Rafael durante el juicio por abusos sexuales a cinco niñas en el Conservatorio de Zamora

Rafael durante el juicio por abusos sexuales a cinco niñas en el Conservatorio de Zamora

Zamora

"Decía que tenía el pene malito": el sobrecogedor relato de las víctimas de Rafael, el profesor de música acusado de abusos

Las jóvenes han relatado cómo aprovechaba diferentes ejercicios de respiración para tocarlas en sus partes íntimas y frotarse contra ellas.

Más información: La Audiencia de Zamora inhabilita al profesor acusado de abusos sexuales a cinco alumnas del conservatorio

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"Me decía que tenía el pene malito y que si se lo curaba". Este es el duro relato que han compartido las cinco presuntas víctimas de Rafael F.R., el profesor de fagot, acusado de un delito de abuso sexual a cinco niñas en el Conservatorio de música 'Miguel Manzano' de Zamora, desde 2008 a 2010.

Las jóvenes, ahora mayores de edad, han relatado ante la Audiencia Provincial de Zamora los supuestos tocamientos e insinuaciones del que fuera su profesor de música durante dos cursos.

Las cinco han coincidido en asegurar que Rafael iba avanzando en sus comportamientos "de forma progresiva y sutil". Durante el primer curso, una de las víctimas ha relatado que su profesor "me iba manifestando mucho su cariño".

Primero con caricias en la cara, besos en la mejilla y diciéndole que "era su favorita y que lo hacía muy bien". Pero ese "cariño" se fue transformando en tocamientos, con la excusa de "aprender ejercicios de respiración".

Esa era la excusa sobre la que, según el relato de las víctimas, Rafael sustentaba todo para conseguir tocar a las niñas, que por entonces tenían entre 8 y 11 años. "Apenas tocábamos el fagot en clase, cuando nos poníamos, enseguida decía que lo hacíamos mal y que teníamos que hacer ejercicios para aprender a respirar", apunta otra de ellas.

Tanto en clases colectivas (de unas cinco o seis alumnas), como en las individuales, Rafael insistía en hacer diferentes ejercicios para "llenar correctamente de aire el diafragma". Las víctimas relatan que era habitual que para guiar a las menores, colocara la mano encima de su diafragma.

Al principio ese gesto se producía en la zona donde se ubica el músculo, es decir, bajo el pecho y sobre la ropa de las niñas, mientras ellas se encontraban tumbadas en una alfombra o de pie frente a un espejo.

Pero, las víctimas relatan que, poco a poco, el profesor fue trasladando su mano a la zona de los pechos y del pubis en repetidas ocasiones. Algo que ocurría tanto de forma colectiva como individual.

Según las jóvenes, estos tocamientos comenzaron apenas cinco clases después de iniciar ese primer curso y luego "fueron a más". Una de ellas detalla que según avanzaba ese primer curso, sus abusos fueron "evolucionando".

La joven explica Rafael comenzaba en la zona del diafragma "hasta poner sus manos" bajo su ropa, primero bajo su pecho, para luego "tocarme los pechos". Algo que también repetía en la zona de la vagina. "Acababa dentro de mis bragas y masturbándome", detalla. Algo que recuerda con nitidez por "lo frías" que tenía las manos el docente.

Rafael, frente al biombo que tapaba a una de las víctimas

Rafael, frente al biombo que tapaba a una de las víctimas

Otra de ellas, que ha declarado de forma presencial protegida por un biombo, ha detallado a la sala los tocamientos que habría sufrido también en su vagina y en los pechos. Algo que también le ocurrió "estando de pie frente a un espejo", tal y como relata.

El chorrito y la norma del móvil

Otro de los ejercicios habituales que Rafael hacía practicar a las niñas en clase es el que han definido como "el chorrito". Las víctimas han detallado que el profesor les hacía meterse agua en la boca "con un tubo de los carretes de fotos", asomarse a las ventanas del aula y echar la misma "como un hilito".

Algo que, según les explicaba, servía para aprender a colocar los labios en la boquilla del fagot. Pero las jóvenes indican que cuando ellas estaban en esa posición, apoyadas en la ventana, Rafael aprovechaba "para frotarse" contra ellas. "En las clases colectivas, pasaba con todas", ha remarcado una de las víctimas.

Otra de las cuestiones en la que coinciden las cinco víctimas es "la norma del móvil". Las jóvenes detallan que Rafael les había ordenado que si él salía de la clase al servicio y su teléfono móvil sonaba, debían llevárselo de inmediato a los baños.

La explicación que las jóvenes recuerdan que recibieron es que "tenía llamadas muy importantes" y que no podían quedarse sin responder. Así que cada vez que dicho teléfono sonaba, las menores acudían al inodoro donde se encontrara el profesor para entregárselo.

"Cuando iba él estaba con los pantalones y los calzoncillos bajados", explica una de ellas, la cual añade que la puerta de los servicios la dejaba abierta.

Además, las jóvenes coinciden en que Rafael les pedía que "le abotonáramos el pantalón" mientras él cogía esas llamadas. "Lo recuerdo porque era muy difícil cerrarlos porque tenía un bulto", remarca una de ellas. En esos momentos, una de ellas explica que "me sentía incómoda y muy agitada".

