Un tiburón de Groenlandia se aleja para volver a las profundas y frías aguas del fiordo Uummannaq.

Un tiburón de Groenlandia se aleja para volver a las profundas y frías aguas del fiordo Uummannaq. Julius Nielsen

Medio ambiente Zoología

Un anciano tiburón de 500 años: diez animales que viven más que el hombre

Convivimos con tortugas que eran veinteañeras en el siglo XIX y ballenas que escaparon de los arpones de antaño.

10 julio, 2017 03:05

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Mientras se sigue debatiendo hasta qué edad puede vivir el hombre, en el reino animal hay varias especies que pulverizan nuestra esperanza de vida. Del tiburón de Groenlandia y sus hasta 500 años a los 184 de la tortuga gigante de Aldabra, estos son algunos de los animales con una longevidad prodigiosa.

Una almeja casi eterna

La almeja de Islandia es una especie de molusco bivalvo con una concha que tiene un tamaño que varía entre los 7 y los 12,5 centímetros. Especialmente presente en el norte del océano Atlántico, podría parecer una almeja normal. Sin embargo, esta especie tiene el honor de ser el animal más longevo del mundo debido a la avanzada edad que alcanzó uno de sus ejemplares.

Varios estudios realizados por la Universidad de Bangor (Gales) probaron, gracias a su número de anillos, que un ejemplar al que le pusieron el nombre de Ming había nacido en 1499 y vivido hasta los 507 años. Tristemente, fueron los propios investigadores los que la mataron, sin saberlo, al abrir su concha.

Un tiburón de aguas frías

El tiburón de Groenlandia, también conocido como tiburón boreal, es una de las especies más grandes de escualo: su longitud oscila entre los seis y los siete metros. Presente en el océano Atlántico y en el Glacial Ártico, según un estudio publicado en la revista Science este animal tiene una esperanza de vida de 400 años, lo que lo convierte en el vertebrado más longevo del mundo. De hecho, según los investigadores, algunos ejemplares podrían llegar alcanzar los 512.

Un pez bien entrado en años

El Sebastes aleutianus es una especie de pez de color rosa, beige o marrón cuya versión adulta alcanza un tamaño de unos 80 centímetros. Propio de aguas profundas y en concreto de la costa de Japón, el mar de Bering, de las islas Aleutianas y el sur de San Diego, se trata de una especie especialmente longeva. Mucho más que el ser humano. De hecho, se conoce el caso de un espécimen que llegó a los 205 años.

El 'Sebastes Aleutianus' es uno de los peces más longevos del planeta.

El 'Sebastes Aleutianus' es uno de los peces más longevos del planeta.

Un gusano ancestral

El gusano de tubo gigante Lamellibrachia luymesi es rojizo, habita en el fondo de los océanos y crea un largo y resistente cilindro dentro del que vive. Especialmente habitual en profundidades cercanas a los 800 metros en el Golfo de México, este gusano puede alcanzar los tres metros de largo y vive alrededor de la increíble cifra de 250 años debido a su lento crecimiento.

La ballena más anciana

La ballena de Groenlandia o ballena boreal puede crecer hasta los 18 metros de longitud y pesar hasta 100 toneladas. En la actualidad, existen unas 24.900. Pero puede ser algunas tengan todavía muchos años por delante. Aunque en un principio se creía que su esperanza de vida era similar a la de otras ballenas y oscilaba en torno a los 60 o los 70 años, en mayo de 2007 se descubrió que algunos ejemplares tenían incrustadas en su cuerpo puntas de arpón que datan del año 1890.

Esto implica que, probablemente, habrían sobrevivido a un intento de caza en aquellas fechas. De hecho, según los investigadores, los ejemplares estudiados tenían entre 135 y 172 años. Por ello, ahora la esperanza de vida de esta ballena se estima en los 150 o 200 años.

El erizo más viejo

El Strongylocentrotus franciscanus, comúnmente llamado erizo rojo, es un erizo de mar endémico del océano Pacífico que se puede encontrar desde Alaska hasta Baja California. Su cuerpo esférico está totalmente cubierto por espinas afiladas que pueden crecer hasta ocho centímetros. ¿Su edad? Se sabe que su esperanza de vida excede los 30 años y los científicos han encontrado ejemplares con más de 200 años de edad.

El erizo rojo ha llegado a los 200 años de edad.

El erizo rojo ha llegado a los 200 años de edad. Wikimedia

Unas tortugas centenarias

La tortuga gigante de Aldabra es una especie de tortuga que solo habita en el atolón de las islas Seychelles que le da nombre. La más grande después de las gigantes de las islas Galápagos, es la especie de tortuga más longeva. Adwaita, una tortuga que llegó al zoo de Calcuta en 1875 y nacida, según los datos disponibles, en 1750, moría en el año 2006 a unos supuestos 255 años de edad. Además, Jonathan, otra tortuga de esta especie, todavía viva, tiene 184 años. Unas cifras de récord.

Las tortugas gigantes Galápagos

Las conocidas como tortugas gigantes de las islas Galápagos, o Chelonoidis nigra, son un conjunto de 10 especies de tortugas terrestres estrechamente relacionadas entre sí cuya línea de demarcación entre ellas es todavía tenue. Entre otras cosas, tienen en común su lugar de residencia (la isla que les da nombre) y su gran longevidad. Hay ejemplares, como Harriet, que han llegado a vivir 175 años.

Las tortugas gigantes de las Galápagos pueden llegar a vivir hasta 175 años.

Las tortugas gigantes de las Galápagos pueden llegar a vivir hasta 175 años.

Un molusco peculiar y duradero

Otro molusco en la lista. La geoduck es una especie de molusco nativo de la costa oeste de América del Norte. Es una de las almejas más grandes del mundo y, aunque no fue pescada hasta la década de 1970, en fechas recientes ha surgido una gran demanda en los mercados asiáticos, lo que ha disparado su crianza en granjas. Además, es también uno de los animales más longevos: puede vivir hasta los 168 años.

Un esturión con muchos cumpleaños

El esturión de lago, propio de las zonas templadas de América del Norte, es una de las 20 especies pertenecientes a la familia de los esturiones y, como el resto, uno de los eslabones evolutivos más antiguos. En 2012, se capturaba a una hembra de esta especie en el lago Winnebago que, tal y como se descubrió posteriormente, tenía 125 años.