
Las capas internas y externas de la Tierra.
El núcleo de la Tierra está cambiando de forma: los científicos detectan que sufre una "deformación viscosa"
El fenómeno demostraría que el núcleo interno es más líquido de lo esperado, y tiene repercusiones sobre la rotación de la Tierra.
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La superficie del núcleo interno de la Tierra está cambiando de forma, una alteración que implica que es más líquido de lo que se creía y que tiene repercusiones en la superficie. Así lo afirma un estudio que publica Nature Geoscience y que podría explicar una serie de fenómenos relacionados con las alteraciones que ralentizan la rotación del núcleo terrestre. Estas transformaciones han llegado a alargar la duración de los días, explica John Vidale, Profesor Decano de Ciencias de la Tierra en el Colegio Dornsife de la Universidad de California del Sur.
"El centro de la Tierra es uno de los lugares más misteriosos e inaccesibles", valora Maurizio Mattesini, catedrático de Geofísica en la UCM, en declaraciones a Science Media Centre. "Formado hace más de mil millones de años, el núcleo interno es una esfera sólida con un radio de 1.220 km y originada a partir de la cristalización del hierro procedente del núcleo externo líquido. Es el lugar más caliente de nuestro planeta, con una temperatura de entre 6.000 y 7.000 ºC, superior a la de superficie del Sol. La presión es extremadamente alta, de 3,5 millones de atmósferas".
Muchos aspectos de la superficie terrestre se ven afectados por "el complejo flujo de calor" que emana del núcleo interno, prosigue Mattesini. "Desempeña un papel importante en el mantenimiento del campo magnético del planeta, ya que su crecimiento (cerca de 0,5 mm/año) es el principal impulsor de la convección en el núcleo externo líquido". También potencia la tectónica de placas, otro elemento "fundamental para la vida en la Tierra".
La presión característica del centro de la Tierra es lo que ha llevado a deducir a los expertos que el núcleo es sólido. "Pero mientras analizaba los sismogramas recopilados durante décadas, un grupo de datos de ondas sísmicas se destacaba curiosamente con respecto al resto", explica Vidale, que buscaba una explicación para el ralentizamiento de la rotación del núcleo. "Más adelante, me di cuenta de que tenía delante la evidencia de que el núcleo interno no es sólido".
Los investigadores analizaron la forma y los tiempos de recorrido de las ondas sísmicas registradas en los arrays [estaciones sísmicas] de Eielson y Yellowknife en EEUU, generadas por terremotos en las islas Sandwich del Sur antes y después de 2010. "La técnica utilizada es bien conocida", explica Mattesini. "Consiste en analizar pares de terremotos ("dobletes") que ocurren con años de diferencia pero compartiendo el mismo hipocentro y mecanismo focal. Cualquier cambio permite detectar variaciones en la velocidad de rotación y la forma del núcleo interno".

La superficie externa del núcleo interno se licúa al interactuar con el núcleo externo.
Los autores determinaron que las ondas sísmicas de los terremotos que atravesaron el núcleo interno son consistentes entre sí, pero aquellas que solo lo rozaron presentan diferencias. Esto se explicaría por cambios temporales en la forma del núcleo interno, sugieren los autores, que podrían corresponder en palabras de Mattesini al "resultado de la atracción ejercida por anomalías de densidad en la parte más baja del manto o del arrastre provocado por el flujo convectivo en el núcleo externo", lo que implica "cambios simultáneos en su rotación y forma".
La actividad física tras los cambios temporales en la forma del núcleo interno se localizaría así cerca de su superficie exterior, recoge el nuevo estudio, que apunta a que sufriría una "deformación viscosa". El motivo habría que buscarlo en la interacción entre el núcleo interno y externos, separados por una fina frontera suceptible de cambiar de forma.
"Hasta ahora no habíamos podido observar que el carácter turbulento del núcleo externo fundido provocase alteraciones en su vecino, el núcleo interno, en una escala perceptible para el ser humano", apunta Vidale. "Este estudio nos permite ver por primera vez cómo el núcleo externo desordena y modifica la composición del interno". Mattesini conforma la importancia del hallazgo: "Un análisis más profundo podría llevar a reescribir la historia multidecadal de la rotación diferencial del núcelo interno con respecto al resto de la Tierra".