Autismo, puzles y galletas

En este espacio os contaremos nuestra vida. La mía, que aporto la firma. La de Ana, mamá, que pone el corazón, la fuerza, la esperanza y el amor. Y la de nuestros hijo, del que nunca usaremos su nombre ni colgaremos imágenes. Os contaremos penas y alegrías. Los malos tragos y todo aquello que, creemos, puede servir de ayuda para superarlos y, por supuesto, las alegrías, que también las hay, y muchas.

Niños en la escuela

Niños en la escuela

El ABC fundamental de la educación en niños con Trastorno del Espectro Autista

Desde antes incluso de que este blog cobrase vida, tanto Ana como yo pensamos que podría convertirse en un espacio de reflexión y un lugar donde recabar la opinión de diferentes personas y profesionales implicados de un modo u otro en la evolución, el desarrollo y el crecimiento de nuestro hijo. Hoy, con esa idea en mente, no escribimos nosotros. Hoy cedemos este post a Josefina Blanco, docente y la queridísima tía de nuestro pequeño. Hoy, este post lo escribe una especialista en educación. ¡Gracias por todo!

Queridos Ana y Mario...

desde el momento en que corroboramos el diagnóstico empecé a rodearme, como tía y como educadora, de personas de buena voluntad e idóneas colaboradoras que me enriquecen constantemente con su experiencia y conocimiento en sus respectivas áreas.

De alguna manera, mi zona de confort es la escuela media; mientras que para mis colaboradoras, Lic. Jesica Luna y la Maestra Especial Paula Onganía, sus campos son la Psicología Orientada a TEA y la docencia en nivel primario, con integración de niños con todo tipo de necesidades especiales. Las tres trabajamos en el Colegio de Recoleta de la Ciudad de Buenos Aires de la ciudad de Buenos Aires (Argentina) y esta carta es sólo un grano de arena para empezar a desglosar el inmenso universo que se abre frente a nosotros, desde el campo de la educación, incluso mientras escribimos estas líneas, sobre posibles enfoques para encarar el aprendizaje formal de un niño con TEA.

Queremos aprovechar este espacio para contar nuestra experiencia, con sus frustraciones, penas y alegrías y todo aquello que, creemos, puede servir de ayuda para superarlos. Por vocación, nuestra intención es trabajar mano a mano con padres y familiares directos. Una gran tarea la que tenemos aunque intentaremos comenzar con un simple ABC.

ANALIZAR la SITUACIÓN

Cada niño es único, también los niños con TEA, así que aquello que funciona para uno a veces es infructuoso para otros. El diagnóstico es una herramienta que nos ayuda a comprender dónde estamos, pero nunca debe ser una etiqueta. No debemos encasillarlos, pues muchas veces hemos visto que estos niños lograban realizar actividades inimaginables para sus terapeutas y para nosotros mismos.

La búsqueda de información y de herramientas adecuadas van a darnos posibilidades incalculables. Es necesario saber, y que este conocimiento nos abra las puertas a un camino de nuevas oportunidades y de logros que son para sus papás y educadores simplemente maravillosos.  Es necesario que tanto las docentes, maestra e integradora, profesionales de la salud y familia trabajen juntos y aúnen estrategias y objetivos

Los esfuerzos parciales sólo llevan a un gasto de energía y terminan siendo grandes frustraciones. Por eso, la idea es que intentamos ir de una escuela integradora a una inclusiva intentando responder a todos los niños como individuos reconsiderando y reestructurando su dotación curricular y destinando recursos para reforzar la igualdad de oportunidades, asumiendo la diversidad.

BUSCAR las ESTRATEGIAS

En el aula

Es importante y necesario realizar adaptaciones dentro y fuera del aula:

-La utilización de cronogramas al estilo de una agenda diaria para anticipar las actividades que se realizarán en la siguiente hora. Es una herramienta eficaz que permite entender y anticipar diferentes momentos.

-Buscar refuerzos para favorecer la repetición de la conducta apropiada que realizó. Puede ser un refuerzo primario -se premia por ejemplo con un juguete preferido- o un refuerzo secundario -como por ejemplo una carita feliz o simplemente felicitándole-.

“A Felipe de seis años le encantaba ver objetos que giraban. Podía pasarse horas mirando una peonza o un molinete. Sin embargo, yo no conseguía que su atención o su mirada se fijara en mí o en su cuaderno. Después de buscar diferentes maneras y ver que mis esfuerzos no daban resultado. Tuve la loca idea de usar un molinete para lograr que me atendiera y hasta utilizarlo como un refuerzo positivo”

Este hecho tan simple es un ejemplo de lo que los docentes debemos buscar. Traer a la clase y resignificar estos objetos que unen su espacio interno y el espacio físico (la escuela).

