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Región

La industria afronta su cuarta revolución, la expansión digital

4 febrero, 2018 17:15

Acaba de comenzar 2018, el año de la consolidación definitiva de la recuperación económica, según apuntan diversos estudios de agencias de calificación, bancos, analistas financieros… pero, ¿qué opinan los propios protagonistas de que cada día la economía siga su curso? ¿Cuál es la situación actual de cada uno de los sectores que conforman el engranaje del tejido productivo? NOTICIASCYL continúa su serie dominical en la que analizará el estado actual de los sectores económicos de Salamanca.

Este domingo es el turno para la industria, sector que siempre se ha dicho escasea en la provincia charra. En el recuerdo quedaron las grandes fábricas manufactureras en el extrarradio de la capital charra, o aquellas que daban el apellido textil a Béjar. En la actualidad la industria se concentra principalmente en torno a las cárnicas, principalmente en Guijuelo y que mueve al año en torno a 115 millones de euros; la industria farmacéutica, sobre todo en el polígono El Montalvo de Carbajosa de la Sagrada, con unos 100 millones; y la nuclear debido a la presencia de Enusa en la fábrica de combustibles de Juzbado, que mueve en torno a 200 millones de euros, según datos oficiales de la Cámara de Comercio e Industria de Salamanca. Es decir, estamos hablando de más de 400 millones de euros y miles de puestos de trabajo.

A ello se podría sumar lo que la Cámara denomina la industria del español, pues como explica el portavoz del comité ejecutivo, Alfredo Miguel, los servicios también pueden ser exportables. En este caso, la enseñanza del castellano es la más potente de Castilla y León, con dos universidades y una treintena de empresas “de primer nivel”, que en este 2018 tienen un importante reto con la celebración del Octavo Centenario de la Universidad de Salamanca.

El tejido productivo de Salamanca siempre se ha caracterizado por las microempresas, “aquí no hay cultura de fusión de negocios pese a contar con productos de primera calidad, sobre todo los agroalimentarios, que se venden muy bien, pero no como una potencia empresarial unida, como ocurre en otras provincias”. De ahí que la presencia de la industria como tal a ojos de los ciudadanos quede diluida.

Alfredo Miguel, portavoz del comité ejecutivo de la Cámara de Comercio e Industria de Salamanca

Debido a esta peculiar estructura, la industria sufrió los peores años de la crisis económica como la construcción, el comercio y la hostelería. Muchas empresas se vieron obligadas a cerrar las puertas debido a la pérdida de negocio, muchas naves quedaron vacías en los polígonos industriales, pero ahora el sector prospera, lentamente pero de forma positiva. Se vuelven a abrir empresas y vuelven a ocuparse naves, sobre todo al hilo de la cuarta revolución industrial, la digital.

“Ya no hay fábricas como antes”, explica Alfredo Miguel, pues por ejemplo los polígonos han cambiado su fisonomía y estructura, pasando de las empresas de manufactura a la distribución, “estamos en el momento del prosumidor, con una simbiosis de productor y consumidor”. En Salamanca hay más movimiento de este tipo de pequeñas empresas digitales de nueva creación con grandes expectativas de exportación, “pero es un sector que comienza a expandirse ahora”.

Auge de las ventas al extranjero

Y es que cada vez son más las empresas que venden sus productos al extranjero. Hay un gran auge de las exportaciones aprovechando las buenas comunicaciones de Salamanca, tanto por carretera a través de autovías hacia los cuatro puntos cardinales (Madrid por la A-50, Portugal por la A-62 y norte y sur del país por la A-66) como por ferrocarril (hay conexiones de transporte hacia todo el país y Portugal).

La venta de productos al extranjero desde la provincia de Salamanca alcanzó los 630 millones de euros hasta noviembre, mientras las importaciones se quedaron en 536, por lo que la balanza comercial es casi cien millones de euros positiva, según los últimos datos oficiales del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad. Francia es el principal destino, con 180 millones de euros más exportados de lo que se importa, por delante de Bélgica, con 86 millones, y Portugal, con 77.

Ante esta demanda de exportación por parte de las empresas, la Cámara de Comercio e Industria de Salamanca se ha convertido en un interlocutor necesario para su progreso. “Les ofrecemos asesoramiento sobre lugares a los que pueden exportar, porque no es lo mismo a países de la Unión Europea que a países con aranceles, o sobre las posibles trabas administrativas que puedan encontrar, estamos siempre dispuestos a favorecer cualquier iniciativa empresarial”, explica Alfredo Miguel.

¿Significa esta revolución digital y el auge de las exportaciones que Salamanca puede atraer grandes empresas para potenciar su industria? No es fácil, porque “por mucho que se ofrezca suelo gratis, las grandes fábricas ya no se mueven por este factor, no se deslocalizan tan fácilmente, sólo lo hacen por incentivos fiscales”. También hay que tener en cuenta las futuras regulaciones medioambientales, que en el caso de Salamanca siempre ralentizan los procesos administrativos dado su peculiar y variado entorno natural. Por eso la provincia charra mira al futuro con optimismo a través de un tejido industrial que se expande como lo hace la red digital, acortando fronteras en un mundo cada vez más globalizado.