Opinión

La antorcha socialista está en el sur

Pedro Sánchez.

Pedro Sánchez.

  1. Opinión
  2. Blog del suscriptor

Afirma el profesor Jacob Soll en un reciente artículo, que corren malos tiempos para la socialdemocracia europea, pero que España, en expresión kennedyana, mantiene viva la antorcha del socialismo en nuestro continente. Es una afirmación tan certera, y tan poco exagerada, que no podía dejar de remarcarla. En Francia, el otrora triunfante y poderoso Partido Socialista ha caído a mínimos a espera de que la inteligente gaditana Anne Hidalgo aspire a las elecciones nacionales. En Alemania, después de haber llegado a gobernar con la conservadora Unión Demócrata Cristiana, el Partido Socialdemócrata corre el riesgo de ser adelantado por los Verdes como primer partido de la izquierda.

Sin embargo, en nuestro país, a pesar de todos los agoreros que advertían del desastre del Gobierno de Coalición; de las divergencias internas en el ejecutivo; de la grave felonía de la derecha española, la menos europea de todas, que insite en hablar mal de España en Bruselas (patriotas siempre ellos) y del auge de la extrema derecha, el gobierno español ha gestionado la pandemia llegando a posicionar el país como el primero europeo en niveles de vacunación, y cuando ha sido necesario primando la salud frente a la economía. Siendo así, y a pesar de que muchos cuestionaron las restricciones en su momento, votando en el Congreso de los Diputados en contra del estado de alarma (no lo olvidemos), la actividad económica, como si hubiera estado cubierta por la tapa de la salvaguarda sanitaria, ha reflotado en las últimas semanas y meses; ha aumentado la contratación y los afiliados a la Seguridad Social; y en la parte incipiente de esta remontada, se aumenta el Salario Mínimo Interprofesional, (aún sin el concurso de la patronal). El colchón de los ERTE ha mantenido el equilibrio social, y los fondos europeos están ahí para gestionar la recuperación económica.

Todo esto, anotémoslo que también es relevante para la vida pública, habiéndose higienizado previamente la política nacional de la corrupción que expulsó a Mariano Rajoy del Gobierno. Se ha limpiado de tacha el panorama político de la suciedad que alteraba la vida española. El Estado y las autonomías han funcionado y se ha intentado la máxima cordinación entre gobiernos de distinto color y en los peores momentos de la pandemia. La ecología y el medio ambiente (directamente relacionados con las enfermedades y la salud) se han convertido en una prioridad. Los verdes en España son socialistas, no hay partido competidor en este sentido.

La extrema derecha, empeñada en romper la convivencia, brama y esgrime la vigencia del separatismo del que se retroalimenta, pero obvia que fue a Mariano Rajoy al que le hicieron una declaración de independencia y un referéndum ilegal. El diálogo, algo intrínseco a la política, mal que se empeñen algunos, se ha retomado con la Generalitat catalana, y la "mesa de negociación" acordada con Pere Aragonés han rebajado la decibelios y el estruendo en Cataluña.

La derecha liberal sigue con sus viejas recetas, bajar impuestos a las rentas más altas, que muchos confunden con las de las clases medias y trabajadoras, las que han sido asistidas por el Estado, que es quien protege, nadie más, en estas ocasiones (ese es el supuesto de la socialdemocracia). Volveremos a repetir que bajar impuestos ni redunda en la reactivación económica ni mejora los servicios públicos, que son los que te salvan la vida en ocasiones así.

Sánchez y el "sanchismo" siguen teniendo una base sólida, con un partido muy fuerte, unido (que recogió hace unos meses en un situación muy precaria y ha sido capaz de revitalizar), y un proyecto para el país. Fuera hay ruido y jauría. Incluso Pedro J., director del diario en el que escribo, y que legítimamente defiende el liberalismo económico, dice en su carta del pasado sábado: "Ni nos han expropiado nuestras propiedades, ni se han nacionalizado las empresas, ni -gracias en parte al escudo autonómico- ha habido subidas indiscriminadas de impuestos, ni se ha recrudecido el proceso secesionista catalán". Pues eso. Y todo lo anterior.