En Euskadi, el independentismo continúa con la promoción de sus ideas defendidas por un lado, con un discurso falso, realizado con la cercanía propia de las buenas personas que buscan el bien de su comunidad y, por otro, con el terrorismo dejando de lado la violencia, existiendo las acciones callejeras que no van a más porque no pueden ni les conviene porque son conscientes del rechazo social.
La mayoría de vascos no quieren la independencia porque saben perfectamente que viven en el marco adecuado para vivir mejor de lo que lo harían en una Euskadi independiente.
Cuando escuchamos sus cercanos discursos, nos podemos dar cuenta de la irrealidad de los mismos, basados en un pasado que jamás existió y en un futuro que no llegará.
Si algo demostró la barbarie terrorista, es la falsedad de sus argumentos, precisamente por ser falsos, utilizaron la imposición de las armas.
Años de poder nacionalista, no han conseguido posicionar a la mayoría de vascos a favor de la independencia.