La Trinchera

De toros y toreros: un lugar para el aficionado en la boca del león.

Alipio Pérez-Tabernero. Aplausos.es

Adiós a los mitos: Alipio Pérez-Tabernero, el jefe del campo charro

Existe en Salamanca ese rumor de bravura que se extiende por el mapa. El temblor avanza bajo tierra, ramificado. El campo charro es uno de los graneros de afición y toros más importantes. O lo fue, unificada toda personalidad. Es verdad que da mucha pereza asistir a lo de cualquier tiempo pasado fue mejor. Pero Alipio Pérez-Tabernero, que contribuyó a construir la Salamanca taurina, emblema del siglo XX y campera, fría y otoñal, desde la distancia un pabellón de seriedad, lluvia y franqueza del que fue el jefe, murió el martes a los 94 años.

Desaparecen los mitos. El toreo se desgrana por el peso de quienes lo hacen importante. Se deshilacha con el fallecimiento de personas como Alipio. O Miguel Flores, Cano, Fermín Bohórquez. El Pana. Personalidades asumidas, la base. Ellos no lo sabían, pero eran el think tank. La tauromaquia se alimenta de gente así.

Si todavía falta un discurso cerrado para explicar lo que ocurre en una plaza de toros, existen formas tasadas de estar en la vida siendo aficionado a los toros. Los consejos de sabios se van quedando en cuadro: algunos de estos tipos estuvieron cerca de Manolete. Con eso basta. Uno iba más tranquilo por ahí sabiendo que todavía quedaba gente así, puertos donde acceder a la mitología.

Ciertos nombres dejan un determinado poso en la mente al escucharlos. La medida exacta de su importancia, sedimentada por el paso de los años. Es el testigo, una gavilla de referencias que construye la biblioteca de biografías que posee cada aficionado, a la que accede como un pack. Esa descarga se produce en el momento en el que se empiezan a comprender algunas cosas. Ocurre sin aviso y de repente se conocen también fechas, lugares y hazañas, apellidos y obras sin tener consciencia de ello, de haberlo vivido, conocido. O de haberlos visto. El triunfo se alcanza cuando se puede dar la mano a alguien que representa todo eso. El círculo, sin embargo, se estrecha cada vez más. Ahora empieza algo diferente: la reconstrucción del olimpo.