Opinión

La DGT y el fin de la libertad individual

Un guardia civil revisando los papeles de un conductor.

Un guardia civil revisando los papeles de un conductor.

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- ¡Otra multa más, son 100 euros! exclama nuestro compatriota Santiago. No entiende nada; él respeta todas las normas de circulación y es un conductor ejemplar. Al día siguiente, un compañero de trabajo le comenta que han puesto un nuevo radar oculto, sin avisar.

- Pero si la multa es por ir a 52 km/h en un sitio de 50 km/h. Además, el velocímetro de mi coche no marcha bien.

- Ya... Pero ya sabes, estos van a pillar.

Santiago, aconsejado por familia y amigos, paga la multa que, con el descuento, se queda en 50 euros. Ese dinero le hubiera venido muy bien para pasar tiempo con su mujer y con sus hijos. Pero una cámara vigilante, traicionera y sin avisar le arrebató lo que es suyo.

El ejemplo de Santiago es uno de tantos que sufrimos todos los ciudadanos por la falta de libertad a la que estamos sometidos. Lo aceptamos e incluso lo agradecemos. ¡Es por vuestro bien!, vamos a bajar las muertes en carretera, conseguiremos que todo el mundo lleve el cinturón, no te dejaremos fumar dentro del coche, ni utilizar el móvil bajo ningún concepto... Un control férreo, un organismo llamado DGT al servicio del Estado que todo lo vigila.

Sí, es justo reconocer que algunas de las medidas de la DGT supusieron una mejora en las estadísticas de mortandad. Pero ese es justo el problema: las estadísticas. Solo se piensa en la estadística. Por lo tanto, nadie discute que existan cámaras por todas las carreteras, por todos sitios, como una pesadilla nos vigilan las 24 horas del día.

Veamos la forma en la que las imposiciones de la DGT han reducido las cifras de mortandad:

Desde 1981, que entra en vigor la normativa del casco obligatorio hasta 1990 que se aprobó la Ley de Tráfico subieron las muertes en carretera de 6409 a 9032. A partir de este momento, la mortalidad empieza a bajar de forma continuada. En 1999 llegará la obligatoriedad de señalar un accidente; en 2006 el permiso por puntos; en 2007, cárcel para los delitos por alcohol y drogas al volante; en 2010, una nueva Ley de Tráfico... Hasta ahora, 2022, en que tendremos una ley actualizada más estricta y liberticida. Bien, utilizando solo la fuente oficial de la DGT, vemos que desde 1999 a 2007, los muertos han bajado de 5738 a 3827. Del 2007 al 2015 han bajado hasta 1689.

Toda va bien, la estadística se cumplió con las normas de la DGT. Gracias, ya está solucionado. Por tanto, para llegar a 0 habrá que aprobar más y más restricciones... Pero esperen un momento, la cosa no es tan sencilla. Resulta que desde 1990 hasta ahora han pasado muchas más cosas que las famosas medidas de la DGT, tantas que es absurdo atribuir el descenso de muertes exclusivamente a las leyes que castigan al contribuyente.

Veamos la parte que no cuentan: érase el año 1986, cuando se aprobó el I Plan General de Carreteras con un programa de autovías que sustituían carreteras totalmente destrozadas por la dejadez anterior. En 1993, ya teníamos autovías de primera generación.

Entre 1996 y 2006 se creó Programa de Autopistas de Peaje y en el Plan de Infraestructuras de Transporte. El Plan de Autopistas contemplaba 441,5 kilómetros en nuevos tramos de peaje. Estas nuevas vías supusieron un gran cambio para la seguridad de todos los conductores. A esto se añadieron los 169 kilómetros de los accesos radiales a Madrid.

Por último, pero no menos importante, recordemos que desde 1990 el parqué de automóviles ha mejorado de forma exponencial. Hoy, los coches de gama baja son tres o cuatro veces mejores a nivel de seguridad que un gama alta del año 1990.

En definitiva, no debemos dejar al arbitrio total nuestra vida a una organización que no busca nuestra seguridad, sino el dinero duramente ganado por la clase media. Los amantes de la libertad debemos luchar por nuestro derecho a no ser grabados, amedrentados y extorsionados. Llegado el momento, vamos a perder todas nuestras libertades y lo sufriremos más que cualquier estadística de la DGT.