Retrato de Pablo Puchol junto a una imagen de la catedral de Valladolid

Retrato de Pablo Puchol junto a una imagen de la catedral de Valladolid Luciano Sánchez Santarén

Valladolid

La gran promesa de la pintura de Valladolid con una carrera brillante que quedó en el olvido tras un temprano y triste final

Un pintor de preciadas obras de arte que actualmente se exhiben en centros e instituciones y que incluso forman parte de colecciones artísticas de particulares.

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Hace exactamente 149 años, el 15 de enero de 1876, la ciudad de Valladolid vio nacer a una gran promesa de la pintura que vio truncado un esperanzador futuro profesional y, con ello, el desarrollo de su labor artística cuando esta ya se encontraba en una época de madurez, por una auténtica desgracia. 

Un pintor que, aunque logró hacerse su hueco en el sector durante las dos primeras décadas del siglo XX, un periodo en el que la actividad pictórica cobró un importante protagonismo en Castilla y León, quedó en el olvido. Mucho tuvo que ver en ello su temprano y triste final con tan solo 43 años.

Hablamos de Pablo Puchol, un pintor que, según recuerda el libro Tal día como hoy. Calendario histórico de Valladolid, de Roberto Delgado, desarrolló una brillante carrera artística, identificado con el estilo denominado 'pintura histórica'. 

Tras cursar sus estudios de primera y segunda enseñanza en el colegio El Liceo, Puchol se formó en pintura en la escuela de Artes y Oficios de Valladolid de 1982 a 1901, con José Martí y Monsó y Luciano Sánchez, con quien posteriormente forjó una estrecha amistad, como principales mentores y maestros. 

En 1900 fue premiado con una beca de viaje para visitar la Exposición de París, promovida por el entonces ministro de Agricultura, Industria, Comercio y Obras Públicas, Rafael Gasset. Así, cuando aún era un aprendiz, Puchol tuvo la gran oportunidad de realizar un viaje de 20 días en el que pudo analizar, con todo detalle, el arte predominante en la capital francesa. 

Además, en su último año de estudiante, concursó en el certamen anual organizado por la academia, haciéndose llamar "pintor de historia". 

Tras ello, se desarrolló fundamentalmente en la temática religiosa y el retrato, aunque también llegó a pintar un gran número de paisajes y bodegones. 

Primero, lo hizo como pintor pensionado por la Diputación de Valladolid en Madrid, una etapa en la que logró intervenir en la confección del álbum dedicado a José Echegaray por los alumnos de la Universidad de Madrid a modo de homenaje. 

El vallisoletano perteneció a una escuela de gusto conservador, en la que se centró en el dibujo, pero, según la citada publicación, sin minusvalorar el tratamiento de la luz, no así tanto el del color, en consonancia con la sobriedad formal que imperaba en el estilo de los pintores castellanos y leoneses de la época. 

Así, cabe destacar que, pese a tratarse de un pintor desconocido por la sociedad actual, Pablo Puchol es el autor de importantes obras artísticas que, al parecer, no pasaron inadvertidas en aquellos tiempos. 

Si bien, no fueron muchas, pues a sus 43 años de edad, un 16 de marzo de 1919, el pintor vallisoletano falleció de manera prematura a causa de la gripe española, una pandemia que se cobró la vida de más de 40 millones de personas en todo el mundo. 

Esto no solo hizo que con el paso del tiempo el artista quedara en el olvido, sino que también imposibilitó al pintor el desarrollo de una carrera más personal y menos de encargo, y a la sociedad ver la manera en la que habrían afectado a su estilo artístico y a sus obras los nuevos movimientos procedentes de Europa que tanto calaron en sus compañeros. 

En cualquier caso, sí dejó un importante legado. Y es que Puchol se presentó a distintos certámenes provinciales y regionales en los que obtuvo importantes reconocimientos. 

A esto se suma que el vallisoletano fue nombrado profesor meritorio de la Escuela de Artes e Industria de Valladolid, y años más tarde ayudante repetidor, ayudante de la sección artística, profesor de entrada, maestro de taller, profesor de ascenso interino y profesor de ascenso con plaza en propiedad, en este mismo orden. 

De este modo, pasó 17 años de su vida, de 1902 a 1919, hasta su fallecimiento, dedicado a la docencia del dibujo y la pintura. Un trabajo que compaginó, en todo momento, con su actividad artística. 

Además, entre sus principales hitos también se encuentra la colección de cuadros que realizó entre 1905 y 1917 para el convento de Agustinos Filipinos y a través de los cuales representó la vida de Santa Mónica y San Agustín.

Siete obras de arte que evocan la pintura nazarena que varios autores impusieron en la pintura decimonónica española y que aún permanecen colgadas en el paño del claustro que hay que recorrer para llegar al Museo Oriental.

Una de ellas, la titulada Muerte de San Agustín, fue cedida por la Archidiócesis de Valladolid a la Fundación de las Edades del Hombre para su exhibición en 2017. 

Atendiendo a sus obras religiosas, también destacan los lienzos que pintó para el retablo de la Virgen de los Ángeles de la iglesia de Santa María la Antigua de Valladolid; o la copia de la Inmaculada que actualmente pertenece al fondo patrimonial de la catedral de La Almudena de Madrid tras ser donada por la familia del pintor. 

Repasando las grandes obras de Puchol, no podemos dejar de mencionar las copias de varias obras del sevillano Bartolomé Esteban Murillo, ni los tres bodegones con los que concursó en la Exposición regional de Bellas Artes de Valladolid en 1912. 

Tampoco retratos como el que realizó a la familia de los marqueses de Cobo Latorre, o los que hizo al Dr. Ramón y al cardenal Don José María Cos y Macho, a quien pintó uno de busto y otro de cuerpo entero, que se encuentran en la catedral de Valladolid y en la iglesia de Santa Eulalia de la localidad cántabra de Terán. 

En definitiva, preciadas obras de arte que a día de hoy embellecen las paredes de centros e instituciones e incluso colecciones artísticas de particulares. 

En cuanto a su vida personal, se sabe que Puchol mantenía una relación sentimental con Segunda Velasco Rodríguez, natural de Medina del Campo, con la que contrajo matrimonio un 31 de agosto de 1905 en la iglesia vallisoletana de San Martín y a la que le unían tres hijos en común, de los cuales uno de ellos falleció al poco tiempo de su nacimiento. 

Pocos saben de él y conocen su arte, pero son varios los historiadores, catedráticos y académicos que han hablado y repasado sus trabajos en alguna ocasión. Prueba inequívoca de que Pablo Puchol fue, es y será una personalidad destacada de la ciudad de Valladolid.