En los recreos

-Realizar cronogramas con actividades sociales, ya que el aislamiento es un aspecto nuclear que atraviesa la vida de las personas con TEA. Se pueden armar historias sociales breves con imágenes para asignar pautas o roles y trabajar la toma de turnos o cómo pedir ayuda cuando no entienden, cómo ingresar a un juego, aceptar juegos de otros, respetar el espacio físico... 

-Proponerles juegos reglados, juego de causa y efecto, de procedimientos cortos y reglas simples. Si son niños pequeños también se debe fomentar la capacidad de imitación de acciones con los objetos/juguetes.

-El juego por turno: puede adaptarse a través de un reloj de arena, un reloj adaptado con colores, un cronograma visual con la cantidad de juegos...

Muchas veces, la comunicación con sus compañeros también puede expresarse de diferentes maneras y el recreo es el espacio ideal para hacerlo.

“Todas las tardes, Justo, de seis años, se acercaba a su compañero y lo invitaba a jugar. Tomás se quedaba en el mismo lugar con su juguete, sin siquiera mirarlo. Pero Justo quería ser su amigo y no iba a dejar de intentarlo. Después de mucho observar se dio cuenta de que Tomás siempre jugaba con el mismo objeto. Al día siguiente trajo a la escuela dos cochecitos nuevos. Se acercó a su compañero y se lo ofreció. Tomás lo miró y tomó lo que le ofrecían. Jugaron juntos todo ese recreo cada uno con su coche. Al finalizar, Justo lo miró y Tomás muy contento le contó a su maestra que tenía un nuevo amigo”

Dentro y fuera del aula:

-Buscar sistemas aumentativos/alternativos de la comunicación, como PECS (comunicación a través de imágenes) o Bimodal (a través de gestos).

-Manejo de la conducta: en ocasiones los niños se enfrentan a situaciones de estrés, ansiedad o inflexibilidad ante cambios de actividades repentinas y que no se llegaron a prever, como por ejemplo cambio de aula, de docente o de materia. Es probable que esto genere algunas conductas disruptivas. Una estrategia posible podría ser, sin consigna verbal, redirigirlo o hablarle lo indispensable y ofrecerle actividades que lo organicen. Por ejemplo, tener un llavero con imágenes y opciones (correr o salir a pasear) o dibujar lo que sucedió y dar diferentes opciones para salir de esta conducta con ejemplos visuales.

-Estimularlo a realizar algún juego de mesa (colorear, armar un puzle o jugar con plastilina). 

- Utilizar un almohadón bien grande o un puff que lo contenga con pelotitas en un rincón, donde pueda sentarse o acostarse, recibiendo masajes con presión (propiocepción). Es interesante construir este espacio para cuando lo necesite.

“Felipe le tenía miedo a las palomas. Cuando salía del aula, si veía alguna gritaba o intentaba esconderse. Para lograr que se tranquilizara, después de mucho buscar, descubrí que lo mejor para calmarlo era entregarle plastilina y que trabajara con ella. Después de un ratito y cuando ya lo notaba más tranquilo, entrábamos al aula y realizábamos alguna tarea lúdica (rompecabezas o uno de los juegos que le encantaban). Más allá de poder tranquilizarlo, buscamos otras alternativas para que superase su miedo: imágenes, videos, dibujos... Después de un tiempo de trabajo, pudo vencer su temor y estas conductas derivadas de su miedo a las palomas desaparecieron”

Crear el equipo interdisciplinario

Sin duda, y a partir de las experiencias que aquí relatamos, hay muchas variables que entran en juego: compromiso familiar, la idoneidad del centro educativo, la flexibilidad y vocación inclusiva de la escuela, el trabajo coordinado con el equipo terapéutico, el trabajo conjunto de la maestra y la integradora y la implicación del niño.

En el proceso hacia la mejor versión de cada niño hay momentos de mucha frustración, como pasa en cada aula con todos nuestros alumnos en algún momento. Por eso estamos convencidas de que lo peor que puede ocurrir es fracasar por falta de creatividad o desconocimiento. Por eso, queridos Ana y Mario, desde la educación seguiremos interactuando para construir y en ese proceso  comprenderemos, aprenderemos y nos respaldaremos padres, maestros, psicoterapeutas y directivos para que los centros educativos seamos aliados y generadores de espacios de andamiaje hacia el aprendizaje de nuestro muchacho con TEA.

Paula, Jesica y Josefina

Bibliografía:

- GRANDIN, Temple, (1996) “Atravesando las puertas del autismo. Una historia de esperanza y recuperación.”, Editorial Paidos, Buenos Aires, Argentina.

- VALDEZ, Daniel, (2011) “Ayudas para aprender, Trastornos del desarrollo y prácticas inclusivas”, Editorial Paidos, Buenos Aires, Argentina