
El laboratorio y los doctores Luis Rodríguez- Tabernero y Julio Gobernado
La reproducción asistida y los riesgos más allá de los 40: de los tres intentos en la pública a los 9.000 euros en la privada
Los doctores aseguran que las técnicas "han evolucionado muchísimo" y sostienen que es importante contar con apoyo psicológico durante el proceso.
Más información: Sacyl amplía la reproducción asistida hasta 42 años en mujeres y 60 en hombres en Castilla y León
Llega un momento en el que casi todo el mundo se plantea tener un hijo. Pensar en formar una familia, en dar este gran paso y en vivir una nueva etapa de la mano de tu pareja o, incluso, sola.
Cada vez son más quienes empiezan a plantearselo pasada la barrera de los 35 años. Otros lo hacen cuando creen que ha llegado el 'momento perfecto' o cuando sus condiciones económicas se lo permiten.
Lo cierto es que, frecuentemente, se habla de la baja natalidad de España y, concretamente, de Castilla y León, donde predomina la población envejecida. Un debate que está sobre la mesa de la política y preocupa especialmente a los jóvenes que se ven incapaces de afrontar la maternidad por problemas económicos.
Cuando llega la hora, tampoco es un camino fácil para muchas personas. Lo que debería ser un momento de inmensa alegría, termina convirtiéndose en una agonía al no conseguir quedarse embarazada. Siempre hay alternativas, como es el caso de la reproducción asistida.
Cada vez es más frecuente que las parejas se lo planteen o, incluso, las mujeres que van cumpliendo años y no encuentran a la pareja perfecta para formar una familia. Y para ello existen dos vías: la pública y privada.
Julio Gobernado, jefe de la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Clínico de Valladolid, recuerda que, desde que comenzaron en 1998, las técnicas han "evolucionado muchísimo", con un "mayor rendimiento" que concluye en lograr una "tasa alta de embarazo".
El perfil de las mujeres también ha evolucionado, motivo por el cual en 2023 la cartera de servicios en reproducción asistida en Castilla y León pasó de los 40 a los 42 años en mujeres y a los 60 en hombres.
Un aumento de la edad con diversas connotaciones. La primera es que, en los tratamientos de fecundación 'in vitro', la reserva ovárica -es decir, la cantidad de folículos que dispone la mujer en sus ovarios para hacer el tratamiento- va disminuyendo. A partir de los 40 es "muy baja".
Y no solo eso, sino que los ovocitos que tiene la mujer, al llegar a determinada edad "son de peor calidad y provoca que se originen embriones con alternaciones cromosómicas". Además puede llevar a "abortos precoces" o gestaciones de alto riesgo. Por tanto, aclara: "Una cosa es que la técnica lo permita y otra que no haya riesgos".
En muchos casos, superados los 40 años, el tratamiento está condicionado por la reserva ovarica de la paciente. "Si no tiene unos mínimos, no podemos utilizar sus ovocitos y hay que recurrir a los de un donante", explica.
O, en caso de que llegue al mínimo, realizar un diagnóstico genético para asegurar que el embrión "está sano y aumentar la posibilidades de gestación".
En el caso de las clínicas privadas también han notado un cambio de perfil de las personas que acuden. El doctor Luis Rodríguez-Tabernero, director médico de Vida, explica que frente al 100% de parejas heterosexuales que antes acudían, ahora hay "muchas mujeres solteras, parejas de mujeres o personas qu e se hacen tratamientos preventivos".
Las mujeres mayores de 40 años eran habituales en estas clínicas ya que se quedaban fuera del sistema público. En este sentido, la media de edad de los pacientes siempre ha sido mucho más alta.
En los centros de España, "aunque no hay una ley que marque un límite", lo tienen puesto en unos 50 años. "Es un problema ético porque, por un lado le quieres ayudar, pero por otro pones en riesgo su salud, vida y son decisiones complicadas", explica el doctor.
Aunque la primera recomendación es no hacer este tipo de tratamientos, siempre hay excepciones. Para ello, realizan una "valoración médica para asegurar que no padece ninguna enfermedad y que en el embarazo no habría problemas".
En el centro Vida Recoletas tienen claro que los tratamientos solo se realizan cuando hay "posibilidades razonables de éxito". Tienen claro que no van a "jugar a la lotería" y que, en caso de no cumplir unos criterios, no lo realizarían para evitar "que se sientan defraudados".
En relación con el precio de un tratamiento, explica que depende de muchos factores y de las necesidades de cada pareja o persona. Pueden variar demasiado ya que una inseminación artificial puede estar en "unos 700 u 800 euros" llegando hasta "7.500 o 9.000 de un tratamiento".
Apoyo psicológico
El apoyo psicológico es uno de los grandes pilares durante este proceso. El doctor Gobernado explica que el camino de las parejas es "muy complicado" y gran parte de culpa la tiene la sociedad porque, expresa, está acostumbrada a "tener todo cuando quieren".
En este proceso, no todo es de un dia para otro sino que suele ser un proceso lento donde, además, se van añadiendo "fracasos en el camino". El doctor asegura que no pueden utilizar herramientas de apoyo psicológico porque el volumen que generarían sería "muy alto y no hay capacidad para atender esas consultas".
En las clínicas privadas, este factor también es importante. "Los médicos ya tenemos experiencia y muchas veces haces de psicológo durante todo el proceso", explica. De hecho, en los propios tratamientos tienen el servicio incluido.
"Es importante que se sientan apoyados y que conozcan todos los pasos del proceso. Hay que saber reducir el estrés, que sean conscientes del tratamiento al que se enfrentan, las posibilidades de éxito", sostiene.
Listas de espera
El tiempo de espera en el caso de la Seguridad Social no está definido, ya que depende de muchos factores. Por un lado, de la cantidad de parejas que están pendientes de tratamiento y también del número que puedan realizar.
"Es difícil decir más o menos cuánto tiempo puede esperar una paciente desde que se inicia hasta que se acaba el proceso, pero podríamos hablar de año o año y medio", aclara el jefe de la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Clínico de Valladolid.
A mayores de la demanda, otro de los handicaps con los que han tenido que lidiar es el aumento en la cartera de servicios hasta los 42 años. En 2023, fueron 1.053 mujeres derivadas a la unidad y en 2024 ha incrementado hasta las 1.512. "Nos ha supuesto una sobrecarga importante", asegura.
Motivado también por bajas de personas y las obras de reforma en la zona donde se encuentra el laboratorio de fecundación 'in vitro', ha derivado en retrasos importantes. Confían en poder volver a trabajar con normalidad la segunda quincena de febrero y así ir reduciendo las listas de espera.