeres embarazadas, mujeres en periodo de lactancia y niños pequeños. Esto se debe a su capacidad para atravesar la placenta y la barrera hematoencefálica, afectando directamente el desarrollo neurológico del feto y de los niños en sus primeras etapas de vida. Además, puede generar efectos adversos en el sistema nervioso, el sistema inmunológico y otros órganos.
Un estudio realizado en la Comunidad Valenciana en 2023 confirmaba que el pez espada, el atún y otras especies predadoras superan frecuentemente los límites de mercurio establecidos por la UE, aunque se observa una tendencia a la baja en los niveles de contaminación en los últimos años. Estas especies son especialmente problemáticas debido a su posición en la cúspide de la cadena alimentaria y su capacidad para acumular metales pesados.
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) recomienda limitar el consumo de estos peces grandes y priorizar especies más pequeñas y menos contaminadas, como sardinas, salmón y merluza. Para la población general, se aconseja una dieta variada con un consumo moderado de pescado, mientras que los grupos vulnerables deben evitar las especies con mayor contenido de mercurio.
Por tanto, aunque el pescado es una fuente esencial de nutrientes y un componente clave de la dieta mediterránea, es fundamental tomar precauciones para minimizar la exposición al mercurio. Variar las especies consumidas y priorizar aquellas con bajos niveles de contaminación es la clave para aprovechar los beneficios del pescado sin comprometer la salud.