Entre las 06:45 del sábado 7 de mayo y las 17:45 del miércoles, día 11, la mayoría de los lusos vivieron un milagro, pero casi nadie reparó en ello. El joven que volvía de una noche de fiesta por la Riviera de Oporto la madrugada del domingo no se dio cuenta de lo que estaba aconteciendo, ni tampoco el conductor del tranvía que guiaba su eléctrico por las calles lisboetas el lunes, ni la ama de casa que ponía en marcha su lavadora en Faro el martes por la tarde.

Sin embargo, todos fueron parte de algo que nunca antes había tenido lugar: durante más de cuatro días, toda la electricidad consumida en Portugal provino de energías renovables. Durante 107 horas seguidas, la pequeña república en el extremo del continente europeo evitó tener que recurrir a sus centrales térmicas, de carbón o de gas natural para dar luz a sus casas, calles, y millones de objetos que dependen de la electricidad para funcionar. Fue así cómo, inesperadamente, Portugal superó con mucho  lo conseguido por Alemania a mediados de este mes, cuando el país germano anunció que había conseguido nutrir su red eléctrica con energía procedente exclusivamente de fuentes renovables durante 24 horas. 

"No fuimos conscientes de lo que había pasado hasta varios días más tarde, cuando analizamos los datos de la Red Energética Nacional", explica a EL ESPAÑOL António Sá da Costa, presidente de la Asociación Portuguesa de Energías Renovables (APREN). "Una vez vimos los números, estaba claro que durante más de cuatro días no sólo se había asegurado el 100% de la energía consumida en Portugal a base de energías renovables, sino que se había incluso llegado a producir un 20% adicional que fue exportado a España".

Sá da Costa afirma que el acontecimiento tiene un peso enorme ya que "demuestra existe la capacidad técnica para pasar a un modelo cada vez más centrado en las renovables". Desde 2013, la mitad de la producción de la electricidad en Portugal proviene de energía renovable, pero nunca antes se habían aprovechado estas fuentes de manera exclusiva durante tantos días consecutivos.

"Hasta ahora, los grandes lobbies de la energía han argumentado que era imposible tomar a las renovables como una opción seria y que nunca serían capaces de soportar redes tan grandes durante periodos extensos", explica Sá de Costa, doctor en Ciencias de la MIT y experto en materias renovables. "Ese argumento acaba de quedar en papel mojado".

'Milagro' casual, infraestructura planificada

Los cuatro días a base de energías renovables no fueron el resultado de un esfuerzo concertado por parte del Estado luso, sino de una "tormenta perfecta" de condiciones ambientales, explica el presidente de la APREN. "Fue un fin de semana con todo: viento y lluvia en el norte del país, sol en el sur. Todas nuestras fuentes renovables -los parques eólicos, las presas, las parcelas solares- estuvieron bien aprovechadas".

Pese a las condiciones particulares de esos cuatro días, Sá da Costa señala que el fenómeno es repetible, y que es probable que el país consiga llegar a la semana entera de dependencia exclusiva sobre renovables antes de finales de este año, una meta que Dinamarca, país verde por excelencia, se ha marcado para 2020.

"Aquí tenemos muchísima suerte en lo relevante a las condiciones ambientales, de viento y sol. Todavía no hemos logrado encontrar una forma económicamente viable de aprovechar el poder del mar, pero con las infraestructuras existentes es probable que en invierno consigamos sobrepasar la meta de la semana".

Por mucho que el logro de los cuatro días sea significativo, Sá da Costa insiste en que lo que más importa es el porcentaje total de energía generada a base de fuentes renovables a final de año. "El año pasado, un 48% de la electricidad utilizada en Portugal a lo largo del año fue producida por estas fuentes, y para 2020 nuestra meta es alcanzar el 60%. Se estima que para 2040 toda la energía eléctrica de Portugal podría venir de las renovables".

Una de las máquinas Pelamis de generación de energía undimotriz frente a Aguçadoura. EE | PD

El presidente de la APREN considera que esta nueva realidad es tan importante para la Unión Europea como para Portugal, ya que el país podría convertirse en un gran exportador de energía renovable para el resto del continente. Sin embargo, matiza Sá da Costa, para ello es necesario poner un mayor  esfuerzo en mejorar las conexiones energéticas entre la península ibérica y el resto de la Unión.

"Dinamarca se ha convertido en una potencia energética gracias a su ubicación geográfica. Puede exportar su energía fácilmente a Escandinavia y el norte de Europa, pero Portugal no consigue asumir un liderazgo verde porque está aislada en una franja de Europa", explica el experto en renovables.

"España y Portugal tienen una conexión energética decente entre los dos países, pero la que existe entre España y Francia es tremendamente reducida. Es necesario acabar con el aislamiento energética de esta parte de Europa".

