Región

Cynthia Sosa, última ingeniera textil titulada en Béjar

25 septiembre, 2017 15:26

No habrá más ingenieros textiles titulados en Béjar (Salamanca). La Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial, perteneciente a la USAL, ha formado a la última alumna de una especialidad tan ligada a la ciudad, marcada en el pasado por las jornadas en las fábricas, el ruido ensordecedor de los telares en funcionamiento y las altas chimeneas de ladrillo.

Ella es Cynthia Sosa Luis, canaria de 23 años, recién titulada, y que llegó “de rebote” a Béjar para estudiar Ingeniería de Diseño y Tecnología Textil. Acaba de regresar con el título bajo el brazo a su casa, a Tenerife, con la maleta llena de conocimientos valiosos (son muy pocos los ingenieros textiles en la actualidad), pero también de recuerdos y de un lugar al que promete volver.

No habrá más ingenieros textiles en la Escuela Técnica de Béjar. Pero esto... ¿cómo puede ser?

Cuando yo fui a hacer la preinscripción había como 32 solicitudes y, a la hora de la verdad, nos matriculamos sólo dos. Quedé yo sola porque el otro chico no continuó, pero seguí adelante hasta que terminé. Como no entraba nadie más, terminaron quitando la carrera de Béjar, porque no es rentable tener un montón de profesores sólo para un alumno.

¿Se pueden cursar estos estudios en alguna otra ciudad de España?

En Barcelona. Había otra escuela en Valencia, pero también se cerró. Yo creo que la gente no conoce lo que es esta carrera, por eso no la estudian. No la dan a conocer.

¿Cómo explicaría en qué consiste esta carrera a las personas de a pie?

Al ser una ingeniería, es necesario tener conocimientos básicos de matemáticas, física y química, electrónica, electricidad, mecánica... Pero en lo que se centra es en el textil, es decir, desde que se obtiene la materia prima de manera natural o artificial hasta que está la prenda confeccionada. Engloba todo el proceso productivo, la maquinaria, la parte química... Es una carrera también muy química.

De estos procesos, ¿alguno le interesa especialmente?

Me gusta mucho el diseño de tejidos y la producción. La confección también es muy bonita. Hice mis prácticas en Manuel Bruno Fraile, en Béjar, y allí aprendí a diseñar tejidos, por ejemplo.

¿Puede tener buenas salidas laborales como ingeniero textil?

Yo creo que sí, porque casi no hay nadie que lo estudie. Se necesitan ingenieros textiles en fábricas, en controles de calidad, y también en la enseñanza, como en FP, donde hay ciclos de confección.

Vista de parte de la ciudad de Béjar desde el paraje de El Castañar. Foto: Imelda H.

Ha estudiado en una ciudad con pasado textil muy marcado. ¿Esto ha influido de algún modo en su formación?

Sí, claro. Casi todos los profesores son de Béjar, vienen de padres 'textiles', y siempre contaban aquellas experiencias.

Recientemente ha presentado su proyecto para poner punto final a tus estudios en Béjar. ¿En qué se ha centrado este trabajo?

En el diseño y los cálculos de fabricación para hacer tejidos de lana, pero no sólo de lana, también van mezcladas varias fibras: el poliéster, el elastano y uno en concreto que contiene hilos de poliamida recubiertos de plata, que se quiere encuadrar como tejido inteligente para la protección electromagnética de la radiación. Y, en efecto, es un tejido que funciona. Y cuando se ha lavado y se ha acabado ese tejido, vemos que no pierde su conductividad.

Cynthia Sousa, en la puerta de entrada de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Béjar. Foto: Chusa Gómez.

Como ingeniero textil, cuando va a comprar ropa, ¿mira de otra manera las prendas?

Sí, miro la composición, el tejido... Me doy cuenta de lo caro que compramos y lo malo que es lo que nos venden. Muchas veces la confección es horrible. Aunque depende... En tiendas de mucha calidad, pagas por lo bueno, pero cuando vas, por ejemplo, a Zara, la confección es mediocre (los tejidos no son buenos, se salen los hilos...). Todo viene por la situación, porque abaratan costes fabricando fuera.

Pero el gran público no percibe estos detalles...

Puede que sí. Todo el mundo sabe que, si compra un jersey, lo lava cuatro veces y le salen bolitas, muy bueno no puede ser... Pero, a día de hoy, compramos moda, no calidad.

¿Qué recuerdos se lleva de Béjar?

Ha sido genial. Me ha gustado mucho Béjar y no me quería ir, me ha dado mucha pena porque me encanta su gente. Creo que es un sitio que tiene un poco de todo, es tranquilo, barato... Un sitio donde se puede vivir bien y salir bien. Es cierto que falta gente pero, si tienes a tu grupo de amigos, no te hace falta más. Y luego... las vistas que tiene. La Sierra, increíble para salir a andar. También me da mucha pena que no siga ahí el textil y, sobre todo, me da mucha pena irme... pero es lo que toca.

Cynthia Sousa (centro) sostiene la lanzadera que recibió como reconocimiento el día de su graduación. Se trata de una herramienta característica de la industria textil.

¿Cómo ha sido la despedida? ¿Ha hecho algo especial?

No, porque había planeado ir con mi gente a Salmanca, pero he visto que no me puedo despedir, porque me da mucha pena. Volveré, lo tengo muy claro.

¿Qué le hizo venir desde Tenerife hasta tierras charras?

Yo me fui a estudiar a Salamanca porque era la única escuela en castellano (en Barcelona las clases son en catalán y eso era más complicado). Y yo pensaba que me iba a Salamanca capital, no sabía que me iba a Béjar. Cuando mi madre llamó para buscarme una residencia en Salamanca, le dijeron “pero... es que esta residencia queda muy lejos de donde ella va a tener las clases”.

Es muy interesante su historia...

Suerte... he tenido mucha suerte.

¿Por qué?

Por ir a dar a un sitio así y porque he tenido una carrera para mí sola, con profesores para mí sola. He aprendido muchísimo. Y también he tenido la suerte de conocer la fábrica en la que hice prácticas, por todo lo que he aprendido y todo lo que me han dado. ¡Y eso que llegué de rebote a Béjar!

¿A qué se refiere?

Sí, porque a mí me encantaba el diseño de moda y, un día, mi primo me dijo “Cyntia, he visto por la tele y por Internet que hay una carrera que se llama Ingeniería de Diseño y Tecnología Textil, y está en Salamanca... ¡lo tenemos que mirar!”. Y dije... ¡pues venga, voy a hacer Ingeniería Textil!