El mercadeo del suicidio en la campaña electoral

. EFE

He podido colaborar con distintas asociaciones de enfermos mentales, ahora parece ser que se hace un mercadeo del suicidio para ganar votos y tirarse los trastos de unos partidos a otros. Simplemente me parece de muy mal gusto y poca ayuda.

Sin duda, el suicidio es un tema del que se habla poco en los medios, se dice que para evitar el efecto llamada, sin embargo, constantemente se mencionan las mujeres asesinadas por hombres y se hace un recuento escabroso del número según pasan los meses.

El suicidio no forma parte siempre de una acción llevada a cabo por un enfermo mental, así puede estar disociado de los trastornos bipolares, de la esquizofrenia, de la ansiedad, del trastorno obsesivo compulsivo, la oligofrenia o las innumerables fobias por mencionar algunas de las enfermedades mentales.

Lo que sí es cierto, es que contantemente se dan noticias, no sólo en España, sino a lo largo del mundo entero, de atrocidades cometidas por estos enfermos, cuando el enfermo es un ser dependiente, solitario y miedoso que huye de las relaciones sociales por puro miedo.

No hay una estadística que asocie la enfermedad mental a los intentos de homicidio o asesinato en mayor número que los cometidos por personas sanas.

Como en cualquier ser humano la mente del enfermo es una manifestación del cuerpo, del cerebro como los procesos de conciencia. Hay enfermedades neurológicas asociadas al cerebro, por ejemplo, el alzheimer que tienen manifestaciones sobre la mente debidas a lesiones en el cerebro. Todas estas enfermedades son consideradas neurológicas.

Los tratamientos de la enfermedad mental tienen dos vertientes, tratamiento farmacológico, pues en el cerebro se producen procesos electroquímicos de neurotransmisores controlables por la medicación, cuestión que une esta enfermedad a la neurología y la psiquiatría; y de conducta, cuestión que une esta enfermedad a la terapia realizada por psiquiatras o psicólogos, pues el cerebro es un órgano del cuerpo plástico y lo mismo que con rehabilitación se recuperan los músculos, digamos de una pierna, lo mismo con terapia se pueden remodelar las conexiones neuronales del cerebro hacia la salud.

Nadie habla de la salud mental, nadie ha hablado durante años, siendo el enfermo un ser excluido de la sociedad, pues habría una identificación de la mente con el alma y así del enfermo se debe de huir, esta fobia al enfermo mental, esta exclusión la nota el enfermo aumentando los síntomas negativos de su enfermedad, aquellos que le llevan al aislamiento social.

¡Ya está bien del trato que reciben estos enfermos neurológicos! por parte de los medios de comunicación, sólo a través de la buena información podrán ciertas enfermedades ser comprendidas como lo es la anorexia, enfermedad terrible que se hace visible en la parte del cuerpo que se ve.

No se puede mercadear votos con el suicidio, se debe de hablar de la enfermedad mental para desdramatizarla en los medios de comunicación, explicando por expertos lo que es, para desmitificarla y desdramatizarla, acercándola no a una manifestación de la mente sólo sino al órgano del cerebro.

Sólo se podrán curar del todo estos enfermos sin son admitidos por la sociedad, y no sólo admitidos sino ayudados, pues necesitan de comprensión y consuelo.

Parece paradójico que se hable de los procesos del síndrome postraumático, la ansiedad o la depresión de los profesionales de la salud en estos momentos de la Covid-19, como si fuera el momento cero de la enfermedad mental, muchos de estos procesos son transitorios y reactivos y sin embrago se lleve siglos ignorando y señalando al enfermo mental como un ser maligno digno de cometer asesinatos como si estas acciones fueran la manifestación de la enfermedad mental y no la de un “yo” que podría “ser” presente en el cerebro de las personas sanas, mayormente las que asesinan.

El “yo” de un enfermo es en muchos aspectos saludable y en muchos casos con mayor significado de altruismo que el de muchas personas que dirigen grandes empresas o gobiernos.

Por todo esto, dramatizar con el suicido, por políticos oportunistas, me parece de la más cruel de las intenciones.

Hay que hablar del suicidio, pero les corresponde a expertos y separar los casos en que es una acción de la enfermedad mental, cerebral se diría mejor, que la acción de una persona sana llevada por la desesperación.

Empecemos a hablar de todo lo bueno que aportan los enfermos a la sociedad y la manera de quererlos e integrarlos.

No hay alma, mente es cerebro y el cerebro un órgano más del cuerpo, el “yo” son conexiones neuronales en el cerebro, lo mismo que la memoria los sentimientos o las emociones. Sentimientos y emociones de los enfermos que pueden aportar a la sociedad pues son seres humanos sanos en muchos aspectos de su mente. No son enfermos mentales, padecen una enfermedad cerebral que emerge en una parte de su mente.