Este año es el 45º desde que Naciones Unidas decidió celebrar cada 5 de junio el Día Mundial del Medio Ambiente, coincidiendo con la fecha de inauguración de la conferencia que tuvo lugar en Estocolmo a finales de aquella primavera de 1972.

¿Sigue siendo necesario celebrarlo? Probablemente más que entonces.

En estas cuatro décadas, la deforestación mundial ha aumentado hasta esquilmar anualmente más de siete millones de hectáreas (una superficie casi tan grande como Castilla La Mancha), la llamada tasa de extinción natural -número de animales cuya población desciende sin tener en cuenta factores externos- se ha multiplicado por más de mil en los últimos años, a los que se añade la producción y acumulación de residuos sólidos, las emisiones de efecto invernadero, el plástico en los océanos, la destrucción de los corales y sus ecosistemas asociados, el vertido de fertilizantes, la eutrofización, la proliferación de algas tóxicas o Donald Trump.

Feliz Día Mundial del Medio Ambiente a todos.

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