Celebración con cautela

Aunque el hito conseguido por Portugal ha sido celebrado por la comunidad científica, muchos expertos avisan que tampoco es para tirar cohetes.

"Es un avance, por es importante puntualizar que la red eléctrica sólo representa un 26% del consumo energético total de Portugal", explica João Joanaz de Melo, profesor de Ingeniería del Ambiente e Energías Renovables de la Universidad Nova de Lisboa. "El 100% de ese 24% fue limpio, pero durante esos cuatro días los portugueses continuaron a producir gases de efecto invernadero con sus coches, y las centrales térmicas y de carbón continuaron funcionando, solo que exportaron la energía que produjeron directamente a España".

Joanaz de Melo también señala que, mientras que las energías renovables no producen gases de efecto invernadero, no necesariamente son fuentes de energías sostenibles o realmente verdes.

"Ser renovable no implica ser bueno para el medio ambiente. Las fuentes de energía hidroeléctrica -las presas de agua- son enormemente dañinas para los ecosistemas en las que están presentes. La producción de energía siempre tiene su coste, la clave es encontrar el coste más sostenible".

Es importante puntualizar que la red eléctrica sólo representa un 26% del consumo energético total de Portugal

Ante ello, el experto en planeamiento energético reclama mayor esfuerzo por parte del Estado para invertir en energías que no sólo sean renovables, sino que también tengan un impacto reducido sobre el ecosistema. En particular, el profesor considera que el país tendría que enfocarse en la energía solar, un recurso poco aprovechado pese a tratarse del país con el mayor número de horas de luz de la Unión Europea.

"La clave sería descentralizar la gestión de la energía renovable a través de subsidios para que las familias portuguesas instalaran placas solares en sus tejado", dice Joanaz de Melo, que apunta al éxito que Grecia ha tenido con esta política. Según el observatorio de energías renovables Oberv’ER, el Estado heleno es el tercer país de la Unión en la generación de energía a través de paneles solares términos, y el séptimo país en generación de energía fotovoltaica.

"Una gestión más directa de la energía también ayudaría con la reducción del consumo. Hoy en día un 30% de la energía total producida en Portugal es desperdiciada. Evidentemente, el público sería más consciente de lo que gasta si tuviese mayor control sobre su producción y recibiera remuneración por la energía que proporcionaba a la red".

Un largo camino por delante

Sá da Costa, de la APREN, espera que el logro de los cuatro días de electricidad a base de fuentes renovables debe servir como un factor motivador para el Ejecutivo luso ponga mayor esfuerzo en "divorciar" al país de las energías contaminantes.

"Queda muchísimo por hacer pero, al menos ahora, podemos confirmar que vamos por el buen camino", afirma el presidente  de la APREN. "¿Es suficiente? Para nada. Los países de la Unión tienen un compromiso con reducir sus emisiones, pero los objetivos son poco serios, especialmente con la capacidades reales de países como Portugal para avanzar mucho más rápidamente, y tenemos  cierta esperanza que éste Ejecutivo se movilizará".

Actualmente el Gobierno del socialista António Costa dice estar estudiando como reforzar la conexión de las redes energéticas con el resto de la Unión, aunque reconoce que mucho dependerá de la voluntad de Bruselas para potencializar estas redes. A nivel nacional, no obstante, el Ejecutivo ha afirmado su intención de hacer inversiones "prioritarias" en la energía solar a lo largo de esta legislatura.

"A veces nos frustramos con la lentitud de las cosas aquí, pero por lo menos no hay el inmovilismo que detectamos en España, ni se han aprobado las locuras que han salido de Madrid estos últimos cuatro años", dice el presidente de la APREN al referirse a la polémica reforma del sector eléctrico del Gobierno de Mariano Rajoy, que encareció el autoconsumo y vetó la opción de verter energía a la red para recuperarla más tarde.

Las leyes que se han aprobado en España son bochornosas: son malas para el medio ambiente, los consumidores y los inversores extranjeros

"No es que Portugal hay tenido buena suerte con sus políticos, es que España ha tenido mala suerte con los suyos. Las leyes que se han aprobado al otro lado de la frontera son bochornosas: son malas para el medio ambiente, los consumidores y los inversores extranjeros. Nadie quiere invertir en renovables en un país que cambia las leyes aleatoriamente, como si se tratara de un bar de playa en busca de beneficios inmediatos".

El profesor Joanaz de Melo coincide con Sá da Costa en esperar que el pequeño milagro eléctrico de la semana pasada sirva para fomentar un mayor esfuerzo verde en Portugal.

"Por relativamente limitado que sea, lo que se ha conseguido supone un gran paso adelante. Nuestro objetivo es llegar a tener un país que se nutre de energía limpia 365 días por año; ya vamos por cuatro días consecutivos. Es un buen comienzo, pero tenemos un largo camino por delante".

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