Es un hecho desde hace tiempo. La incidencia de contagios en Castilla y León está descendiendo y, entre todas sus provincias, donde más lo hace es en Salamanca debido a que el toque de queda sentó mejor sanitariamente que en otros lugares. 

Y ello, evidentemente, conlleva una menor presión en los hospitales, aunque en este caso se suele ver un poco después debido al comportamiento del virus, que tarda unos días en hacer sus peores efectos que llevan a las personas al hospital.

Pese a ello, como se comentaba, se ha notado claramente en Salamanca. De hecho, el número de hospitalizados lleva descendiendo ya tres semanas consecutivas, durante todo noviembre desde el pico que alcanzó a finales de octubre con 130 ingresos en solo una semana en planta. En la última, esta cifra ha sido de 77. 

De hecho, este número no se veía en el hospital de Salamanca desde hace dos meses, a finales de septiembre y principios de octubre, en cifras poco variables aunque en aumento en torno a las siete y ocho decenas de hospitalizados. 

Desde entonces, sin embargo, la curva se disparó y las alarmas condensaron los consejos de Gobierno de la Junta, que comenzaron a tomar medidas y a pedir el confinamiento domiciliario ante lo que parecía una nueva línea vertical. Sin embargo, nuevamente la curva aplanó para luego descender y tras la escalada peligrosa que llevó al hospital a aguantar de 87 hospitalizados una semana a 123 la siguiente, ha regresado la esperanzadora desescalada que implica un descenso en la presión hospitalaria. 

Y es que actualmente son 151 los hospitalizados en planta en el Complejo Asistencial Universitario, cifras de hace un mes, pero con una palpable diferencia, que entonces la curva amenazaba con dispararse cada vez más y ahora sigue relajándose.