Francisco Mora, doctor en Neurociencias.

Francisco Mora, doctor en Neurociencias.

Ciencia

Francisco Mora, catedrático y neurocientífico: "La base de la felicidad es el sufrimiento, nos da la energía para alcanzarla"

Todo lo que perciben nuestros sentidos pasa por un filtro del cerebro que determina si es placentero o doloroso, ambos son inevitables .

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J. Rodríguez
Publicada

Las claves

El neurocientífico Francisco Mora sostiene que el cerebro humano está diseñado para la supervivencia, no para la felicidad.

Según Mora, la felicidad es una idea universal pero inalcanzable como estado constante; solo se experimenta en breves momentos.

El sufrimiento, según el experto, es el motor que impulsa a las personas a buscar la felicidad, actuando como energía motivadora.

Mora defiende que aceptar la imposibilidad de una felicidad permanente puede contribuir al bienestar personal.

Todas las personas aspiramos a encontrar la felicidad, pero no la buscamos en los mismos sitios. No siempre tenemos claro si lo importante es acumular relaciones, experiencias o comodidades. En lo que buscamos, también es fundamental plantearse si la felicidad existe.

Es altamente posible que tengamos una visión romanizada de la felicidad. De hecho, el doctor en Neurociencias por la Universidad de Oxford y en Medicina por la de Granada Francisco Mora se atreve a decir que nuestro cerebro no está diseñado para albergarla.

"Nuestro cerebro, producto de muchos cientos de millones de años de evolución biológica y construido a golpes de azar y determinantes ambientales, solo contiene un diseño máximo y es aquel de la supervivencia", afirma este experto en este artículo de Huffpost.

Vamos, que a tu cerebro le importa más que sigas con vida, alejándote de amenazas y acercándote a sensaciones placenteras, que tu felicidad. "Y eso, en su esencia, implica lucha, dolor, desazón y sufrimiento", añade, consciente de que es una realidad incómoda.

La búsqueda de la felicidad se ha planteado desde el punto de vista filosófico y también en muchas religiones como el fin último del ser humano, su razón de ser. Pero, desde el punto de vista más fisiológico, esta no sería para nada la finalidad de nuestra materia gris.

"Toda interacción con el mundo, toda lucha por la consecución de algo conlleva placer o dolor y eso nos aleja de la felicidad", explica rotundo Mora, que es autor del libro ¿Está nuestro cerebro diseñado para la felicidad?. Spoiler: no lo está.

"Cuanto vemos, tocamos, oímos, olemos o gustamos es filtrado, antes de alcanzar la conciencia y la construcción del pensamiento, por nuestro cerebro emocional, en donde a esa información sensorial se le da la impronta de bueno o malo, de placentero o doloroso".

Tras la felicidad constante

Y ahí radica la infelicidad y el sufrimiento, dice. "La felicidad no es más que una idea sin más existencia que la que puede tener un sueño", sigue. Aunque una idea, eso sí, puede vertebrar la existencia de los seres humanos y proporcionar un sentido.

Mora reconoce que es una idea universal, que, de una manera o de otra, todos los seres humanos vamos buscando huir del sufrimiento y construir una vida alrededor de la idea de felicidad. “La felicidad es posiblemente la única idea, la única palabra, verdaderamente universal”, dice.

La persecución de la felicidad recuerda irremediablemente al budismo, que pretende dar con ella a través de la eliminación del deseo. Pero Mora considera que la eliminación del dolor es contraria al ser humano. "Ni el mismo Buda debió alcanzarla completamente", dice.

"La felicidad se convierte en una búsqueda y un peregrinaje constante sin que nadie haya alcanzado a encontrar lo que buscaba. La felicidad de este modo, la felicidad humana, queda reducida a 'momentos' o 'parpadeos’ de felicidad", precisa este científico.

Para Mora la felicidad puede existir durante segundos en los que las necesidades están cubiertas, no sentimos dolor, miedo o angustia y se diluye un poco la idea del ‘yo’. Pero, además, el doctor en Neurociencias plantea una curiosa contradicción.

“La verdadera idea de felicidad, su consecución, reside precisamente en el sufrimiento. El sufrimiento se convierte así en un motor, una catapulta, una energía que nos mueve para intentar alcanzar algún parpadeo de felicidad”, explica Mora.

Además Mora cita a Umberto Eco cuando dijo que "aquellos que aspiran a ser felices de modo constante (aquí o en otro mundo) son unos cretinos". La felicidad permanente es, por tanto, directamente imposible, según Mora, y aceptarlo puede hacernos sentir mejor.