Julián en su Panadería Román y deliciosos dulces

Julián en su Panadería Román y deliciosos dulces Fotografías cedidas a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Valladolid

Julián, su mítica panadería con 135 años de historia en un pueblo vallisoletano y un futuro incierto: "No hay relevo"

Asegura que le quedan “algo más de cuatro años” para jubilarse y que el futuro del negocio “depende de factores externos”.

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Fuensaldaña pasa por ser un municipio de la provincia de Valladolid que está situado a escasos 8 kilómetros de la capital. Se ubica en una zona de ascenso hacia las elevaciones de los Montes Torozos y es un lugar perfecto para disfrutar de un buen paseo, de la naturaleza y de instantáneas imborrables.

Allí reina su castillo, que pertenece a la conocida y denominada como Escuela de Valladolid. Pasa por ser una fortaleza del siglo XV que fue construida por Don Pedro Girón, Conde de Ureña, y que ha sido restaurado de forma completa hasta establecer una perfecta armonía entre historia y tecnología.

Además, todo el entorno del castillo está rodeado árboles y vegetación y dentro de la citada fortaleza vanguardismo y nuevas tecnologías dominan en todas sus estancias. La Diputación de Valladolid, año tras año, programa diversas exposiciones que merece la pena visitar.

La iglesia gótica de San Cipriano, un templo del siglo XVI también merece la pena disfrutar en un lugar en el que podemos, además, acercarnos al Parque Ribera, un espacio precioso junto al río Pisuerga.

En el lugar, que según los datos del Instituto Nacional (INE), cuenta en la actualidad con una población de 2.137 habitantes, nació Julián Bermejo, el dueño de una panadería con más de 100 años de historia.

EL ESPAÑOL de Castilla y León charla con él para mirar atrás y adelante y recordar los mejores momentos que le ha dado un negocio histórico de la provincia de Valladolid.

Panadería Repostería Román en Fuensaldaña

Panadería Repostería Román en Fuensaldaña Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Fundada por sus bisabuelos

“La Panadería Román fue fundada por mis bisabuelos a finales del año 1800. No tenemos una fecha exacta. Después pasó por ella mis abuelos, más tarde mis padres y ahora estoy yo al mando. Calculamos que tiene unos 135 años de vida, siempre en el mismo sitio. Somos el negocio más antiguo de Fuensaldaña y uno de los más antiguos de Valladolid”, asegura Julián Román Bermejo.

Nuestro entrevistado nació en la bella localidad vallisoletana. Ha pasado toda su vida en el lugar y metido en el negocio familiar hasta que le tocó tomar las riendas. Reconoce que tiene pocos hobbies porque lo suyo es echar horas en la panadería, pero, cuando puede, disfruta del buen cine.

Nací en el pueblo. En la misma casa en la que vivo hoy en día un 9 de mayo de 1964. Toda la vida la he pasado aquí. Mi infancia siempre ha estado vinculada a la panadería. Desde que nací, mis padres me llevaban al negocio y cuando empecé el colegio ya echaba una mano. Eran otros tiempos”, asegura nuestro entrevistado con nostalgia.

Productos únicos

Su padre, Amideo Román, se jubiló cuando Julián tenía solo 17 años. Sin embargo, su corta edad no le impidió tomar las riendas del negocio. “Estaba estudiando y lo dejé para hacerme cargo del negocio hace 44 años con mi madre, Brígida, y con mi hermana María Teresa”, matiza.

Un negocio familiar que se ubica en la Plaza de la Iglesia de Fuensaldaña y que siempre ha contado con más empleados. En la actualidad, contando con nuestro entrevistado, son un total de cinco las personas que trabajan allí. Solo venden en el lugar.

“Nuestra principal actividad es el pan y la repostería tradicional, aunque, desde hace bastantes años, también se hace pastelería. Desde magdalenas, hasta roscones, no de Reyes. Se trata de un bizcocho redondo que se hace desde que se fundó la panadería”, explica.

Sabrosos dulces en Panadería Román, en Fuensaldaña

Sabrosos dulces en Panadería Román, en Fuensaldaña Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

También se pueden comprar sabrosas pastas tradicionales que se siguen haciendo con las mismas recetas que sus abuelos y repostería actual, además de turrones y productos como los buñuelos o los Roscones de Reyes.

El futuro

“No hay relevo generacional y a mí me quedan algo más de cuatro años para jubilarme. Ahora mismo, el futuro depende de factores externos a la pastelería. Habrá que ver. De momento, de una forma u otra, seguirá abierta hasta que me jubile. Después, ya se verá lo que el futuro depara”, afirma nuestro entrevistado.

La falta de relevo generacional es uno de los principales factores en la actualidad que hacen que negocios míticos, con más de 100 años de historia, tengan que cerrar. Con su adiós, se va un pedacito de la identidad del pueblo o ciudad en gestión.

Esperemos que, tras la jubilación de Julián, dentro de cuatro años, alguien pueda coger las riendas de una panadería única en la provincia de Valladolid.