Antonio Villarreal Juan Sanhermelando

Que Donald Trump va a sacar a Estados Unidos del Acuerdo de París contra el cambio climático era algo tan previsible como que su próximo filete de ternera se lo comerá muy hecho y con ketchup.

En los meses que lleva como presidente del gobierno ya había mandado señales bastante premonitorias, como situar al frente de la Agencia de Protección Ambiental a Scott Pruitt, fiscal que defendió a las empresas de fracking de Oklahoma, reducir en un 31% el presupuesto de la agencia federal o revocar el Plan de Energía Limpia promulgado por Obama, que imponía límites de emisiones de gases de efecto invernadero.

Ahora, según llevan avanzando toda la semana medios estadounidenses, la decisión sobre el Acuerdo de París está tomada.

¿Qué ocurrirá a partir de ahora?

Trump tiene varias formas de ejecutar la salida de EEUU del grupo de 195 países que firmaron este acuerdo y todas son problemáticas.

Técnicamente, dado que Estados Unidos suscribió el acuerdo bajo la presidencia de Obama, no podría declarar su voluntad de abandonarlo antes del 4 de noviembre de 2019, tres años después de la entrada en vigor del mismo, porque así lo certifica el artículo 28. Además, tendría que pasar otro año más hasta que la medida fuera ratificada.

Sin embargo, el texto contiene un epígrafe más (28.3) que señala que "toda parte que se retire del Convenio será considerada también retirada del presente acuerdo". Se refiere al Convenio Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático o UNFCCC, suscrito por casi todos los países del globo en 1992. El Acuerdo de París -como el extinto protocolo de Kioto- son subsidiarios de este convenio mayor. 

Retirarse del UNFCCC sería más rápido, en torno a un año, pero conllevaría otra serie de problemas mayores.

El quid de la cuestión

Para no tener que dejar el Acuerdo de París en manos del Senado, cuya mayoría republicana lo habría rechazado, John Kerry negoció un texto no-vinculante que para Estados Unidos, legalmente, tiene el tratamiento de acuerdo ejecutivo entre naciones.

Los precedentes históricos sugieren que, en este caso concreto, las leyes estadounidenses prevalecerían y Trump podría finiquitar unilateralmente la participación de EEUU en el convenio contra el cambio climático.

En cambio, el convenio UNFCCC sí fue respaldado en su momento por el Senado, bajo la presidencia de George H.W. Bush, y tiene la consideración legal de tratado. Por tanto, para salirse del UNFCC, Trump tendría que pasar por la cámara alta estadounidense y que ésta votara a favor de la medida.

Por tanto, lo más plausible ahora mismo es que EEUU se retire únicamente del Acuerdo de París y, como indica The Atlantic en este artículo, simplemente deje de participar en las reuniones anuales que el acuerdo requiere durante los próximos tres años.

Europa no pierde el tiempo

En Bruselas se esperaba ya este desenlace después de la negativa de Trump a firmar en la cumbre del G-7 en Italia del pasado viernes un comunicado de apoyo al acuerdo de París. La prioridad de los dirigentes europeos pasa ahora por limitar daños y garantizar que el pacto climático sobreviva pese a la retirada de Estados Unidos. Para lograrlo, la UE se compromete a asumir un papel de liderazgo en el combate mundial contra las emisiones de efecto invernadero.

"En Europa no tenemos un plan B", ha dicho este miércoles el vicepresidente de la Comisión responsable de Energía, Maros Sefcovic, al ser preguntado por las filtraciones desde Washington. "Si los estadounidenses deciden retirarse, sería una decepción, pero no va a cambiar el curso de la humanidad. Lo que estamos viendo es que nuestros socios en todo el mundo –en África, en Asia, en China- esperan que Europa asuma el liderazgo en este esfuerzo y nosotros estamos dispuestos a hacerlo", ha asegurado Sefcovic.

"El mundo puede contar con Europa para mantener el liderazgo climático a nivel mundial. Juntos, vamos a apoyar y a defender el acuerdo de París", ha escrito en su cuenta de Twitter el comisario de Cambio Climático, Miguel Arias Cañete, en referencia a la estrecha alianza tejida entre la UE y China.

El Gobierno de Pekín se ha convertido en un socio improbable de Bruselas en la lucha contra el cambio climático. Si hace poco más de dos años las autoridades chinas se oponían a asumir compromisos en materia de recorte de emisiones, ahora se encuentran entre las principales defensoras del acuerdo de París.

En la cumbre bilateral que celebran el 1 y 2 de junio en Bruselas, los dirigentes de la UE y el primer ministro chino, Li Keqiang, tienen previsto firmar una declaración conjunta sobre energía y cambio climático en la que reiterarán su compromiso con el acuerdo de París y explicarán de forma detallada cómo piensan aplicarlo. El texto se pactó antes de que se conociera la decisión final de Trump de retirarse, pero ahora adquiere una importancia renovada.

"No hay una referencia a la retirada de Estados Unidos. Pero por supuesto, el acuerdo sigue siendo válido independientemente de que uno de los grandes emisores (de gases de efecto invernadero) se retire o no", explica un alto funcionario europeo que ha participado en las negociaciones con China. La declaración conjunta de Bruselas y Pekín "es una señal fuerte de dos firmantes destacados del acuerdo de París de que seguirán avanzando en su aplicación sin importarles si otros se retiran", subraya el diplomático.

Noticias relacionadas