La ultraderecha pierde fuerza en Europa que arrastrará al fascismo español al mismo destino a pesar del fascismo sociológico tan arraigado en España.
Necesitamos un país equilibrado y cercano con las necesidades sociales que deben afrontarse mediante la creación de empleo digno y de calidad con una educación que se sitúe a la vanguardia para que los hombres y mujeres del futuro sean capaces de hacer grande a España con empatía y con la seriedad que falta hoy en día.
El fascismo es oscuro y triste, un pozo sin fondo con agua turbia y helada como las mentes que adoran a dictadores y odian al pobre, inmigrante, discapacitado y en definitiva a todos aquellos que creen en la igualdad, libertad verdadera y duradera, buscando el bien común.
El orden y la ley se consigue atajando la corrupción que arrasa España y que necesita nuevas leyes y nuevos políticos que quieran lo mejor para los españoles que no deben dejarse llevar por los malos hábitos, el placer fácil y las engañosas bajadas de impuestos que falsamente promulga el Partido Popular.
España es diversa y multicultural porque su Historia así lo dice y ahí debería radicar su fuerza para que los enemigos dictatoriales internos, externos y los países competidores nos dañen.
Para lograr un país que mire por todos, el fascismo debe retroceder en las urnas, sin violencia y con el poder de la verdad y de la razón.