Es Sexo

¿Prefieres el látex a la seda? ¿Sueñas con tu vecina a escondidas de tu marido? ¿Te gustan más los besos o los mordiscos? En definitiva: ¿Eres un curioso sexual y quieres descubrir nuevas dimensiones del placer? 

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Cuando calienta el sol

Cuando calienta el sol, está demostrado, aumenta el deseo sexual. Y cuando aumenta el deseo sexual, nos ponemos más guapos. Y cuando nos ponemos más guapos tenemos la tendencia a liberarnos de la ropa y a mostrar uno de los órganos sexuales por excelencia: la piel. Bronceados y medio desnudos nos pasamos el día fuera de casa departiendo con otros, con lo que crecen las posibilidades de un encuentro y sube la libido.

Cuando calienta el sol, nos solemos ir de vacaciones. Abandonamos las tediosas tareas, cuidamos más nuestro cuerpo y nuestra mente. Nos regalamos el tiempo que nos ha faltado durante el curso. Y si estamos en pareja, quizá tengamos la oportunidad de realizar algunos de esos planes largamente pospuestos.

Cuando calienta el sol tenemos más serotonina, un neurotransmisor que se produce en el cerebro y que nos provoca una sensación de bienestar. Además, los rayos ultravioletas incrementan en un 120% el nivel de testosterona en los machos, mientras que las hembras liberan estrógenos que favorecen la ovulación.

No es de extrañar entonces que, cuando calienta el sol, se disparen las infidelidades. Hombres y mujeres deciden aprovechar estas fechas para buscar fuera de casa lo que no encuentran dentro. ¿Y qué posibilidades hay literalmente fuera del hogar? Muchas y todas ellas excitantes. Hacer el amor al aire libre es, por ejemplo, una opción muy veraniega: en una playa al amparo de la noche cálida, dentro del agua, en una terraza, en unas escaleras, en el campo durante una excursión. Los aventureros infieles podrán hacerlo donde quieran, y sobre todo con quien quieran. O con quien puedan.

En resumen, nunca estamos mejor que cuando calienta el sol. Así es que aprovechemos los benéficos rayos de mediados de agosto para desear y ser deseados. Para mirar con ojos nuevos. Para ilusionarnos. Para saborearnos. Para amarnos. Con las hormonas revolucionadas y la piel tostada se ensancha nuestro horizonte. Volvemos a encontrarnos con nosotros mismos. Y con el otro. O con los otros.

Ya lo dice la canción: “Siento tu cuerpo vibrar cerca de mí, es tu palpitar, tu recuerdo, mi locura, mi delirio, me estremezco, oh, oh, oh...! Cuando calienta el sol.”