El huracán Irma no deja de protagonizar titulares. El último, la declaración de alerta roja en Haiti debido a su paso por el país. No es de extrañar esta inquietud, no sólo porque sus vientos ya han causado destrozos importantes en las Antillas, sino porque lo peor está por llegar. 

Según un probable patrón de trayectoria trazado por el Centro Nacional de Huracanes, el "extremadamente peligroso" Irma se moverá este miércoles sobre partes del norte de las Islas Vírgenes, pasará cerca o justo al norte de Puerto Rico esta tarde o noche y cerca o sobre la costa norte de la República Dominicana el jueves.



Una vez superada la República Dominicana enfilará hacia Bahamas, el norte de Cuba y llegará a Florida a finales de semana. Irma es ya el huracán más intenso formado en el Atlántico, con vientos máximos sostenidos de 295 kilómetros por hora.

Todo esto entra dentro de las previsiones de cualquier huracán de categoría 5, con el que se ha calificado a Irma. Para ello, se sigue una escala que clasifica los ciclones tropicales según la intensidad del viento, desarrollada en 1969 por el ingeniero civil Herbert Saffir y el director del Centro Nacional de Huracanes (NHC) de EEUU, Robert Simpson.

La velocidad del viento en huracanes como Irma supera los 250 kilómetros por hora, mientras que la marea que se forma es mayor a 5,5 metros; la presión central supera los 920 mbar y, he aquí lo más relevante, para la población, sus daños potenciales son los siguientes: "Destrucción de tejados completa en algunos edificios. Las inundaciones pueden llegar a las plantas bajas de los edificios cercanos a la costa. Puede ser requerida la evacuación masiva de áreas residenciales".

La descripción del NHC añade que la electricidad puede estar cortada durante meses tras un huracán de este tipo y que gran parte del área afectada puede mantenerse inhabitable durante este mismo tiempo. 

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