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Salamanca

Aumenta la presión social contra "el asesinato" de encinas en Retortillo

13 febrero, 2017 21:10

La presión social contra la construcción de la mina de uranio en Retortillo, por parte de la empresa australiana Berkeley, aumenta cada día según aparecen fotos de los destrozos que ocasiona en el medio ambiente de un paraje natural protegido, como la Dehesa de Salamanca y, además, protegido por la Unión Europea.

Así, ha trascendido que Berkeley, por boca de sus dirigentes, comunica que en las próximas semanas "se derribarán y trocearán en los aledaños del Balneario de Retortillo unas 1500 encinas", y según los colectivos que se oponen a la mina "esto sólo es el comienzo de una ofensiva a gran escala para acabar con la flora y la fauna de gran parte de la comarca que baña el río Yeltes". Si también es cierto, como han manifestado, que en los próximos años van a vender cerca de un millón de toneladas de mineral a los Estados Unidos, "estamos ante un atentado ecológico y medioambiental de tremendas proporciones".

Desde las redes sociales se pide "colaboración y participación" en las diversas manifestaciones que se convocarán e, incluso, se lleva a promover "la acción directa" para evitar "este asesinato de miles de encinas" en el Campo Charro.

Sigue siendo incomprensible para los ciudadanos de Salamanca que nadie intervenga, desde las administraciones públicas, para detener "esta barbarie", aseguran desde Stop Uranio. En este sentido, cabe recordar que existen varias denuncias en la Audiencia Nacional, que no existe licencia de obra por parte del Ayuntamiento de Retortillo -que apuesta, por cierto, por la mina con algunos de sus miembros trabajando en la obra-, y que, además, WWF ha llevado el asunto a la Comisión Europea por "atentado contra la un paraje natural protegido".

No es menos cierto que llama la atención que, mientras se dilucidan y resuelven las denuncias, ninguna administración local, provincial, regional o nacional, haya ordenado paralizar estos trabajos. Se da el caso de que si las denuncias son contrarias a la empresa australiana ¿quién repara este enorme destrozo medioambiental?