-Globos recogidos en las playas por la campaña Ocean Initiatives en 2017: 561.

-Porcentaje de los globos liberados que vuelven íntegros a la tierra o el mar: 10%.

-Años que tarda en degradarse un globo de poliuretano: 450 años.

-Tiempo que tardan en degradarse los globos de látex: entre unos meses y unos pocos años.

Los globos son uno de esos elementos que no pueden faltar en ningún tipo de celebración, desde cumpleaños infantiles a eventos de propaganda. Sin embargo, estas coloridas y festivas burbujas flotantes a menudo terminan en el mar o el campo, donde no suponen ninguna alegría para los animales que se topan por accidente con ellos. Más bien todo lo contrario.

Aunque ya en la antigüedad se fabricaban globos a base de vejigas de animales infladas, el primero sintético similar a los que conocemos hoy en día lo desarrolló el físico y químico Michael Faraday en el siglo XIX. En realidad fue un hallazgo accidental, ya que necesitaba un recipiente para albergar los gases utilizados en sus estudios y se le ocurrió fabricar uno a base de látex.

Poco después, varios comerciantes de gomas vieron que había un buen negocio detrás de aquella “bolsa para gases” y decidieron mejorarlos sometiéndolos a un proceso de vulcanización, que los hacía más resistentes a las rupturas. El primero en comerciar con esta alternativa más resistente fue J.G. Ingram en 1847, aunque por ese entonces sólo se vendía una opción alargada que solía utilizarse en publicidad y fiestas multitudinarias.

En realidad el globo tal y como lo conocemos hoy en día no llegó hasta los años 30, cuando el investigador Neil Tillotson, recién despedido de la empresa de neumáticos en la que trabajaba, decidió experimentar con látex líquido, obteniendo un globo con la forma de la cabeza de un gato.

Lo que ha ocurrido desde entonces, es más que conocido. Pronto comenzaron a comercializarse los globos de poliuretano tradicionales, que todos recordamos de la fiestas infantiles de nuestra infancia. Sin embargo, cuando éstos eran liberados al medio ambiente, podían ser arrastrados a cientos de kilómetros de distancia, con un destino incierto en el que a menudo terminaban convirtiéndose en trampas mortales para animales, tanto terrestres como marinos.

Un globo terráqueo de plástico abandonado junto a los desperdicios en la costa. Gtres.

Esto ha llevado a que en los últimos años se haya optado por volver al látex, un material que sí es biodegradable. Sin embargo, que se degrade no quiere decir que lo haga inmediatamente, ya que puede tardar dos o tres meses en contacto con el aire y de seis meses a unos pocos años si su destino es el mar. Lógicamente, el tiempo de degradación se ha reducido muchísimo, pero en ese periodo hay tiempo de sobra para que un animal pueda ingerir el globo -o lo que quede de él.

Además, según apunta en una carta a The New York Times el director de la campaña Balloons Alert Project, estos los globos de látex a menudo están tratados con sustancias destinadas a hacerlos más resistentes, que hacen que sea más difícil su descomposición.

Falsas medusas

Algunos globos explotan en el aire, llegando a tierra en fragmentos muy pequeños. Sin embargo, según estimaciones de la Marine Conservation Society, de Reino Unido, el 10% de ellos no revientan, por lo que caen prácticamente enteros. Si su destino es el mar, algunas especies, como las tortugas, pueden ingerirlos tras confundirlos con medusas.

Esto termina causándoles obstrucciones intestinales que les dificultan tanto seguir alimentándose como migrar a aguas calientes en invierno, por lo que terminan sucumbiendo a una muerte lenta y agónica. Además, también pueden causar la muerte por asfixia tanto a animales marinos como terrestres.

Menos plástico, más Mediterráneo: campaña de Greenperace

Activismo contra los globos

Tal es el problema de los globos que varias ciudades y estados de países como Australia o Estados Unidos ya han prohibido la liberación de globos, castigando a los infractores con multas bastante elevadas. Además, en los países en los que aún se permite han surgido varios movimientos ecologistas cuyo fin es concienciar a la población y los organismos competentes de los peligros que conllevan.

Una de estas fundaciones es la Blue Planet Society, que recientemente se ha dedicado a difundir fotos de globos de McDonalds hallados por las playas de toda Europa. Estos globos son uno de los regalos que los restaurantes de la famosa cadena de comida rápida hace a los niños junto al Happy Meal y se caracterizan por tener en su extremo un pequeño tubo de plástico, que los hace aún más peligrosos para el medio ambiente.

Según declaraciones a Daily Mail del fundador de la campaña, John Hourston, estos globos son varados a un ritmo aproximado de uno por día, por lo que suponen un problema más que notable, al que se debe prestar atención. En realidad la mayoría de restaurantes costeros de McDonalds ya no dispensan estos globos, pero pueden viajar a cientos de kilómetros de distancia, por lo que sería necesario ir más allá para atajar el problema.

Otra de las organizaciones surgidas para concienciar a la población sobre el peligro que encierran los globos es Balloons Blow, una ONG con sede en Florida, fundada en 2011. Su objetivo es dar información científica sobre los peligros de los globos para el medio ambiente, aportando además imágenes que sirvan como testimonio gráfico del alcance de estos riesgos.

Alternativas:

Lógicamente, si hay que elegir entre globos de poliuretano o de látex, la mejor alternativa son los de látex; ya que, dentro de lo malo, son los que mejor se degradan.

Sin embargo, también se deben tomar otras precauciones. Por ejemplo, en caso de utilizarlos para decorar fiestas, se aconseja atarlos con cordeles resistentes y no con cintas, que se rompen fácilmente y además pueden causar también enredos y atragantamientos a los animales marinos y terrestres.

En cuanto a los globos típicos de las ferias, los niños pueden llevarlos atados a la muñeca. Así será más difícil que se escapen, causándole un berrinche al pequeño y un grave problema al animal que pudiera toparse con él por accidente.

Por último, no se debe olvidar que los globos no son un artículo de primera necesidad. Prescindir de ellos no tiene por qué causar ningún problema y, además, de cara a celebraciones al aire libre se pueden sustituir por otros artículos decorativos menos contaminantes, como los típicos farolillos o abanicos de papel.

Es cierto que la lluvia puede dar al traste con ellos, pero no es un mal precio que pagar si con ello se da un pasito para cuidar de los seres vivos con los que compartimos el planeta.

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