Ni una erupción, ni la lava. Los peligros de los volcanes pueden residir en los gases que expulsan, compuestos de ácidos como el sulfúrico. Así lo demuestra el caso de la familia Carrer, que perdió este martes a tres de sus miembros que hirvieron en ácido sulfúrico en una tragedia que ha conmocionado a los numerosos testigos, ya que se trata de una zona muy turística.

El cráter volcánico Solfatara está localizado en las proximidades de la ciudad de Pozzuoli, al oeste de Nápoles. Hasta allí se habían desplazado desde Massimiliano Carrer, de 45 años, su mujer, Tiziana Zaramella, de 42 y sus dos hijos: Lorenzo, de 11 años y un niño de 7 años del que no se ha hecho público el nombre. 

Según los testigos presenciales, el pequeño Lorenzo se saltó una valla que pedía evitar el paso a la zona más peligrosa del cráter y cayó en la parte más volátil del cráter, de donde emanan vapores tóxicos y que acaba en una especie de barro que está a más de 1.000 grados de temperatura. 

Solfatara se alimenta de la misma fuente magmática que la caldera supervolcánica italiana Campi Flegre, que lleva años en estado durmiente pero cuya amenaza preocupa a los científicos. 

Al contrario que otros cráteres, éste se caracteriza por su falta de lava o de erupciones explosivas, pero es famoso por su emisiones de sulfurosas, de las que se desprende un humo amarillo con un olor peculiar. 

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