En otras ocasiones, las víctimas relatan que Rafael las llamaba desde el baño para "pedir papel". Una de ellas ha detallado que "metí el papel por debajo de la puerta y me fui corriendo porque tenía miedo".

La fiscal ha preguntado a una de ellas si eran conscientes de que el profesor pudiera tener dos móviles y hacerse él mismo las llamadas. Algo que no ha podido confirmar. Mientras, el acusado ha negado que existiera esa norma y ha negado todos los hechos relatados por las víctimas.

El pene "malito"

La primera de las víctimas ha relatado también que Rafael tenía en un armario diferente material para las clases. Dentro de él, guardaba aceites de los que habitualmente se utilizan para engrasar los instrumentos.

La ha relatado muy afectada que durante el segundo curso era habitual que el profesor le dijera que "tenía el pene malito" y que si le ayudaba a echarse uno de esos aceites en la zona para poder curarse.

Algo a lo que la entonces niña se negó y que entonces Rafael "cambió de estrategia" y le preguntó si quería aprender las partes del cuerpo. Según su relato, el profesor le había mostrado su miembro para "describirlo" mientras se masturbaba. "No sabía lo que hacía, solo le dije que no quería tocar", ha añadido.

Otra de las víctimas han corroborado esa excusa de tener "una herida" en su pene para convencer a las niñas de que le ayudaran a echarse aceites en su miembro. Algo que, presuntamente, hacía "con las puertas del armario abiertas" consiguiendo que no pudiera verse nada desde la puerta del aula.

Unos abusos que las víctimas recalcan que siempre "fueron a más". De hecho, una de ellas ha relatado que su episodio "más fuerte" sucedió una tarde sobre las 21 horas, "cuando ya no quedaba casi nadie en el centro".

Rafael, durante el juicio en Zamora por abusos sexuales a cinco niñas

Rafael, durante el juicio en Zamora por abusos sexuales a cinco niñas

La joven explica que Rafael la tumbó en una alfombra y "me empezó a quitar la ropa mientras él estaba de rodillas". Entonces "me tocó por debajo de la ropa, en la vagina y el clítoris con sus dedos". Ella comenzó a llorar y "tocaron a la puerta", por lo que le dijo que se fuera.

"Pasarían cosas malas a los hermanos y los papás"

Las cinco jóvenes relatan varios años de abusos, donde algunas de ellas optaron por abandonar la especialidad de fagot "para no volver a estar con él". De hecho, una de ellas apenas estuvo un trimestre en la clase de Rafael.

Ella relata que el profesor intentó ganarse su confianza "enseñándome fotos en el ordenador". Al principio, cuenta la joven, que eran imágenes de "flores, paisajes o gatitos". Pero que luego fue derivando en fotos "de fiestas con niños en su casa de Sanabria". La joven añade que, "estaban desnudos de torso para arriba".

Momentos en los que, presuntamente, el profesor aprovechaba para "tocarme la espalda por debajo de la ropa" mientras ella estaba sentada sobre sus piernas y notaba "un bulto".

Tocamientos que fueron derivando, como en el resto de sus compañeras, en los pechos y la vagina. "Me sentía rara y se lo conté a mis padres", explica. Así su madre le preguntó que "si me había tocado abajo" y le dijo que sí.

Entonces su madre, quien también ha declarado en el juicio, habló con profesores, otros padres y el equipo directivo, pero "no creían a mis padres", así que la joven cambió de instrumento a los tres meses "y dijeron que yo tenía problemas con él".

Algo similar relata otra de las víctimas, que también explicó a su madre lo que ocurría y acudieron a la dirección del centro. "Nos dijeron que nos quedáramos tranquilas, que no iban a dejar que ese hombre volviera", explica.

Pero sí volvió. Aunque la plaza que Rafael ocupaba interinamente en el conservatorio se había cubierto en 2010, el profesor titular "estuvo de baja", por lo que Rafael volvió a dar clase. Algo que detonó que otra de las víctimas, que no había contado nada a sus padres, se lo confesara.

Y es que, según las jóvenes "Rafael se encargaba de que no contáramos nada". Una de las víctimas explica que "nos decía que lo que pasaba en clase, se quedaba en clase, que era nuestro secreto". Además, les insinuaba que "cuando se contaban ciertas cosas, le podían pasar cosas malas a los hermanos y los papás".

El caso ha quedado visto para sentencia, en el cual el Ministerio Fiscal solicita 12 años de prisión, mientras que la acusación particular, ejercida por la Junta de Castilla y León, eleva hasta los 15 años.

La denuncia partió en 2021, cuando el padre de una de las víctimas se puso en contacto con la directora del Conservatorio Profesional de Música de Salamanca, al conocer que Rafael iba a dar clase ese año en el centro.

Tal y como ha relatado la directora salmantina, el padre y la hija le detallaron lo ocurrido hacía diez años y ella elaboró un informe para la inspección de la Dirección Provincial de Eduación de Salamanca. 

"Estaba muy preocupada y quería evitar que comenzara el curso con él aquí", ha explicado en la sala. Una vez denunciados los hechos a la Policía, la directora consiguió que se suspendiera el contrato de Rafael y jamás ejerciera en el Conservatorio de Salamanca.