El partido comenzó con ambos equipos con las líneas muy juntas. Unionistas estaba mejor posicionado en el centro del campo y Don Benito más impreciso, pero el equipo local se fue sacudiendo los nervios iniciales, lógicos con lo que había en juego, y llegó con más peligro al área charra. Dos disparos desde fuera del área, los primeros avisos.

Con el Don Benito más asentado sobre el terreno de juego, el partido entró en una fase de tenis, con balones altos, poco juego a ras de suelo y buscando ambos el error no forzado del rival. Unionistas se empeñaba en colgarla al centro para que Manjón hicieron pantalla y llegaran de segunda línea Jorge Alonso o Carlos de la Nava, pero la defensa rojiblanca abortaba los intentos. La primera media hora de partido pasó sin un disparo a puerta por parte de ambos equipos.

Dicen que el fútbol es un estado de ánimo y Unionistas no parecía que se estuviera jugando el ascenso, el ansiado ascenso. En cambio, el equipo local presionaba con intensidad, corría con más brío y defendía con más ganas. Prueba de ello, cuatro pérdidas de balón de De la Nava en el centro del campo terminadas dos en duras faltas. Se llevó una amarilla y el aviso, pero pudo irse al vestuario. Y otro síntoma, Flórez salía a calentar en el minuto 40 y Cristo cambiaba varias veces de banda.

Sin garra, Unionistas concedía faltas peligrosas al borde del área. En una llegó un rechace tras otro paradón de Molina a bocajarro y Amorín la empujaba al fondo de la red. Porque el hombre es el animal que tropieza dos veces con la misma piedra y los blanquinegros volvieron a fallar en la cobertura al segundo palo. Y así se llegó al descanso. Tiempo para meditar, para pensar en la remontada. Las caras de los jugadores de Unionistas eran un poema. Ni siquiera se percibía rabia por ir perdiendo.

La segunda parte comenzó con un cambio en Unionistas, Flórez por Carlos López. Se colocó de lateral y Razvan subió al extremo, buscando atacar por banda y abrir el campo. Salió el sol y los blanquinegros parecían otros. En el primer minuto un córner. En el tercero, un disparo de Cristo buscando la escuadra que sacaba el portero extremeño. Y en el minuto cuatro otro disparo de Cristo. Unionistas, ahora, sí era Unionistas.

Los de Astu dominaban el juego. Razvan era la clave, abierto en banda, dando más espacios a los tres del centro. Jorge Alonso, De la Nava y Arroyo tocaban de un lado a otro y Cristo, también pegado en banda derecha, era más incisivo. Otras dos llegadas rondaron la línea de gol. Parecía que era cuestión de tiempo romper el cántaro.

Pero lo que estuvo a punto de romperse fue la ilusión charra. El Don Benito tuvo dos ocasiones claras en chispazos, pero Molina volvió a ser providencial. Astu dio más impulsobal ataque. Abad salía por un Manjón que luchó mucho pero sacó poco rédito. El equipo local buscaba claramente la contra e incluso perdía tiempo a falta de media hora para el final.

Las constantes pérdidas de balón hicieron efecto. El Don Benito cortó el ritmo a Unionistas y se alejó del área rival. Al árbitro, muy poco acertado con ambos equipos, contribuía a que apenas se jugara. No pasaban dos minutos sin que hubiera un jugador extremeño en el suelo. Astu aprovechó para realizar el último cambio, Mito por Arroyo. En los últimos minutos Unionistas se volcó al ataque en busca del empate. Lo intentaba por banda pero el Don Benito seguí a lo suyo, perdiendo tiempo y cortando el ritmo a los charros.

Mito la tuvo en el descuento tras una jugada personal en la que regateó a varios jugadores al borde del área, pero su disparo salió centrado y a media altura, fácil para Sebas Gil. Los últimos arreones se quedaron en eso, en intentos. No pudo ser. Don Benito era una fiesta y los jugadores y el cuerpo técnico de Unionistas lamentaban la oportunidad perdida. Muchas lágrimas este domingo, pero esto no ha acabado porque aún quedan dos eliminatorias y hay posibilidades de subir.