roteiro senior lisboa figueira (1)

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Portugal

Envejecimiento activo en Figueira, Roteiro Sénior a Lisboa

14 febrero, 2017 02:05

Es de común acuerdo, tanto en el ámbito médico, como psicológico y social, que desde las administraciones públicas se deben favorecer y promover los procesos por los cuales se optimizan las oportunidades de bienestar físico, social y mental durante toda la vida con el objetivo de ampliar la esperanza de vida saludable, la productividad y la calidad de vida en la vejez. El envejecimiento activo permite que las personas realicen su potencial de bienestar físico, social y se centra en las personas mayores y en la importancia de dar una imagen pública positiva de este colectivo.

Desde esta perspectiva, la Câmara Municipal de Figueira de Castelo Rodrigo, que preside Paulo Langrouva, ha puesto en marcha una iniciativa saludable y muy bien acogida por las personas mayores del concejo, los Roteiros Séniors. Ya han sido dos las excursiones realizadas, la primera a la Basílica de Fátima y el segundo, este sábado pasado, al Oceanográfico de Lisboa. Si el primero fue concurrido, con tres autobuses, en el segundo viaje fueron ya cinco autobuses y cerca de 250 mayores de todas las freguesías del concejo figueirés.

Más allá de otros interpretaciones localistas que se puedan realizar –ajenas al interés de este viajero, en las que ni entra ni le interesa- lo cierto es que los mayores viajan felices. Quizás, como bien aseguran algunos de ellos, en su vida hayan abandonado el concejo y cuando más, a la frontera o a Guarda.  Han realizado su vida, dura, trabajadora, pegada a la tierra en este interior olvidado de Portugal, de las zonas más pobres económicamente y con altos índices de envejecimiento. Y, por ello, quizás sea su única posibilidad de conocer Fátima, la capital Lisboa y salir de la rutina diaria. Es, en resumen, una forma saludable de envejecer en convivencia con los suyos y conociendo muchos imposibles en su vida normal.

En conversación con ellos, al cruzar las laderas nevadas de Guarda y Serra da Estrela, dejan claro al viajero que es una satisfacción y motivo de alegría, ya que ni en sus mejores sueños –muchos de ellos y ellas- podrían pensar conocer Fátima –la Virgen de Portugal- y la capital Lisboa y, con ella, el lejano y temible mar , el de as saudades y el fado. Tal es su alegría que  incluso en las paradas se marcan un paso, al ritmo de las concertinas que suenan en los altavoces, en los pasillos del autobús.

Con un grupo de 18 voluntarios, pertenecientes la mayoría a Figueira Afetos –un servicio social en el municipio tanto con niños como con mayores- y personal de la Câmara, los mayores tienen la oportunidad de conocer otros mundos –Salamanca, Porto, Óbidos, Guimarães…- y salir de la aldeia, apunta el presidente Langrouva, quien, como un voluntario más, reparte bolsas de comida en la primera parada para un picnic y, de paso, aflojar porque a estas edades la próstata ya obliga. Todo es afecto.

Convivio, la mejor relación social

Llega la obligada parada para el almuerzo. Cae una lluvia intensa, pero antes, por la carretera queda el sobresalto, visto en primera persona, de un terrible accidente de un autobús volcado en mitad de la autovía… Cosas que pasan.

El polideportivo de Aveiras de Cima es el refugio deseado para hacer el alto y el convivio –la convivencia social y vecinal con la gastronomía compartida como base-. Son también momentos de ternura, como esos nietos que se acercan al lugar a besar efusivamente a sus abuelos. También es la marcha atrás para las esperadas vacaciones de verano en Figueira.

Buena comida. Abundante. Todos quedan satisfechos… y vuelta al camino. Entra la tarde. Más lluvia en estas tierras del Tejo/Tajo. Son los olivos y amplias extensiones del Ribatejo. Aún queda en la retina el autobús siniestrado en la A-1. Son las noticias que recuerdan los 25 heridos.

El sendero avanza y es ya Lisboa, que recibe a todo el séquito con una telaraña grisácea de lluvia y viento húmedo con olor a salitre. Comienza la visita al Oceanográfico, dicen que el mayor aquarium del mundo. Sea como fuere, cierto es que es impresionante y con largas colas de visitantes. Pero es, también, motivo ajeno al viajero y a este escrito.

La lluvia se hace más intensa. Lisboa, una ciudad bulliciosa y festiva, turística y embrujada en su parte antigua, en esta zona nueva nacida a raíz de la Expo 98, la que llaman de los descubrimientos y los océanos, no es más que una ciudad moderna, blanca… una ciudad sin vida, más allá del trajín contínuo de los coches, autobuses y un inmenso gentío de turistas de toda edad, raza y condición a visitar el Oceanográfico o exposiciones varias de arte o manifestaciones diversas de espectro cultural de la liberta Lisboa.

El viajero sale de la visita casi como entró en sus muchas veces que recorrió las oscuras salas que representan los océanos. Aunque siempre encuentra algún resquicio para la emoción, como esa pareja que, amparada en el contraluz de una vitrina del aquarium, da rienda suelta a sus sentidos. Dicen que el beso sabe bien.

Llega un olor intenso a algas y sabor a salitre cuando las tinieblas comienzan a deslizar su telón oscuro sobre la ciudad. Vienen de ultramar acompañadas de una fuerte lluvia y un viento gélido que se hacen más intensos al cruzar el Puente Vasco de Gama. Son doce kilómetros de un puente atirantado que conecta las dos partes de la Gran Lisboa, Sacavém donde el Parque de las Naciones y Montijo. Avanza sobre las aguas del estuario del Tajo cuando ya es mar, muy cerca de esa zona donde anidan múltipes aves acuáticas, en el espacio protegido. Ese inmenso puente, dicen que el más largo del mundo, que une las dos partes de la desembocadura del río por su zona más ancha, aunque piensa el viajero que también por la menos profunda. Con la borrasca azotando el lateral del autobús se contiene el aliento…

Cuando termina de caer la noche, al cruzar las salinas de Lagoã da Pedra, dejando a la derecha Montijo, el de Portugal, y de frente Setúbal, es parada para otro alto y un nuevo tentempié que servirá de cena. Es el Freeport de Alcochete, en la margen derecha del río. Vuelta atrás para coger la A-1 dirección Santarém, la taurina, y regreso con la noche cerrada a Figueira de Castelo Rodrigo.

Porque demasiado a menudo, pensamos que hacerse mayor es una complicación y no una oportunidad... Porque olvidamos que cumplir años con salud es acumular conocimientos, experiencias y valores que las nuevas generaciones pueden aprovechar… Porque mantenerse activo al hacerse mayor es fundamental para abordar el reto del envejecimiento...

El viajero emprende camino a la ciudad del Tormes. Mañana será otro día con el pensamiento de ese proverbio alemán ‘Los árboles más viejos dan los frutos más dulces’, cachis.

REPORTAJE GRÁFICO LUIS FALCAO