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La nueva construcción de la izquierda

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El comunismo se gesta en Rusia, las bases son el reparto por el Estado de los bienes del trabajo, que así mismo cubra las necesidades básicas, alimentación, sanidad, educación. Ese reparto deja de existir pues el propio sistema lo hace inoperante e inexistente. Para Putin, su madre es la gran Rusia por la que reza en las capillas ortodoxas. Habría que ver si necesita mostrar su poder a una madre que nunca tuvo. Los psicoanalistas que lo analicen.

Rusia no solo crece a través de sus materias primas que exporta a países que carecen de ellas, como el gas o los cereales, sino a través del libre mercado. Uno puede pasear por Moscú y darse cuenta que es una ciudad con movimiento económico, junto a San Petersburgo no son el reflejo de la economía de las zonas despobladas y rurales de Rusia. Lo cierto es que en Rusia no hay libertad de prensa, se encarcela a mujeres y hombres por su orientación sexual, se asesina a los opositores, no hay un reparto igualitario de la renta, debe esto de ser una de las bases del comunismo y el gobierno dictatorial se confunde con el estado.

¿Dónde están los valores de la izquierda? ¿Cuáles son esos valores en el mundo actual? La izquierda española reniega de Rusia, de la madre del comunismo. Así que lo que se está produciendo es una nueva elaboración de la izquierda abanderada con la palabra progresismo. En China tampoco puede encontrar la izquierda española un aliado, así que se gesta en Venezuela, una dictadura con hambruna, baste decir eso, su población no puede comprar ni pan debido a su elevada inflación. También como en Rusia se ha blindado la constitución para que Maduro persista en el poder, encarcelando a los opositores.

Zapatero, presidente de España, tiene como modelo a Venezuela, asesor asiduo de Maduro, del poder, basta ver la mansión en Lanzarote que se construyó. Seguro que su dinero viene sin corrupción, pero de nuevo el líder de la izquierda quiere vivir bien tan sólo a través de su ideología como fuente de ingresos, lo mismo podemos decir de Pablo Iglesias o de otros.

La nueva ingeniería de la izquierda española consiste en la destrucción de la monarquía parlamentaria, en el aumento de la deuda pública, en la subida de salarios más allá del crecimiento del PIB, en políticas migratorias que en realidad siguen siendo de bloqueo, véase el caso de Ceuta por mucho que el gobierno hinche el pecho con la acogida de los refugiados Ucranianos, en la palabra manoseada de dialogo, en la identidad de género, en la eutanasia, en el blanqueo de ETA,  en el republicanismo de la segunda república como signo nostálgico que la hacen posible de tachar de fascista a todos los que no piensan como ellos. Sobre estos bastiones gira su discurso de progresismo.

Por supuesto han de buscar un enemigo, dígase VOX, para dar cabida a sus nuevos valores. VOX es un partido que respeta el orden constitucional, así que hay que dejar de temer a este imaginado lobo y es de importancia el integrarlo en los gobiernos de España, es el camino para que junto al PP se modere. Aznar unió a la derecha, Rajoy la dividió. VOX no es un partido fascista. Es un partido que comparte valores de la tradición cultural española de un tiempo que ya pasó pero que todavía existe en muchos españoles y que hay que respetar, y no sólo de los votantes de VOX.

Si el comunismo es una palabra vacía usada por dictadores en el mundo -tenemos también el caso de Corea del Norte o de Cuba- y no puede representar a la izquierda, ya ser de izquierdas es caer en el saco de la vacuidad, de ponerse en el pecho la pegatina “yo soy bueno moralmente, y mejor que los que no piensan como yo”. 
Zapatero fue el catalizador del independentismo y blanqueo de ETA, y posibilitador de los pactos de Pedro Sánchez que desde su egocentrismo es capaz de pactar con el diablo para mantenerse en el poder a toda costa. La izquierda es una mera construcción de ingeniería, con valores de la globalización como cambio climático, energías renovables. En estos meses de guerra la izquierda debe de sentir vergüenza del comunismo. Ahora resulta que VOX es como Putin. Todo un despropósito.