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La lacra de los extremismos

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De nuevo otra matanza en Estados Unidos, esta vez en un supermercado de Búfalo contra personas con el color de la piel sin ser blanco. Cabe aquí esta perífrasis pues el color de la piel no marca ninguna diferencia, nada que pueda llevar a un supremacista blanco a asesinar a Afroamericanos.

Los extremismos son una lacra de las sociedades. Decir claro y alto que todos los seres humanos somos iguales y que la religión, el color de la piel, la sexualidad, el país en el que se nace, la educación, la clase social, el pensamiento político, no nos puede nunca separar del hecho evidente de que todos somos seres humanos.
Porque nada que nos pueda diferenciar nos hace mejores ni peores. La diferencia existe, y la igualdad es imposible, pues si no seriamos todos arcángeles. Pero esas diferencias no cambian la realidad de que funcionamos igual desde un punto de vista como seres vivos, como seres humanos, como personas. La inteligencia tampoco es un factor diferencial, con el trabajo y el esfuerzo se puede recorrer el mundo, ni ser alto o bajo, gordo o delgado para conseguir los objetivos vitales.

El extremismo es hacer de la diferencia seres humanos distintos, es elevar o anular, llegando al asesinato. Para que exista extremismo debe de haber algo que haga sentir a esos seres humanos superiores y mejores. Y unirse en una identidad de grupo. Esto llegado el caso, cuando el grupo llega a representar e impregnar a la sociedad de un país, o nación, con lideres que lo buscan, lo proclaman, lo exacerban y promueven puede llevar a la guerra.

Trump era un extremista y sacó lo peor de la sociedad americana, se produjo un conato de golpe de estado, imposible de llevarse a cabo pues la democracia es el pilar de la sociedad americana. Sin embargo, es una sociedad llena de extremismos, se vota es cierto, y el ejercito nunca se pondría del lado de un golpista, pero hay verdaderos ataques al “pensado” diferente. La democracia no garantiza la ausencia de los supremacistas.

Los nacionalismos nacen desde el extremismo, da igual que tengan una denominación de izquierdas o derechas, porque segregan por la diferencia de lenguaje, por la no pertenencia a esa nación. Expulsando y señalando a los convivientes que no sienten esa nación como propia.

La izquierda es necesaria para compensar a la derecha, y la derecha para compensar a la izquierda. El concepto de centro es difuso, se podría decir que es esa opción política que se compensa a sí misma, pues en ella hay planteamientos de izquierdas y derecha. El centro son los partidos liberales como Ciudadanos en España o Macron en Francia.

España ha perdido una oportunidad única con la caída de Ciudadanos de tener una opción política que pacte con la derecha o la izquierda moderando las políticas de los gobiernos. No ha habido un Macron en España, Rivera o Rosa Díez fueron intentos fallidos.

Feijóo tiene un problema y ese problema es Vox. Es difícil un gobierno de mayoría absoluta así que tendrá que llagar a pactos. Abiertamente se lo tiene que callar pues no es cuestión de dar votos a Vox, y no dirá con quién pactaría si con un nacionalismo bisagra como PNV y Coalición Canaria, o con Vox. Pero cuando forme gobierno, si gana las próximas elecciones, tendrá que levantar sus cartas. Aquí es donde entra Vox. Moderar su extremismo es tarea de sus votantes y de los gobiernos en coalición con el PP si llegan a darse y es una estrategia del PP como lo ha sido en Castilla y León.

¿Es extremista Vox? Que conteste a esa pegunta los votantes. Tenemos una democracia solida como la americana, aunque menos madura, pero donde el extremismo no tiene tanta relevancia, y Vox debe hacerse eco de este hecho de nuestra sociedad.

No se sabe qué es Vox, hasta ahora no ha gobernado. En cualquier caso, la izquierda no se equivoca en todo. Sí en tachar de fascistas a un partido que será en unos años clave para el gobierno de la derecha.