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Sociedad

El Sermón de las Siete Palabras ensalza la labor de Jesús

30 marzo, 2018 16:24

Como cada Viernes Santo matutito en la capital del Pisuerga desde el año 1943, la Plaza Mayor ha acogido uno de los momentos más emotivos de la Semana Santa de Valladolid con el Sermón de las Siete Palabras en un centro neurálgico, el vallisoletano, que se ha engalanado con telones negros.

El Sermón ha sido anunciado a caballo por Álvaro Gimeno, pregonero de la Cofradía de las Siete Palabras que ha cumplido  26 años haciéndolo, desde que ha recogido a las ocho y media de la mañana el pergamino del Pregón de manos del Cardenal Arzobispo antes de leer el soneto en el que ha llamado a todos los vallisoletanos a participar en el Sermón de las Siete Palabras.

Desde la Plaza de San Miguel, hasta la de La Trinidad, la Iglesia de San Pablo, el Teatro Calderón o el Atrio de Santiago, lugar al que ha llegado a eso de las 11:00 horas de la mañana, antes de que la Cofradía haya partido con su imagen titular del ‘Santísimo Cristo de las Mercedes’ portada en andas, desde la Iglesia de Santiago Apóstol desde el Atrio de Santiago por Héroes de Alcántara, Zúñiga y Santiago, hasta la Plaza Mayor, dando la vuelta por delante del Ayuntamiento.

En el centro neurálgico de la capital del Pisuerga ha tomado la palabra el obispo de Santander, Manuel Sánchez Monge, que toma el testigo de Nuria Calduch, primera mujer pregonera el año pasado en las 74 ediciones, rodeado de miles de vallisoletanos que no se han querido perder el acto y de personalidades como el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, que ha estado secundado por ocho embajadores y tres cónsules internacionales y por múltiples personalidades además del arzobispo Ricardo Blázquez y el obispo auxiliar de Valladolid Luis Argüello.

El de Fuentes de Nava ha estado flanqueado por los pasos correspondientes a las Siete Palabras a ambos lados del ‘Cristo entre los ladrones’ ha agradecido su nombramiento y ha animado a los vallisoletanos a “no oír las palabras de Cristo como un testimonio histórico sino como palabras dichas pensando en nosotros ya que para salvarnos a todos, sin excepción, el Señor dio su vida”.

Tras esto, Manuel Sánchez Monge, se ha ido deteniendo en cada una de las palabras que Jesús ofreció desde la cruz. La primera: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”, palabras que para el obispo de Santander son “de perdón, no de venganza ni de odio ni rencor”. Palabras con ese “no saben lo que hacen”, en las que Cristo excusa “el crimen más horrendo de la historia de la humanidad” y le pide a su padre “el perdón para aquellos que le han crucificado” en un claro ejemplo de amor.

“El perdón de Jesús es ilimitado y recorre todos los tiempos hasta llegar a nuestros días porque perdonar es amar intensamente y el amor se prueba en la fidelidad y se completa en el perdón. Perdonar exige, en verdad, un corazón misericordioso y generoso. Jesucristo perdona nuestros muchos graves pecados porque también los hombres y mujeres de hoy no sabemos lo que hacemos”, ha añadido.

La segunda de las palabras es “Y Jesús le dijo (al Buen Ladrón): en verdad te digo hoy estarás conmigo en el paraíso”, la que el palentino ha definido como “palabra sublime, clave de nuestra esperanza”. El palentino ha hecho referencia a la “inmediatez y gratuidad de la salvación” que Dios ofrece a ese buen ladrón.

La tercera es “Mujer, ahí tienes a tu hijo… hijo, ahí tienes a tu Madre”.  Monge ha hecho referencia a la mirada de dolor de María que “asiste impotente a la tortura del hijo de sus entrañas” mientras “ve al pueblo burlarse de él, sus ropas sorteadas, clavado en la cruz como un criminal”.

“María no huye como los demás. No tiene miedo como los demás. Ella permanece fiel y dolorida junto a la cruz de su hijo. Con el valor de la madre, con la fidelidad de la madre, con el amor de la madre”, ha afirmado el pregonero.

La cuarta de las palabras es: “Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?", de la que el obispo de Santander se ha preguntado: ¿Cómo es posible que de la boca de Jesús haya salido una imprecación cómo esta? Cuando más lo necesita.

“Jesús experimenta el abandono del pueblo y de sus discípulos. Se fiaba de ellos porque los amaba. Eran su familia… pero le dejan solo. Le seguirán de lejos, marcados por la infidelidad y la cobardía. La pasión de Jesús es amistad traicionada”. Sin embargo, “en la cruz, Jesús manifiesta la fidelidad a un Dios que parece ausente e indiferente a nuestro dolor, que ama silencioso en el sufrimiento”, ha añadido el protagonista de este Sermón de las Siete Palabras.

La quinta de ellas es “Tengo Sed”, en la que el obispo de Santander ha asegurado que esa sed es “la de la verdad y la justicia, la sed de la libertad y de la dignidad, la sed del amor y de la vida. Jesús tiene sed de justicia para todas las víctimas inocentes. El misterio de la cruz de Cristo se prolonga en el dolor de quien es injustamente utilizado o rechazado”, haciendo mención a los pueblos rechazados y que son atacados por diferencias étnicas.

La sexta: “Todo está cumplido”. Monge ha incidido en “la fe en Jesucristo que es como la clave para comprender la historia de Dios con la humanidad, con cada uno de nosotros. Ha subido al leño cargado con el pecado de todos y podemos mirar al que traspasaron con gratitud y esperanza”.

La última es: “Padre a tus manos encomiendo mi espíritu”, es el epílogo, el descubrir “que es Dios, quien en sus designios misteriosos le ha llevado al trágico final” y él “en vez de rebelarse se ha encomendado a sus manos benditas de Dios padre diciendo: “Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu”.

“Jesús ha vivido su pasión y muerte como paso a la resurrección. En el lugar de la muerte ha resurgido la vida. La cruz y la resurrección son inseparables. Son dos caras de la misma moneda. Su pasión y su muerte son el precio de la pascua, de la victoria de Cristo sobre todo el mal que oprime al hombre”, ha concluido Manuel Sánchez Monge, antes de un gran aplauso de la Plaza Mayor de Valladolid que ha comprendido un mensaje vivo y lleno de sentido del palentino.