Enrique Arias Vega

Enrique Arias Vega

Opinión

Ejército y educación

10 febrero, 2017 10:57

En 1993, en plena guerra de los Balcanes, un grupo de periodistas españoles acompañábamos a un gran convoy de ayuda humanitaria a los bosnios, organizado por el Grupo Zeta. Entonces, la mejor garantía de nuestra supervivencia fue la presencia de tropas españolas encuadradas en las fuerzas de la ONU. Recuerdo haber oído a Carlos Carnicero comentar: “¡Quién me iba a decir a mí, tras abominar de los militares durante el franquismo, que este nuevo Ejército español iba a ser mi mejor amigo!”.

Aquella misión internacional fue la primera de las docenas que han protagonizado los militares españoles en las últimas décadas y que han cambiado radicalmente la imagen de nuestro Ejército. De su preparación, valor y espíritu de sacrificio democrático dan fe miles de periodistas, miembros de ONGs, refugiados y exiliados a lo largo del mundo. Quienes padecimos la ineficaz estulticia y la represión doctrinaria del ejército de Franco somos quienes mejor comprendemos la transformación que ha convertido a nuestras fuerzas armadas en uno de los mejores defensores de las libertades ciudadanas.

Sorprendentemente, muchos de quienes por suerte para ellos han nacido y vivido en democracia, critican a nuestras tropas con estereotipos de siglos pasados. Un ejemplo de ello es la oposición de Ada Colau a que el Ejército participe el mes que viene en el Salón de la Educación de la Feria de Barcelona. ¿Es que las milicias no dan hoy día en España una de las enseñanzas más integrales y de mayor calidad de todas las que se imparten en un país con una educación fragmentada y devaluada?

El escritor Lorenzo Silva, autor de la celebrada serie policíaca del sargento Bevilacqua, suele recordar a sus lectores que la Guardia Civil, y por extensión todas las fuerzas armadas, tiene mejor preparación y mayor conocimiento de idiomas que la mayoría de las demás profesiones.

Pese a ello, algunos siguen erre que erre con un antimilitarismo trasnochado, como si España no fuese uno de los tres países de la OTAN con menor presupuesto militar. ¿Saben ellos cómo podríamos ayudar a los perseguidos en el mundo y cómo defender nuestras libertades si aislamos al Ejército de la sociedad civil, limitamos su preparación e ignoramos sus muchos méritos? Si es así, que nos lo digan.