Anoche, Donald Trump cumplió con su promesa electoral y anunció que Estados Unidos abandonará el acuerdo global de Naciones Unidas contra el cambio climático suscrito por 195 países.

Desde un punto de vista ambiental las consecuencias de que el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero abandone sus actuales objetivos de reducción de emisiones son imprevisibles. Hoy, Deon Terblanche, director del departamento de investigación atmosférica de la Organización Meteorológica Mundial calculaba que la decisión de Trump podría sumar 0,3ºC a la temperatura media global para el año 2100, pero alertaba de que sólo era una estimación, dado que aún no se ha puesto en marcha ningún modelo climático que pueda calcularlo con más exactitud.

El mundo contesta a Trump

Estados Unidos planeaba reducir en un 28% sus emisiones para el año 2025. Sin embargo, la decisión del gobierno de Estados Unidos tendrá otras consecuencias, más inmediatas y no necesariamente medioambientales.

Economía

Una de las razones que blandió ayer el presidente estadounidense es que salir del acuerdo ayudaría a conservar puestos de trabajo dentro de Estados Unidos.

Los expertos parecen coincidir en que la decisión tendrá efectos positivos a corto plazo pero devastadores a medio y largo plazo. Los principales beneficiados son los 1.100.000 trabajadores empleados en la generación de electricidad con combustibles fósiles.

Sin embargo, los estadounidenses empleados en el sector de las energías renovables suman ya casi 900.000 personas. Según datos del Departamento de Energía, el sector solar está creciendo a un ritmo del 25% anual y el eólico un 32% cada año, y es precisamente esta tendencia la que se vería más afectada.

Uno de los objetivos más ambiciosos del Acuerdo de París fue asentar el Fondo Verde del Clima, un instrumento de financiación de unos 100.000 millones de dólares anuales para que los principales emisores ayuden a los países en desarrollo a reconvertirse hacia economías bajas en emisiones de dióxido de carbono. Más que una hucha a fondo perdido para los países ricos, representaba una herramienta para establecer acuerdos, que reduciría los riesgos de inversión de empresas estadounidenses o europeas y estimularía a largo plazo la financiación de proyectos locales.

Con la decisión de Trump, Estados Unidos pierde su sitio en la mesa de negociaciones y quedará fuera de estas oportunidades.

Energía

Poco después del anuncio, el barril de petróleo Brent ha caído por debajo de los 50 dólares, según recoge Reuters, por temor a que la decisión de Trump vaya acompañada de un aumento en las prospecciones de petróleo en Estados Unidos, lo que aumentaría más aún la oferta mundial ya existente.

"Creo que veremos a un Estados Unidos que está a punto de volverse loco en términos de producir combustibles fósiles", ha declarado a Reuters Matt Stanley, un bróker de combustibles en la empresa Freight Services International de Dubai, añadiendo que otros productores podrían hacer lo mismo. "¿Por qué no iban a aumentar la producción cuando productores como Estados Unidos demuestra tener la puerta abierta a hacer lo que les plazca?"

La semana pasada, la Organización de Países Productores de Petróleo decidió en Viena recortar la producción de barriles diarios en 1,8 millones hasta marzo de 2018, con el objetivo de frenar la sobreproducción.

El plan de Estados Unidos, que produce unos 500.000 barriles diarios, supone un volantazo en la dirección contraria.

Política interior

El abandono del Acuerdo de París ha producido un terremoto en el consejo de asesores de Donald Trump, un grupo multidisciplinar de expertos del que formaban parte los consejeros delegados de las principales compañías del país. Minutos después del discurso del presidente, Elon Musk, presidente de Tesla y SpaceX, o Bob Iger, CEO de Disney, han anunciado que abandonan el cargo como consejeros.

Además, grandes empresas como Facebook, Ford, Apple, Microsoft o incluso la petrolera Exxon han emitido declaraciones criticando la postura del gobierno en este asunto.

Dentro de la Casa Blanca, la decisión también mantuvo divididos a algunos de los consejeros más cercanos a Trump. La decisión de salir refuerza al sector nacionalista encabezado por Steve Bannon, Gary Cohn y Scott Pruitt, frente al grupo que le aconsejaba seguir en el acuerdo, formado por el exgobernador de Texas Rick Perry, Rex Tillerson, su hija Ivanka o el marido de ésta, Jared Kushner.

Estados como California, Oregon o Connecticut y ciudades como Houston o Nueva Orleans han declarado ya su intención de hacer caso omiso al gobierno federal y seguir aumentando sus objetivos de reducción de emisiones y transformación a energías más limpias.

Política exterior

Una vez más, el mundo comprobó la aversión de Trump a los tratados internacionales, algo que ha ocurrido antes con la OTAN, los acuerdos NAFTA o trans-Pacífico de Cooperación Económica (TPP) y la Organización Mundial del Comercio. En esta ocasión, tildó el acuerdo contra el cambio climático de "draconiano" y "muy injusto" con Estados Unidos.

Precisamente, una de las razones del éxito del acuerdo fue la flexibilidad que permitía a cada país establecer sus objetivos -por laxos que fueran- a la hora de sumarse al texto, con la esperanza de ir siendo más ambiciosos en el futuro. Por ello, aunque el objetivo final del Acuerdo de París es que en 2100 la temperatura media global no superara los 2ºC, con los objetivos nacionales actuales el incremento estaría entre 2,6 y 3,1ºC.

Las otras potencias mundiales no han perdido el tiempo en posicionarse. La Unión Europea y China hicieron coincidir el anuncio de Trump con una cumbre bilateral sobre comercio y clima en Bruselas. Según informa desde la capital belga nuestro compañero Juan Sanhermelando, el comisario europeo de Energía y Cambio Climático Miguel Arias Cañete declaró que "es un día triste para la comunidad global al ver a un socio clave dar la espalda a la lucha contra el cambio climático", pero reafirmó que "el mundo puede seguir contando con Europa para liderar globalmente la lucha".

Además de Europa, otras potencias como China o India han dado un paso al frente reafirmando su compromiso con el texto acordado en diciembre de 2015.

El único discrepante por el momento ha sido Rusia. Un asistente del Kremlin, Andrei Belousov, ha declarado esta mañana a la agencia RIA que un acuerdo global sin Estados Unidos "es impracticable". Rusia firmó en su momento el Acuerdo de París pero es uno de los pocos países que aún no lo ha ratificado oficialmente.