Una mujer trabaja en un laboratorio.

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Ciencia Estudios

Las revistas científicas 'borran' a las mujeres: menos del 30% logra publicar

No figurar como primeras o segundas autoras puede perjudicar a sus carreras en el futuro, ya que es un factor importante para lograr ascensos.

25 abril, 2022 01:56

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El techo de cristal es una realidad que tienen que abordar todos los sectores. Sin embargo, en los últimos años ha surgido una reivindicación especial en el ámbito científico, ya que las cifras demuestran que las mujeres tienen una menor representación y notoriedad frente a sus colegas masculinos. Ahora, a la ristra de datos que lo denuncian, se suma el hecho de que, en las revistas más notables de divulgación científica, sus nombres aparecen en menos del 30% de las publicaciones.

Así lo evidencia una investigación llevada a cabo por profesionales de la Facultad de Medicina de Stony Brook (Nueva York, Estados Unidos) y que ha examinado la presencia de mujeres como primeras autoras en tres de las publicaciones científicas más importantes: New England Journal of Medicine (NEJM), Journal of the American Medical Association (JAMA) y Lancet.

Según sus datos, las mujeres aparecen como primeras autoras en un 26,8% de los casos, frente al 73,18% de los hombres. De todas las publicaciones, en la que menos representación tienen es en NEJM, ya que en su caso el porcentaje se reduce al 15,83%.

Las cifras, además, no aumentaban cuando se examinaba la presencia femenina en otras categorías inferiores, pero notables, como es el caso de segunda y tercera autora. De hecho, el porcentaje bajaba al 26,69%

Tabla de representación masculina y femenina en revistas científicas.

Tabla de representación masculina y femenina en revistas científicas. Krstacic et al PLoS ONE

Por otro lado, se llevó a cabo un análisis sobre el tipo de investigación que se publicaba a un género u a otro. Así, concluyeron que, por normal general, a las mujeres se las relaciona menos con ensayos clínicos, en detrimento de los estudios observacionales, y con temas relacionados con enfermedades infecciosas. En los hombres, en cambio, predominaban los temas cardiovasculares.

Para la obtención de los resultados, se extrajeron todas las publicaciones de los registros de las revistas desde 2002 a 2019. De entre ellos, 10.436 cumplían los requisitos para ser elegibles y, de ahí, se escogieron 360 artículos para analizar.

Sin mejoras

Los resultados no demuestran que haya habido un gran cambio en estos últimos años, ya que otra investigación, publicada en 2015 por la American Sociological Review, esgrimía una realidad similar. Realizada también en Estados Unidos, en este caso analizaron la presencia de las mujeres científicas en los medios de comunicación. Para ello, indagaron en los registros de más de 2.000 periódicos, revistas y medios online y la conclusión fue que de cada seis nombres propios que aparecen en los medios, cinco son de hombre mientras que sólo uno es de mujer.

En este último caso, el análisis se hizo en medios de comunicación de todo tipo, sin tener en cuenta que fueran especializados. Sin embargo, el nuevo estudio implica una variable muy importante y es que ser invisible en revistas como NEJM, JAMA y Lancet tiene graves consecuencias para las carreras de las científicas.

"Dado que las tasas de publicación en las principales revistas médicas en las posiciones de primer, segundo o último autor pueden influir en las decisiones de comités y promoción académica, este hecho puede afectar al salario de las investigadoras, las perspectivas laborables y la competitividad para la obtención de subvenciones", sentencia el estudio.

Centros de investigación, como el Instituto ISGlobal, han denunciado en ocasiones las trabas que soportan las mujeres para poder hacer carrera científica. Según sus datos, en España, el 39% de las investigaciones se atribuyen a mujeres, un porcentaje que, aunque mejorable, no está del todo mal si se compara con otras zonas, como Asia meridional y Occidental, donde sólo copan el 19%.

Carmen Fenoll, catedrática de Fisiología Vegetal en la Universidad de Castilla La Mancha y presidenta de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT) denunciaba en una entrevista con EL ESPAÑOL la situación que aún tienen que vivir las mujeres del colectivo.

Si bien, algunas situaciones como el acoso sexual han ido mejorando gracias a la concienciación y visibilización -recordemos el caso del biólogo Francisco J. Ayala, que fue obligado a dimitir de todos sus puestos la Universidad de California Irving tras constatarse la veracidad de cuatro denuncias por acoso sexual-, todavía hay muchos frentes en los que mejorar.

'Brillantes' vs. 'trabajadoras'

Una de las denuncias de Fenoll iba en relación a las trabas en la progresión de las carreras que se ponen dentro de la propia profesión: "No es raro que en los grupos de investigación, en las cartas de recomendación, en las que se escriben para ellos los apelativos sean 'excelente', 'brillante'; y, para ellas, los apelativos suelen ser 'muy trabajadora', 'estupenda influencia en el grupo', etc.", unas palabras que concuerdan con la conclusión a la que llegaba la investigación que nos ocupa.

Desde el Ministerio de Igualdad se puso en marcha la sección Científicas en Cifras para recoger datos de las mujeres en este sector e impulsar una mejora. Según su último informe, se ha producido un aumento paulatino en la presencia de investigadoras a lo largo de los últimos años, ya que actualmente alcanzan el 41% del personal investigador de nuestro país.

Si bien, el documento reconoce que hay aspectos en los que los avances han sido mínimos, como es el caso del poder de decisión en los sistemas de toma de decisiones. Por ejemplo, sólo hay un 23% de rectoras y directoras de institutos de investigación.

Esto abre la veda a una de las teorías sobre por qué no hay mujeres primeras autoras en las revistas de investigación. ¿Es porque realizan menos investigaciones? ¿Se las descarta desde los comités editoriales por su género? El equipo de Nueva York no pudo contestar a estas cuestiones, así que todavía queda por analizar qué está ocurriendo realmente con el 'borrado' de mujeres en el mundo editorial científico.